Natxo Matxin
Redactor especializado en deporte. Osasuna

España y Suecia se vuelven a ver las caras en el Europeo, esta vez en la final

Después de medirse en el grupo E, España y Suecia volverán a verse las caras, pero esta vez en la final. Para la escuadra hispana será la oportunidad de encadenar su tercer título consecutivo, algo que solo han logrado precisamente los escandinavos.

Aleix Gómez ha sido el gran protagonista ofensivo de la escuadra hispana.
Aleix Gómez ha sido el gran protagonista ofensivo de la escuadra hispana. (Vladimir SIMICEK | AFP)

Se vieron las caras en la primera fase del grupo E, con victoria hispana por 32-28, pero volverán a hacerlo en la final. España y Suecia se enfrentarán en el último partido del Europeo, con el objetivo para los primeros de enlazar su tercer entorchado consecutivo, algo que únicamente han logrado precisamente los segundos, que buscan reverdecer los viejos laureles de hace más de dos décadas.

Una vez más, el bloque hispano ha podido con las individualidades de los rivales. Su gran intensidad defensiva ha anulado la magia de jugadores como Gidsel y Hansen, además de poner en práctica un juego coral en el que han destacado las aportaciones de Aleix Gómez y Pérez de Vargas.

España pugnará por hacerse con su tercer entorchado europeo seguido, algo que solo ha conseguido Suecia a finales del pasado siglo y comienzos del presente. Su adversario saldrá del duelo que a partir de las 20.30 dirimirán Francia y Suecia.

El pobre bagafe ofensivo de ambas escuadras ha marcado la tónica del comienzo del choque. El bloque danés, cometiendo hasta tres pérdidas consecutivas, y los dirigidos por Jordi Ribera, encontrándose con Landis en lanzamientos desde los seis metros.

El guardameta escandinavo ha sido el gran protagonista de la primera parte –en el 11 llevaba siete paradas de once lanzamientos–, cuya actuación ha permitido a Dinamarca llevar siempre ventaja durante todo ese primer periodo. Tampoco se ha quedado atrás Pérez de Vargas, en una fase con importante participación de las porterías.

Como cabía prever, Gidsel y Hansen han llevado todo el peso en ataque, aunque se han topado con una defensa hispana muy férrea, solo superada por acciones individuales de gran calidad. Gracias a ello, las diferencias se han ido agrandando, fruto también de que España no estaba acertada en situaciones ofensivas bastante claras.

La brecha se ha marchado hasta las cuatro dianas (4-8), una distancia que Dinamarca ha mantenido hasta el 6-10, momento en el que la portería nórdica ya no ha estado tan certera –exclusión incluida– y los hispanos han aplicado una individual a Gidsel que ha complicado el juego ofensivo escandinavo.

Ante esta dificultad, Nikolaj Jacobsen no ha dudado en vaciar portería y poner a siete jugadores en pista, pero, pasito a pasito, España ha ido recortando guarismos en el electrónico. El brazo de Cañellas y la habilidad de Aleix Gómez para robar y percutir desde el extremo han llevado el luminoso hasta un apretado 13-14 al descanso.

Segunda parte hispana

La tendencia ha virado completamente después del descanso, con dos nombres propios que representan ese giro: Aleix Gómez y Landin. El primero ha demostrado ser el más listo de la clase, robando varios balones decisivos y convirtiéndose en el máximo anotador de su equipo.

El segundo no ha mantenido el nivel del primer periodo y los suyos lo han notado considerablemente. Con esa falta de acierto en la portería, Dinamarca ha visto cómo España no solo le ha igualado en el electrónico, sino que le ha superado con un 17-16 que ha dejado bien patente la inversión de la dinámica.

A partir de ahí, los pupilos de Jordi Ribera han sido dueños y señores de la contienda, con una Dinamarca que no encontraba el camino para batir a un Pérez de Vargas que sí ha mantenido su listón personal e incluso ha aparecido en instantes decisivos.

Ni los ataques con superioridad ni el cambio a una defensa 5-1 le han dado sus frutos a un desesperado cuadro danés que ha intentado todas las variantes ofensivas y defensivas posibles para intentar girar el rumbo de un duelo que ya ha enfilado hacia el triunfo hispano.

Cañellas y Figueras –ahora sí, más acertado–, bien secundados por las contras y siete metros materializados por Aleix Gómez, se han encargado de poner la suficiente tierra de por medio como para impedir la reacción escandinava. El 27-23 ya ha sido casi concluyente, aunque Dinamarca no se ha dado por vencida, apretando hasta un 27-25, pero sin tiempo para forzar, al menos, la prórroga.

Dos goles del lateral catalán prácticamente en el último minuto han terminado de inclinar definitivamente la contienda del lado hispano, forjando una vez más el éxito en el buen hacer del colectivo, que buscará su tercer título europeo consecutivo (28-25).

Parada decisiva de Palicka

Enfrente tendrá a una Suecia que ha sabido imponer su ritmo, pero que se ha confiado en exceso en el tramo final, necesitando de una parada vital de Palicka para eliminar a una Francia que nunca se ha dado por perdida y que ha dispuesto de un último ataque para irse a la prórroga.

Los bleus han salido como un vendaval, dispuestos a acogotar a su rival, pero su ímpetu ha ido de más a menos. Sí que ese arreón inicial le ha dado pie para ponerse cuatro arriba (5-1), con tres goles a la carrera y una Suecia que se ha visto obligada a parar el torbellino con un tiempo muerto de su técnico, Glenn Solberg.

El parón les ha venido que ni pintado a los nórdicos para serenar su juego e ir recortando la distancia, aunque el combinado francés todavía ha tenido varios parciales (6-2 y 7-3) con los que dejar clara su superioridad inicial, un nivel que no ha sabido mantener en los minutos posteriores.

Y es que Suecia, de la mano de un Gottfridsson determinante y un Palicka infranqueable, se ha asomado al 7-6 con un gol de puerta a puerta del guardameta del Rhein-Neckar Löwen. No sería el último, pues el cancerbero ha anotado hasta tres dianas de esa misma manera cumplidos los primeros veinte minutos, convirtiéndose en el máximo goleador del partido en ese momento.

La tercera, de hecho, ha servido para que el cuadro nórdico empatase a diez y, a partir de ahí, ha cogido velocidad de crucero para decantar la balanza de su lado. Otros tres tantos de Gottfridsson en el último tramo de la primera parte han permitido que Suecia se haya ido con una importante ventaja al descanso (14-17), máxime tal y como se les había puesto el encuentro en sus comienzos.

La mayor parte de la segunda mitad ha sido un continuo intercambio de golpes, con el luminoso siempre manteniendo una diferencia de dos o tres goles a favor de los suecos. Claramente, los ataques se han impuesto a las defensas y Francia no ha pasado a la final por la escasa aportación que ha tenido desde la portería.

Y es que el conjunto nórdico, que ha dispuesto de cara al tramo final de una suculenta distancia de cuatro tantos (27-31), ha sido todo un manojo de nervios en el último minuto, lo que ha estado a punto de mandar al traste todo el trabajo realizado.

Tan es así, que la presión francesa a todo el campo ha forzado primero una pérdida y después unos pasos para que Fabregas dispusiese de un lanzamiento claro desde la posición del pivote para mandar el envite al tiempo extra, pero se lo ha impedido la figura de un Palicka decisivo (33-34).