Ainara Lertxundi
GARAren edizio taldeko kidea / Miembro del equipo de edición de GARA

República Centroafricana, donde uno cada cada diez niños no cumplirá los cinco años

«Ser niño en República Centroafricana (RCA) es una condena. Nacer niña es una doble condena. Uno de cada diez niños no llegará a los cinco años. Fallecerá de paludismo, malaria, diarrea…», ha advertido Fran Equiza, representante de Unicef en el país africano, en un encuentro con los medios.

Fran Equiza llegó a República Centroafricana hace algo más de un año tras haber sido  representante de Unicef en Siria y Mali. (UNICEF)
Fran Equiza llegó a República Centroafricana hace algo más de un año tras haber sido representante de Unicef en Siria y Mali. (UNICEF)

«Sé que la República Centroafricana no es el país más sexy del mundo para escribir o hablar sobre él en radio o televisión. Esto lo dice alguien que ha vivido tres años en Siria y que todos los días desayunaba con los titulares del ‘New York Times’, ‘The Guardian’. Eso también ha supuesto un gran cambio personal, de tener a todos los medios, a no tener ninguno. Pero estamos ante una realidad que no por ser no vista, debemos olvidar. Los niños y niñas, sin importar dónde estén, deben ser parte de nuestra reflexión», remarca el representante de Unicef en el país africano Fran Equiza.

Equiza arroja datos escalofriantes de la realidad centroafricana. Con una población de cinco millones de personas, solo tiene 900 kilómetros de carretera asfaltada –«de los cuales hay más agujeros que asfalto»–. Este dato es aún más significativo teniendo en cuenta que el 60% de la población vive en áreas rurales por lo que el acceso a servicios es «muy caro y complicado. Hay zonas a las que solo podemos acceder en helicóptero o en barca. Esta última opción no es del todo factible porque para meterse en algunos de esos ríos hay que tener mucho coraje».

A nivel logístico, resalta, «los retos son muy grandes. Estamos hablando de cinco millones de personas en una extensión geográfica más grande que Francia y Bélgica juntos, de 680.000 kilómetros cuadrados. A esto se suman las dinámicas propias del conflicto; hoy puedes pasar a una zona, mañana no. Tienes que negociar con cada comandante o grupo armado el acceso. Todo esto encarece mucho los programas de ayuda».

Entre los tres países con mayor necesidad de ayuda humanitaria

Subraya que los tres países del mundo con mayor necesidad de ayuda humanitaria actualmente son Yemen, Siria y la RCA: «Estamos hablando de un país subfinanciado en el que la tasa de vacunación es muy baja; solo entre un 50 y un 60% de los centros de salud tienen garantizada la cadena de frío para las vacunas. El sistema sanitario es muy frágil».

«En términos de educación –continúa–, únicamente el 40% de las mujeres y el 60% de los hombres saben leer y escribir. Y no hay un solo niño o niña que viva en zonas rurales que vaya a Secundaria. En los últimos meses, centenares de escuelas han estado cerradas por miedo al conflicto y por el covid. Recuerdo una conversación con una mamá en el sureste del país. Le pregunté si llevaba a los niños al colegio. Le dije que les íbamos a proporcionar los materiales que les habían robado. Esto fue lo que me respondió: ‘Señor, ¿usted me garantiza que si yo llevo a los niños a la escuela van a volver por la tarde?’. El temor de los padres a que llegue un grupo armado y ataque la escuela o bloquee la ruta ha hecho que durante meses miles de niños no hayan ido a la escuela, ya no por covid, sino por miedo a que no vuelvan».

En cuanto a la movilidad, solo el 1,3% de la población tiene acceso a un vehículo. «Desplazarse, por tanto, es muy complicado lo que repercute en el acceso a la salud porque el 50% de población vive a más de siete kilómetros o a diez de un centro de salud. Si una madre con tres o cuatro hijos –generalmente son ellas las que se encargan de los niños porque los padres o no están o no se les espera– tiene a uno de ellos enfermo con fiebre no lo lleva hasta que está muy mal y cuando lo hace ya es demasiado tarde», explica.

El representante de Unicef incide en que en términos de protección de los derechos de los niñas y niñas, República Centroafricana es «uno de los peores países del mundo. Somos el segundo país del mundo por la cola en desarrollo humano, en supervivencia de los niños al nacer, es también el peor país del mundo para una mujer para dar a luz. La violencia contra los niños y niñas está totalmente naturalizada, el 98% de los menores ha sufrido algún tipo de violencia; desde ser reclutado por un grupo armado hasta ser abofeteado en casa o en el colegio por responder mal a una pregunta. Nacer en la República Centroafricana es una condena, y hacerlo niña a es una doble condena».

Equiza, en República Centroafricana. (UNICEF)

Destaca que uno de cada diez niños no cumplirá los cinco años y fallecerá seguramente por «causas prevenibles. Estoy hablando de paludismo, malaria, de enfermedades respiratorias básicas, de diarreas producidas por bacterias en la comida o en el agua, de sarampión. Estas enfermedades se pueden solucionar fácilmente con un coste absolutamente ridículo. La malnutrición, salvo que sea una situación de hambruna, con buenas prácticas se puede solucionar, el sarampión como la polio es una vacuna, tratar a un niño con paludismo cuesta menos de un dólar. Lo mismo para los casos de diarrea».

Pone también el foco en el incremento exponencial de la violencia sexual contra niñas y mujeres. «Todas las partes en conflicto tienen el vicio horroroso de utilizar a las mujeres como botín de guerra. Estoy seguro de que los datos que tenemos son solo la punta del iceberg porque hay muchos casos que no se denuncian», afirma.

2,5 violaciones de derechos humanos al día

Otro de los fenómenos que están observando es un incremento de explosivos sin detonar en el noreste del país. «Al día se producen 2,5 violaciones de derechos humanos en el país; ejecuciones sumarias, detenciones arbitrarias... En mi teléfono a diario recibo alertas de dos muertos aquí, tres allá. Desde las elecciones de 2020, el contexto político se ha deteriorado enormemente y con ello la seguridad. En desplazamiento ha aumentado, ya estamos peor que en 2014 cuando el país vivió un pico. Uno de cada cinco centroafricanos, casi 1,3 millones de personas, viven fuera de sus hogares, bien como desplazados internos o como refugiados en países vecinos–. El desplazamiento implica interrupción de las escuelas, vulnerabilidad para la malnutrición, menos posibilidades para acceder a la salud porque se refugian en zonas boscosas y desprotección. Los niños y niñas quedan más expuestos al reclutamiento, si bien hemos conseguido sacar a muchos de ellos de los grupos armados».

Los desplazados recalan en poblaciones de acogida, otras en campamentos formales y otras, «lo más preocupante», «en mitad de la nada». «Llegar a ellos es muy difícil», indica Equiza, que cita el «miedo» como principal factor de desplazamiento en RCA. Miedo «a lo que se ha visto o a lo que puede pasar» y que deriva de las acciones de todas las partes, tanto Gobierno como grupos rebeldes.

Equiza indica que salud y nutrición son los ejes de la actuación de Unicef en el país, porque el 40% de los niños de menos de cinco años sufren de desnutrición crónica. Una de las prioridades actualmente es, según ha explicado, «extender la cadena de frío y las vacunas sigan llegando. Cuando el covid estaba en su máximo punto, muchos países paralizaron la vacunación contra el sarampión, en la República Centroafricana nunca paramos y eso es un pequeño motivo de orgullo para nosotros».

El objetivo para este año que «aún no ha terminado es ayudar a un millón de niños y niñas» para lo que Unicef necesita 57 millones de euros.