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Johannesburgo

El ANC cosecha su peor resultado electoral, con menos del 50% en las municipales de Sudáfrica

El Congreso Nacional Africano (ANC), en el poder desde el fin del apartheid en Sudáfrica, ha registrado en las elecciones municipales su peor respaldo electoral, cayendo por primera vez por debajo del 50%, según los resultados oficiales anunciados este jueves.

Un hombre envuelto en un gran pañuelo con una foto del presidente de Sudáfrica y líder del ANC, Cyril Ramaphosa, frente a un colegio electoral el pasado lunes. (Rodger BOSCH/AFP)
Un hombre envuelto en un gran pañuelo con una foto del presidente de Sudáfrica y líder del ANC, Cyril Ramaphosa, frente a un colegio electoral el pasado lunes. (Rodger BOSCH/AFP)

El Congreso Nacional Africano (ANC por sus siglas en inglés) ha obtenido el 46,04% de los votos en los comicios locales del pasado lunes, según la comisión electoral, el peor resultado para el histórico partido de Nelson Mandela, que había ganado los escrutinios de todo tipo por mayoría absoluta desde las primeras elecciones democráticas de 1994.

Durante 27 años, esta formación centenaria, fundada en 1912, había contado en cada cita electoral con los votos emitidos por lealtad al movimiento de liberación. Pero en los últimos años se ha enfrentado a la desilusión de una población que afronta un desempleo récord (34,4%) y está disgustada por los múltiples escándalos de corrupción que involucran a altos funcionarios del partido, incluido el expresidente Jacob Zuma (2009-2018).

«La gente está decepcionada con el ANC», ha asumido el partido en un comunicado, asegurando haber recibido el mensaje alto y claro.

Campaña puerta a puerta del presidente

A lo largo de la campaña, el actual presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, que también es el jefe del partido, se disculpó por los «errores» pasados, hizo promesas para el futuro y se comprometió a «limpiar el partido», sin mucho éxito hasta ahora.

En estas elecciones, un test antes de las presidenciales de 2024, el propio jefe del Estado fue de puerta en puerta para solicitar el voto.

«No estamos acabados políticamente», ha insistido ante la prensa el responsable electoral del partido y ministro de Transporte, Fikile Mbalula. Pero cada vez son menos los militantes que ven correr por sus venas «una sangre negra, dorada y verde», los colores del ANC.

Dando la espalda a las urnas



Una gran parte de los enojados simplemente dieron la espalda a las urnas. La participación fue baja: solo el 47% de los 26,2 millones de personas inscritas acudieron a elegir los representantes de unos 250 municipios.

Y para la generación más joven de votantes, que ha crecido mientras se aireaban los trapos sucios del partido, el ANC es sinónimo de corrupción y descuido. Años de mala gestión también han dejado los servicios públicos abandonados en un país donde la vida diaria está plagada de cortes de electricidad y agua.

En julio pasado, se vivió una ola de disturbios y saqueos en Johannesburgo y en la provincia de Kwazulu-Natal (este), que dejó más de 350 muertos. Inicialmente desencadenada por el encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma, condenado por desacato a la justicia, esta violencia también fue una señal de un clima social y económico tenso.

No obstante, la jornada electoral del lunes se llevó a cabo sin mayores incidentes, después de que se hubiera llamado al Ejército para reforzar a la Policía.

La oposición continúa fragmentada

El politólogo William Gumede considera que se ha cruzado «una barrera sicológica» que marca el final de la era de dominio absoluto del ANC. Sin esa mayoría, el partido tendrá que decidir formar coaliciones con una oposición que se mantiene fracturada.

La Alianza Democrática (DA), principal partido de la oposición, también perdió puntos en comparación con las elecciones locales de 2016, al quedarse en el 21,83% frente al 26,9% de hace cinco años, y los radicales Combatientes por la Libertad (Freedom Fighters, EFF) se han estancado en torno al 10%.

En el juego de las alianzas, ActionSA, un partido joven de tendencia más bien liberal y populista, que aborda la inmigración sin complejos –cayendo en la xenofobia, según sus detractores–, podría convertirse en el hacedor de reyes. Este movimiento creado hace un año por un millonario negro, Herman Mashaba, ha ganado terreno en grandes ciudades como Johannesburgo.