«Falta personal», y no estamos hablando de baloncesto
Falta gente para atender el teléfono, faltan enfermeras y faltan médicos. Esta es la principal demanda de las personas que trabajan en la Atención Primaria de Osakidetza, al borde del precipicio antes de la pandemia y absolutamente desbordadas desde la aparición del covid-19.

Este mediodía se han celebrado concentraciones ante los centros de salud de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa para denunciar la precaria situación de la Atención Primaria, y NAIZ se ha acercado hasta las puertas del ambulatorio de Amara Berri, en Donostia, para recoger el punto de vista de profesionales y usuarios.
«Llevamos años denunciando que la situación en Atención Primaria es muy mala. En 2019 ya hicimos tres días de huelga. Osakidetza puso encima de la mesa un plan estratégico que era incorrecto e insuficiente. La situación es insostenible y la plantilla está al límite física, síquica y emocionalmente», resumía Pilar Mendia, secretaria general en Gipuzkoa del sindicato de enfermería Satse.
«Llevamos veintidós meses de pandemia y nos encontramos con una sanidad totalmente diezmada, con una temporalidad del 60%. El trabajo de los equipos de rastreo ha caído en Atención Primaria, igualmente la vacunación. Cualquier ciudadano o ciudadana puede llamar por teléfono y comprobar que las líneas están saturadas, igual que las agendas o los mostradores», añadía.
«Faltan recursos humanos, hay mucha carga de trabajo y estamos pocas personas, tanto en administración como enfermeras o médicos», corroboraba una doctora del ambulatorio de Amara Berri, que prefiere que su nombre no aparezca publicado.
«Hora y media en la cola»
«No se trata solo del covid, hay que atender a los enfermos crónicos, hay que ir a los domicilios para ver a los pacientes… Y los pacientes tienen que pedir cita, pero por la web no pueden pedir consulta presencial porque hay que hacer un triaje, y al final tienen grandes dificultades para acceder a su médico o a su enfermera. Porque vienen aquí e igual se pasan hora y media en la cola», explicaba.
La mayoría de sus compañeras declinaba la invitación a participar en la charla. «Lo que hay que decir ya está dicho», argumentaban.
Un usuario de este centro apuntaba que «durante meses la máquina que reparte los tickets para las diferentes ventanillas ha estado estropeada y sin reparar. La gente no podía esperar sentada, tenía que estar de pie en la cola. Si tienes 20 o 30 años aún, pero con 70 años estate una hora de pie y quieto. Peor que en cualquier pescadería del barrio».
Una de las enfermeras de este ambulatorio indicaba que sobre estos centros terminan además recayendo «todo tipo de consultas, dudas, miedos… No les responden al teléfono, no saben dónde ir y vienen aquí».
Lo que lleva la conversación al punto inicial. «Somos la puerta de entrada al sistema sanitario, no hay que subir a Hospitales por una fiebre incipiente, somos nosotras las que tenemos que atender a los enfermos crónicos, pero no hay gente. Que igual tienes 40 o 50 citas en un día», remarcaba la doctora.
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