Martxelo Diaz
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad

La primera huelga de mujeres en Euskal Herria fue veinte años antes del primer 8 de Marzo

La primera huelga de mujeres en Euskal Herria tuvo lugar un 8 de marzo de 1889, veinte años antes de que esta jornada se declarara Día Internacional de la Mujer Trabajadora. La protagonizaron las cigarreras de Bilbo para denunciar que querían empeorar sus ya penosas condiciones laborales.

Cigarreras de la fábrica de Bilbo. (AUTOR ANÓNIMO/TXALAPARTA)
Cigarreras de la fábrica de Bilbo. (AUTOR ANÓNIMO/TXALAPARTA)

La primera huelga de mujeres en Euskal Herria tuvo lugar un 8 de marzo de 1889, veinte años antes de que esta jornada se declarara Día Internacional de la Mujer Trabajadora en la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas que se reunió en Copenhague tras aprobar la propuesta de Clara Zetkin. Así lo recogen las historiadoras navarras Ana y Rosa Iziz Elarre en el tercer tomo de la ‘Historia de las mujeres en Euskal Herria’ que ha editado Txalaparta.

Fueron las cigarreras de Bilbo las que protagonizaron esta primera huelga de mujeres en Euskal Herria. Aunque su situación era mejor que la de otras mujeres, no tenían días de fiesta ni vacaciones, trabajaban a destajo todos los días. Tenían que producir 34.000 cigarrillos cada quince días. La limpieza de la fábrica, situada en Santutxu, recaía sobre las trabajadoras y tenían que pagar a escote a las barrenderas sacándole de su escaso sueldo.

En este contexto, la Compañía Arrendataria de Tabacos, en noviembre de 1888, decidió aumentar el horario hasta las diez de la noche, cuando hasta entonces la jornada terminaba a las ocho. Pese a las protestas, la empresa, en febrero de 1889, amplió el horario hasta las once de la noche. La medida provocaba graves problemas en lo que hoy se llama conciliación, ya que estas mujeres, además del extenuador trabajo, tenían que atender a sus hijos. Además, tenían que recorrer largas distancias para acudir a sus domicilios. Todo ello sin que el aumento de horas supusiera un aumento del sueldo. Todo lo contrario, ya que les obligaban a pagar el alumbrado de las mesas en las horas nocturnas. A quienes faltasen «sin causa justificada» les castigaban con ocho días de suspensión laboral. El aumento de horas se debía al incremento del número de cigarros que tenían que elaborar.

Ante artículos en la prensa denunciando la situación de las trabajadoras, la empresa respondió el 15 de febrero al periódico ‘El Noticiario Bilbaíno’ señalando que las cigarreras «jamás han mostrado desagrado por el trabajo ni creemos que lo mostrarán, pues ni tienen motivo para ello, ni están dispuestas a seguir por los malos caminos que tratan de dirigirlas algunas personas mal avenidas con sus intereses; porque saben que se deben a sí mismas y a sus hijos y por nada ni por nadie quebrantarán la disciplina y se expondrán a perder el pan de aquellos».

El 8 de marzo estalló la huelga. Pese a lo que decía la empresa, parece que sí había malestar. Las trabajadoras se amotinaron y acorralaron al director, que se tiró desde la ventana del segundo piso. Solamente se dislocó el tobillo. Los carabineros llegaron a la fábrica y entraron con la bayoneta calada, pero no pudieron con las cigarreras. Según el relato de ‘El Noticiario Bilbaíno’ el detonante de la huelga fue que el administrador había rechazado los puros y los cigarrillos que habían elaborado, destrozándolos delante de las trabajadoras. Las trabajadoras llevaban días quejándose de que además de aumentarles el cupo de cigarros que debían elaborar y del incremento de horas, la mala calidad del papel que les daban para liarlos les impedía realizar la labor a la velocidad adecuada. Los fumadores apoyaban a las huelguistas y decían que los cigarros que salían de la fábrica de Santutxu eran «más malos que el demonio».

Durante la huelga, la fábrica estuvo cerrada una semana y las cigarreras se reunieron con el gobernador civil tras acudir en manifestación a su despacho. La empresa se vio obligada a aceptar las demandas de las trabajadoras. La otra cara de la moneda fue que de las que tuvieron una participación destacada en la protesta fueron despedidas.