La generación a la que pertenece Kenneth Branagh vive con el recuerdo de una infancia feliz, ya que en su época las relaciones familiares y vecinales eran mucho más estrechas. Por más que la situación política fuera muy complicada, con el estallido del conflicto norirlandés, crecer en medio de los disturbios no era un impedimento para dejar volar la imaginación a través del cine y la televisión.

La suya es una historia autobiográfica, la de alguien que soñaba con películas y montajes teatrales llegada la madurez, porque en Irlanda el éxodo forma parte de su propia cultura.

El padre de Buddy trabaja en la construcción en Inglaterra y los fines de semana que puede regresa a su hogar irlandés. Al pequeño protagonista no le da tiempo a notar su ausencia gracias a que en su barrio se conocen todos, y tiene cerca a abuelos, abuelas, primas, primos, vecinos, vecinas y demás amiguetes.

Está claro que Kenneth Branagh necesitaba hacer una película personal como en su día lo fue ‘Los amigos de Peter’ (1992), debido a que le llueven los encargos, y si al principio de su carrera se entregó en cuerpo y alma al repertorio de Shakespeare, luego hasta ha trabajado en el género de superhéroes de Hollywood como si fueran tragedia clásicas, para finalmente ocuparse del ciclo literario de Agatha Christie.

Siendo como es un consumado actor, el fuerte de Branagh es, junto con la escenografía de origen teatral, la dirección interpretativa. El casting de ‘Belfast’ (2021) es perfecto, pero su mayor hallazgo reside en el menor Jude Hill, que se convierte en su alter ego infantil. Partiendo del parecido físico ha dado con una naturalidad expresiva realzada por la magistral fotografía en blanco y negro.

De siete nominaciones a los Globos de Oro se ha hecho con la de Mejor Guion, y en Toronto se llevó el Premio del Público.