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Berlín

Tras la partida de Merkel, la Unión Europea busca desesperadamente nuevo líder

Emmanuel Macron, Mario Draghi, Olaf Scholz... ¿Quién puede suceder a Angela Merkel como líder de la Unión Europea tras la marcha de la canciller alemana después de deiciséis años en el poder? La agencia France-Presse analiza tres de las posibles candidaturas.

Angela Merkel dejó la cúspide del poder político alemán el pasado mes de diciembre.
Angela Merkel dejó la cúspide del poder político alemán el pasado mes de diciembre. (Markus SCHREIBER | AFP)

La carrera por ocupar el liderazgo que ha dejado huérfano Angela Merkel, Mutti (‘Amatxo’ en alemán), ya está lanzada pero, como pronostican los analistas, los resultados que se obtengan en este 2022 quizás no estén a la altura de las expectativas.

También es posible que, por el momento, nadie tenga la capacidad de afrontar en solitario los profundos problemas que atraviesa la Unión Europea: desde el debilitamiento del Estado de derecho en algunos socios del club comunitario hasta el riesgo de marginación en la geopolítica global pasando por los reveses del Brexit.

Merkel, que fue sustituida en diciembre al frente de Alemania por el socialdemócrata Olaf Scholz, marcó el derrotero de la UE con su esfuerzo por mantener cohesionada la Unión a pesar de las largas y numerosas crisis que viene atravesando.

A la excanciller alemana «se la ve como la líder de facto de la Unión Europea, y también del mundo libre», escribe Sebastian Reiche, profesor en IESE, la escuela de negocios de la Universidad de Navarra (UN), la entidad del Opus Dei.

Una reciente encuesta del think-tank denominado Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR por sus siglas en inglés) reveló que, si pudieran, el 41% de los europeos daría su apoyo a Merkel como presidenta de la UE, frente a solo el 14% que lo haría por el actual presidente francés, Emmanuel Macron, el otro personaje político por el que preguntaron.

El presidente de la República francesa, Emmanuel Macron. (John THYS | AFP)

Oportunidad para Macron

No obstante, Macron tiene ante sí una buena oportunidad para ocupar ese puesto honorífico en esta primera fase, ya que el Estado francés asumió el 1 de enero la Presidencia de turno de la UE, que ocupará duante el primer semestre del año.

La salida de Merkel «podría permitir que la visión francesa de una Europa poderosa se desarrolle, lo que Macron defiende desde su llegada al poder», explica Alexandre Robinet-Borgomano en un texto publicado por el Instituto Montaigne, un centro de análisis francés.

«El presidente Macron lleva la iniciativa» para recuperar el liderazgo europeo, «aunque sus autoproclamados intentos por dar a la Unión Europea un objetivo claramente político se han visto frenados hasta ahora», replica Helen Thompson, profesora de la Universidad de Cambridge.

Pero Macron debe afrontar un riesgo interno difícil de compaginar con la aventura europea, ya que, aunque todavía no ha oficializado su candidatura, está inmerso en la campaña para renovar su mandato al frente de la República francesa, cuyas elecciones se llevarán a cabo en abril y cuyo resultado es incierto por el ascenso de la extrema derecha.

Esto podría provocar que el debate político del Estado francés se centrara más en sus cuestiones internas que en desarrollar grandes visiones sobre Europa.

«Súper Mario»

El jefe del Gobierno italiano, Mario Draghi. (Andreas SOLARO | AFP)

En este contexto, no ha pasado desapercibido el ‘tratado de amistad’ franco-italiano que Macron firmó con Mario Draghi a finales de noviembre y que puede resultar clave en las nuevas alianzas europeas post-Brexit.

Los dos mandatarios han hecho un llamamiento común a reformar las reglas presupuestarias de la UE para pemitir gastar más dinero en inversiones. Esta iniciativa no será del agrado de los países del norte, más ortodoxos en cuanto a las finanzas públicas.

Más aún cuando el jefe del Gobierno italiano, apodado ‘Súper Mario’ tras su labor al frente del Banco Central Europeo (BCE), es visto como un candidato potencial al liderazgo comunitario.

«La vuelta de la estabilidad en el plano doméstico, unida a los fuertes nexos personales que tiene con sus socios europeos (...) sirven como excelentes referencias para reafirmar la presencia de Italia en la escena europea», considera Nicoletta Pirozzi, del Istituto Affari Internazionali de Roma.

Sin embargo, la actual popularidad de Draghi podría ser «pasajera, ya que nació en la crisis económica causada por la emergencia sanitaria» del covid-19, puntualiza Pirozzi.

Alemania, continuidad o ruptura

En Alemania, apodada durante mucho tiempo la ‘Gran Suiza’ por su tendencia a dar preferencia a la prosperidad económica antes que a los grandes temas internacionales, las piezas también se empiezan a mover.

«Queremos incrementar la soberanía estratégica de la Unión Europea» y defender mejor los «intereses europeos comunes», se puede leer en el acuerdo de coalición del nuevo Gobierno que dirige el socialdemócrata Olaf Scholz.

Pero para conseguirlo, Scholz, que se presenta como el heredero de Merkel (fue el ‘número 2’ de su último Gobierno), tendrá que romper radicalmente con ciertas estructuras heredadas.

De entrada, con el ‘Merkelismo’, una diplomacia enfocada en la búsqueda permanente de acuerdos que prefiere esperar en los momentos de crisis antes de actuar y que da prioridad a los intereses económicos, incluidos los establecidos con regímenes autoritarios como los de Rusia y China.

Este sistema empieza a mostrar sus límites. «No debería sobrevivir a Merkel» porque no permite «arreglar los desafíos de Europa, como la pandemia, el cambio climático o la competición geopolítica internacional», según afirman Piotr Buras y Jana Puglierin, del ECFR.

El nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, fue el «número 2» del último Gobierno de Merkel. (Aris OIKONOMOU | AFP)

¿Una Europa sin cabeza?

Con estas presentaciones, ¿sería Emmanuel Macron, partidario de soluciones más firmes para la UE, el mejor situado?

«El liderazgo de Macron es una opción (...) pero es poco probable» debido a sus problemas para forjar «las alianzas» necesarias, advierte el profesor Reiche. Además, existe la sensación de que París quiere usar Europa para defender sus propios intereses.

Y Thompson es aún más pesimista: «Actualmente, debilitada por la rivalidad entre Estados Unidos y China, y profundamente dividida en el plano interno (...), la Unión Europea no puede ser dirigida, nadie puede ser la nueva Angela Merkel», defiende.

«La realidad, hablando claro, es que ni el canciller alemán ni el Gobierno francés pueden dirigir Europa (...) y, sin liderazgo, Europa se dirige al estancamiento», pronostica la profesora de Cambridge.