Daniel Galvalizi

Miedo a una deriva autoritaria de Kast y al retroceso de derechos

Ciudadanos de Chile residentes en Euskal Herria, Catalunya y Madrid votarán mañana en los consulados. GARA ha hablado con ellos, que coinciden en el temor a que los graduales avances sociales conseguidos se vean desterrados ante una victoria de la ultraderecha.

Partidarios de Gabriel Boric, en un acto en Santiago de Chile. (Martin BERNETTI/AFP)
Partidarios de Gabriel Boric, en un acto en Santiago de Chile. (Martin BERNETTI/AFP)

La sociedad chilena tiene mañana ante sí un camino con dos bifurcaciones bien claras, tal vez las más diferentes desde aquel referéndum sobre el fin de la dictadura de Augusto Pinochet en 1988. Hay dos Chiles muy distintos por venir: el de Gabriel Boric (Apruebo Dignidad, izquierda) o el de José Antonio Kast (Partido Republicano, extrema derecha).

En medio de un proceso constituyente tras el estallido social de 2019 que impulsó un período de reformas políticas y la implosión de varios partidos, muchos chilenos ven absortos cómo, sin estar muy previsto, la ultraderecha ha logrado hacerse con uno de los dos lugares en el balotaje y tener posibilidades ciertas de convertirse en el Jair Bolsonaro de Chile.

«Estoy ansioso más que preocupado», asegura Juan Esteban a GARA. Este actor y cineasta de 29 años vive en Lekeitio con su pareja y viajará especialmente a Madrid para votar en el consulado. Ya lo hizo en los comicios de noviembre, con el esfuerzo de tiempo y dinero que implica hacer esos 440 kilómetros que separan la localidad vizcaina de la capital del Estado español.

Consternado por «el discurso de odio de Kast, que estuvo presente en todos sus años como diputado», afirma que no le sorprende tanto su ascenso porque ya vio lo que ocurrió con Donald Trump y Bolsonaro y porque, según señala, «Chile es un país que siempre se ha marcado bastante hacia la derecha, ya que, como en España, no hay una reparación sobre la dictadura y las violaciones a los derechos humanos. No pasó lo que pasó en Argentina, que está al lado y ahí todos los sectores condenan esa violencia».

«El hermano mala onda»

Además, cree que demasiados compatriotas suyos «le tienen más miedo al comunismo que al fascismo gracias a la construcción de los medios de comunicación. No dicen que Kast es de ultraderecha, no se lo nombra así, se le dice candidato tal y nada más. La prensa es cómplice de su lavado de imagen».

Esta elección es la primera vez que vota fuera de Chile, pero lo hará debido a que «es una situación muy especial porque es un país muy presidencialista y hasta que no se apruebe la nueva Constitución lo seguirá siendo. El presidente tiene mucho poder». Y añade: «Me niego a creer que la chilena es una sociedad fascista. En Latinoamérica nos ven como el hermano mala onda, el facha, y no me resigno a que es así. He convencido a varios amigos de que vayan a votar al consulado y me pone contento, porque en Chile la participación suele ser baja».

Desde Barcelona, donde vive hace más de 15 años, Mariana responde a GARA con énfasis: «Momento particular, no, ¡muy crítico!». Esta gestora cultural de 40 años ve preocupante que Kast «tenga tanto apoyo, sobre todo en un país con tanta pobreza y desigualdad. Donde más está calando ese discurso es en los sectores más bajos, increíble».

«Kast es racista, xenófobo, machista...tiene todos los ‘ismos’ malos posibles. Sería muy nocivo que finalmente ganara. Y creo que el apoyo que tiene es por la terrible educación que hay allí y porque la gente no desarrolla pensamiento crítico, no entiende lo que son los populismos. La educación pública es una eterna deuda de todos los Gobiernos», recalca.
Mariana votará en el consulado de la capital catalana, uno de los tres que hay en el Estado (el otro es Málaga). Como mujer, le preocupa que pueda haber «retrocesos con los pequeños avances que hubo» hasta ahora y teme que con Kast «sea como un volver diez años atrás». Por supuesto, derechos como el aborto voluntario (en Sudamérica sólo legales en Uruguay y Argentina) lo ve como algo que deberá esperar mucho más con la ultraderecha volviendo a La Moneda.

Tampoco está entusiasmada con Boric, a quien ve «no del todo preparado» para ser presidente del Gobierno. Cree que entre las dos propuestas no hay duda, aunque la situación de «gran polarización» de la sociedad chilena será una hipoteca: «Gane quien gane, habrá conflicto, están todos muy divididos».
Respecto a si esto le aleja de la idea de volver a Chile, Mariana dice que es algo que no tiene pensado pero que le preocupa que «asuma el Gobierno un heredero de Pinochet, el resurgir del discurso del odio y un pueblo chileno que ya sufre mucha desigualdad, la tenga aún peor».

Algo similar opina Raúl, un camarero de 35 años que vive en la zona sur de Madrid. Llegó al Estado español tras probar suerte en Nueva Zelanda. Él será vocal de mesa electoral en el consulado, de hecho. «Estoy muy preocupado, porque... hablemos las cosas como son. Kast es el candidato pinochetista, por donde lo veas. Kast es instaurar lo mismo, pero modernizándolo».

Dice haberse quedado «un poquito helado» con los resultados de noviembre y asegura que no piensa volver a un Chile con Kast. «Soy gay y siento que me saldrán con un hacha, ya hay un crecimiento de delitos homófobos y creo que es por el discurso del odio. Allí, en Chile, aún hay restaurantes que echan a los clientes si son del mismo sexo y realizan una muestra de afecto. Y Kast ya dijo que no está de acuerdo con el matrimonio igualitario».

Raúl teme una «deriva autoritaria» y lamenta que los partidos de izquierda estén «tan divididos y peleándose unos con otros». Mañana votará y espera que Chile no se sume a la ya larga lista de países con Gobiernos de extrema derecha.