Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

De guarda forestal a influyente escritor

‘LA VIDA SECRETA DE LOS ÁRBOLES’
Alemania. 2020. 101’. Tít. Orig.: ‘Das geheime leben dar bäume’. Dtor.: Jörg Adolph y Jan Haft. Guion: Jörg Adolph, sobre el libro de Peter Wohlleben. Prod.: Friedrich Oekter. Int.: Peter Wohlleben, Achim Bogdahn, Markus Lanz, Hubertus Meyer-Burckhardt.

Observando la vida de los árboles en los bosques alemanes. (NAIZ)
Observando la vida de los árboles en los bosques alemanes. (NAIZ)

Las cuantiosas ventas alcanzadas por el libro de Peter Wohlleben son un claro exponente del potencial del ecologismo alemán, trasladable a la influencia política de una formación parlamentaria como Alianza 90/Los Verdes, todo ello como directa consecuencia de la tradición de un estado que no olvida su pasado boscoso, cuando el 80% de su superficie lo ocupaban los árboles.

Wohlleben cree firmemente en la recuperación del espacio verde, porque la naturaleza resiste y se regenera, siempre y cuando la intervención humana no acabe con el proceso de la tierra y su vida vegetal.

Pero también advierte, tanto en el texto escrito como en las imágenes del documental homónimo, que la repoblación es posible si se hace respetando el ecosistema, y por eso se muestra contrario a la tala con herramientas mecánicas, y aconseja que se haga con hachas o sierras manuales y transportando los troncos con carros de tracción animal, para que así los especímenes no sufran el impacto contaminante. Habla con el derecho que le confiere su experiencia de guarda forestal.

La realización de los documentalistas Jörg Adolph y Jan Haft ‘La vida secreta de los árboles’ (2021) se sustenta narrativamente en el concepto del tiempo que, según el autor, en el bosque es totalmente diferente al de las sociedades humanas.

Su revolucionaria teoría basa la comunicación entre árboles en ese desarrollo temporal mucho más lento, que resulta más ilustrativo desde la estadística cuando se recuerda que los bosques existen hace 300 millones de años, nada comparado con los 300.000 de la humanidad o los apenas 300 de la profesión de guarda forestal.

Son capaces, en efecto, de comunicarse entre sí, de establecer vínculos y de crear un microclima para oxigenarse. Se protegen en grupo, se organizan gracias a las raíces, que les sirven para orientarse además de para alimentarse.