Víctor Esquirol
Crítico de cine

Manuel Martín Cuenca: «El cine es una invocación de la magia. Es algo primordial»

Presentada Fuera de Competición, ‘La hija’ se ha convertido igualmente en una de las grandes atracciones de la Sección Oficial. 

El director, actores e integrantes del equipo de ‘La hija’. (Maialen ANDRES/FOKU)
El director, actores e integrantes del equipo de ‘La hija’. (Maialen ANDRES/FOKU)

Máxima expectación en la sala de prensa, pues, para recibir a su equipo, encabezado por el director Manuel Martín Cuenca, por la tripleta de actores Javier Gutiérrez, Patricia López Arnaiz e Irene Virgüez, por el músico Guille Galván y por el productor Fernando Bovaira.

El último abre fuego: «Este proyecto parte de un argumento de Félix Vidal; de una historia que un día él decide compartir con Alejandro Hernández. A partir de aquí, ya teníamos un guion. Después apareció Manuel Martín Cuenca, y entonces la película ya fue cobrando cuerpo.

Por alusiones, el director da su versión de los hechos: «Me acuerdo que para mí esta aventura nació precisamente aquí, en Zinemaldia, durante la presentación de ‘El autor’. Al principio, ‘La hija’ era un producto muy de género. De este embrión me interesaba mucho el aspecto de la ambigüedad moral, a partir de aquí, siento que me lo fui llevando más hacia mi propio terreno. No solo a Andalucía, sino también hacia mis inquietudes temáticas».

Preguntado sobre la selección del elenco actoral (claramente unos de los principales activos del conjunto), Manuel Martín Cuenca responde: «Con Javier [Gutiérrez] no teníamos ninguna duda: sabíamos que sería perfecto en el papel de este hombre común, afable, que debido a las circunstancias puede cruzar todas las líneas. Con Patricia [López Arnaiz] hicimos una prueba que supuso un viaje muy bonito. Nos encantó. Irene [Virgüez] surgió después de un largo proceso de casting. Cuando por fin dimos con ella, tampoco nos quedó ninguna duda».

Javier Gutiérrez aprovecha para hablar de su oficio y de su experiencia: «El mentir bien forma parte de la dirección de actores. Con Manuel siempre hay mucho trabajo previo al rodaje. Le encanta improvisar, pero también controlar mucho; sentir que cuando llega la hora de la verdad ya están los deberes hechos. Para él, el guion es como un mapa que hay que seguir, que hay que interpretar; siempre consigue que la interpretación se convierta en un juego».

El cineasta andaluz vuelve a la carga: «Los parajes de Jaén estuvieron siempre en el espíritu de ‘La hija’. La Sierra de Segura es un lugar mítico, y yo siento una gran conexión él. Se trata de un territorio muy desconocido, pero muy especial. Me reuní con el equipo y les convencí de que íbamos a acabar de plasmar esta historia teniendo este lugar muy en mente. Quería que la geografía y el espacio hablaran, que fueran otro personaje de la trama».

¿Y cómo habla la película? Martín Cuenca sigue: «Queríamos hacer algo muy primordial, algo que pudiera haber ocurrido hace 15.000 años, en una cueva. Queríamos zambullirnos en una historia que, entre otras cosas, dejara claro que la naturaleza no es justa o injusta: es lo que es. En este sentido, queríamos preguntarnos si para reparar una injusticia se puede cometer otra».

Javier Gutiérrez vuelve a tomar la palabra: «En esta línea, la película habla también sobre si se puede reparar el dolor infringiéndolo a otro. En nombre del amor se pueden cometer atrocidades».

El director retoma la palabra: «Quería llevar la película al primitivismo… después, de manera inconsciente, esta a lo mejor decide ir por los caminos del thriller, pero esto es algo que en un principio no me planteé. Para mí el cine es, al fin y al cabo, una convocatoria de la magia, de las energías. Es algo primordial».

Preguntamos a Guille Galván, de Vetusta Morla, sobre su labor como compositor de la banda sonora: «Manuel vino a nosotros y nos dijo que le encantaban nuestras canciones, pero que lo que quería para su película era nuestras bases musicales. Nos propusimos hacer una música que literalmente surgiera de la propia historia. En vez de usar instrumentos, trabajamos con las pistas de audio, que nos ofrecían los técnicos de sonido. Convertimos el ruido del viento, de las gotas de agua, de los motores, de todo lo que estaba en escena, en esa base que terminaría siendo la banda sonora».

Preguntado sobre ‘Reina de las trincheras’, la canción de cuna que preside prácticamente todo el relato, aclara: «Queríamos crear una canción que la gente creyera que realmente que existía, que estaba arraigada en cierta tradición popular».