Pello Guerra

Ramón Andrés condensa en una antología poética el origen y la esencia del Norte

Los lugares y pueblos, la lluvia, la piedra, la madera y el musgo son algunas de las esencias de Euskal Herria que Ramón Andrés ha plasmado a través de la poesía en su obra ‘Antología del Norte’, editada por Pamiela.

Ramón Andrés, en la presentación de su nueva obra ‘Antología del Norte’.
Ramón Andrés, en la presentación de su nueva obra ‘Antología del Norte’. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

El origen y la esencia de Euskal Herria es lo que ha condensado Ramón Andrés en su poemario ‘Antología del Norte’, publicada por la editorial Pamiela.

El ensayista, poeta y estudioso de la música iruindarra, premio estatal de Ensayo 2021 y premio Príncipe de Viana 2015, ha recopilado en este volumen una serie de poemas que ya ha publicado, pero que ha ido modificando, de tal manera que «aparecen en una nueva versión».

Según ha explicado en la presentación a los medios, la publicación de ‘Antología del Norte’ ha coincidido con su regreso, tras muchas décadas residiendo en Barcelona, a Nafarroa, donde se ha asentado en Elizondo.

Y ese retorno está reflejado en los poemas de esta obra, ya que «el Norte es quizás un lugar familiar, es el lugar menos extraño para mí. Aquí me siento en casa, sobre todo por mentalidad».

Algo que queda reflejado en la mirada que ofrece en ‘Antología del Norte’, en la que tiene cabida «la lluvia de mi infancia, las grandes nevadas que había en Pamplona. En el fondo, es un regreso al origen, no solo al mío, sino el regreso a las cosas y a las personas».

En esencia, Ramón Andrés desearía que esta obra fuera «un libro primordial en el sentido de origen, de primario». Y también lo ha calificado de «bastante físico», ya que en sus composiciones poéticas «hay mucha piedra, mucha madera, musgo… con perfiles humanos que son muy de tierra. No hay superficies muy lisas, sino con una cierta rugosidad, que es el Norte. Hay mucha más verdad».

Ante la proximidad del Día del Libro, que se celebra este sábado día 23, ha sido especialmente crítico con las denominadas «industrias culturales», que «se basan en la precariedad y que van a parar a un ocio que embrutece tanto como el trabajo mal pagado; un ocio muy burdo de trazo grueso».

Una industria que «trata al lector, a la persona que escucha música como consumidor. Hemos perdido la condición de ciudadanía para ser consumidores», ha concluido Andrés.