Iñaki  Iriondo
Cronista político

Rodolfo Ares, el controlador de la sala de máquinas del PSE-PSOE

Rodolfo Ares, en una sesión del Parlamento de Gasteiz. (Jaizki FONTANEDA/FOKU)
Rodolfo Ares, en una sesión del Parlamento de Gasteiz. (Jaizki FONTANEDA/FOKU)

Rodolfo Ares dejó la primera línea de la política en mayo de 2016 y en los últimos días ha reaparecido en las fotografías de los periódicos en el funeral de Joseba Arregi y en el homenaje póstumo a Mikel Unzalu. Fue el «número 2» del partido desde 1995 a la sombra de Ramón Jáuregui, Nicolás Redondo y Patxi López, hasta que en 2009 dejó la Secretaría de Organización del PSE para pasar a ser también «número 2» de Patxi López en Ajuria Enea y consejero de Interior. En esa condición llegó a la Conferencia Internacional de Aiete de 2011.

Junto a Jesús Eguiguren participó en distintas fases de conversaciones con dirigentes de la izquierda abertzale, en ocasiones con la presencia también de burukides del PNV. Mientras Jesús Eguiguren, presidente entonces del PSE, tiene un bagaje teórico de búsqueda de «arreglos» al conflicto político que se vive en Euskal Herria, la función de Rodolfo Ares en estos contactos más parecía ser la de ejercer de «controller» de la ortodoxia marcada por el PSOE, la larga mano de Alfredo Pérez Rubalcaba para evitar desvaríos de su compañero de tándem.

Su carrera institucional comenzó en 1983 como concejal del ayuntamiento de Bilbo y siguió como diputado foral, parlamentario y, finalmente, consejero de Interior. Pero su verdadero papel ha sido el de controlar y manejar desde dentro el aparato del PSE

Rodolfo Ares nació en una pequeña localidad de Ourense en 1954. Su familia se trasladó al barrio bilbaino de Otxarkoaga cuando era niño. Se afilió a UGT y PSE en 1977. Su carrera institucional comenzó en 1983 como concejal del ayuntamiento de Bilbo y siguió como diputado foral, parlamentario y, finalmente, consejero de Interior. Pero su verdadero papel ha sido el de controlar y manejar desde dentro el aparato del PSE.

Como secretario de Organización, Rodolfo Ares acompañó al entonces secretario general, Patxi López, a la reunión pública que el 6 de julio de 2006 el PSE mantuvo en un hotel donostiarra con los dirigentes de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi, Rufi Etxeberria y Olatz Dañobeitia, en un momento en el que Batasuna estaba ilegalizada. Esta cita, que fue larga y cuidadosamente preparada hasta en la forma en la que se anunció, supuso que todos los participantes acabaran siendo encausados por el TSJPV, junto al lehendakari Juan José Ibarretxe, que también había mantenido encuentros con los ilegalizados. Se les acusaba de desobediencia. Finalmente, con los imputados ya en la sala de vistas, el caso acabó siendo archivado.

De Loiola a Cabacas

Estuvo también en los encuentros de Loiola, lo que dio lugar a la anécdota de que cuando se filtró que las reuniones tenían lugar en Elizondo, se supo que Rodolfo Ares ni siquiera sabía dónde estaba esa localidad navarra. Parece una tontería pero resulta descriptivo del conocimiento del país que tenían algunos de los interlocutores. Y eso que Rodolfo Ares pasaba por ser una persona extraordinariamente bien informada, probablemente más en cuestiones subterráneas que geográficas.

Al menos en sus gestos públicos, ni el PSOE ni el PSE fueron entusiastas de la Conferencia Internacional de Aiete, organizada por Lokarri y otras organizaciones en octubre de 2011, aunque finalmente acudieron Jesús Eguiguren y Carlos Totorika, a quien no es difícil atribuir el papel de controlador de su pareja que antes había representado el propio Rodolfo Ares.

El Gobierno de Lakua no reconoció ninguna participación y, de hecho, el lehendakari, Patxi López estaba de visita en EEUU cuando grandes mandatarios internacionales se reunían en Donostia en un acto que contribuyó decisivamente al cambio de la historia de Euskal Herria. Ante las críticas por ese viaje, Rodolfo Ares defendió al lehendakari asegurando que se encontraba en EEUU defendiendo los «intereses del país» y no «propuestas partidarias como su antecesor». Además, añadió que Patxi López trabajaba todos los días desde Euskal Herria, desde Estados Unidos «o desde donde esté para acabar con el terrorismo y consolidar la paz y la libertad».

Pese a no querer participar en la Conferencia, a petición de Lokarri el consejero de Interior accedió a mantener un encuentro con el ex secretario general de la ONU Kofi Annan. De la cita trascendió que le entregó una copia del plan de paz expuesto por Patxi López días antes en el Pleno parlamentario de Política General de 2011. Tras su finalización y ante el comunicado leído por los mandatarios internacionales que lideraron la cita, Rodolfo Ares afirmó que «el final de ETA no llegará gracias a una conferencia de tres horas, por lo que la hoja de ruta del Gobierno Vasco para lograr la paz seguirá siendo el plan que presentó el lehendakari».

Rodolfo Ares, que arrancó su mandato como consejero de Interior ordenando a la Ertzaintza la retirada del espacio público de todo tipo de imágenes de presos políticos vascos y mandó a los tribunales a quienes denunciaron torturas de ertzainas, lo acabó marcado por la muerte del aficionado del Athletic Iñigo Cabacas por un pelotazo de goma de la Policía autonómica. Primero trató de buscar excusas y mintió para desviar la atención, y nunca mostró empatía con la familia del fallecido.