Iker Fidalgo
Crítico de arte

Papel y tinta

La expresión artística es inherente al ser humano. Siempre hemos sentido la necesidad de representar lo que vemos, como una manera de entender o explicar el mundo que nos rodea. Esto nos hace entonces ser capaces de poner en diálogo tres elementos bien diferenciados: lo que queremos representar, la herramienta y el soporte. De esta triada surge la explicación más básica de la creación y a partir de ahí comienzan a entrar en juego el resto de factores. Obviamente no todo el arte pretende ser una copia de la realidad. Al final se trata de trabajar desde una posición de lo simbólico y de lo poético. Crear objetos artísticos que por sí solos no tienen sentido si no existe una mirada que los active, los lea o los viva. Es por eso que la producción de arte es en cierta medida un campo intermedio entre la comunicación, la creación de relaciones o la expresión propia y su vigencia es indiscutible.

El trabajo gráfico es el ejemplo perfecto de esta introducción. De la conjunción del papel con pinceles, grafitos o lapiceros surgen resultados infinitos que nunca se agotan. A pesar de la explosión de lo digital, el dibujo se reivindica como una disciplina que no caduca. Si bien ha necesitado readaptarse y reclamar su lugar en el mundo de la imagen inmediata y el consumo rápido, sigue siendo punto de partida para muchas de las formas de arte que encontramos en nuestro día a día. Quizás es porque de alguna manera nos conecta con un origen. Con una forma de estar en nuestra vida que ya practicamos desde la niñez: imaginar sobre un papel que nuestro garabato se parece a la vida.

La Galería Arteko de Donostia presentó el pasado 10 de septiembre una exposición doble a cargo de Ángel Peris (Valencia, 1993) y Jaime de los Ríos (Donostia, 1982). No podría decirse que se trata de una muestra colectiva, pues cada uno de los artistas está expuesto en uno de los extremos de la sala y sin aparente diálogo entre sus piezas. Sin embargo, existen relaciones que los conectan, como espacios de contacto donde de repente se tocan, sin abandonar su posición propia. Es por eso que la galería localizada en el barrio de Gros mantiene también un título doble para este proyecto, ‘Ríos de tinta y siluetas de algoritmos’. El primero de ellos corresponde a Ángel Peris. Un trabajo delicado, sensible y minucioso resultante de la relación que el artista mantiene con China y con su tradición. Paisajes en blanco y negro y collages trabajados con una técnica de ensamblado a través del agujereo de los materiales.

Las piezas adquieren dimensiones escultóricas, pues habitan la sala más allá de las paredes. Tanto es así que el espacio central posee una arquitectura efímera realizada en papel. Una suerte de elemento hinchable que permanece erguido gracias a la acción del aire y que el artista ha ido trabajando por dentro con motivos realizados en tinta. Por su parte, de los Ríos expone un trabajo que vincula la creación algorítmica y resultados de corte pictórico. Ambas propuestas podrán visitarse hasta el 19 de noviembre.

Eduardo Chillida (Donostia, 1924-2002) es el protagonista de la exposición que tiene lugar en la galería Carreras Múgica de Bilbo y que lleva como título ‘Gravitaciones’. Hasta el 7 de diciembre podremos acercanos a esta colección de 9 piezas realizadas entre 1985 y 1995, en las que el escultor donostiarra experimenta con el papel y la creación de espacios a través de la superposición. Fragmentos que se entrecruzan y elevan y que la tinta ayuda a destacar y organizar. Creaciones casi escultóricas o de bajo relieve que habitan la bidimensionalidad desde un anhelo espacial.