Natxo Matxin
Redactor especializado en deporte. Osasuna

Rodrygo impulsa al Real Madrid a obrar su enésimo milagro en el Bernabéu (3-1)

El más difícil todavía. Como en el circo, el Real Madrid lo ha vuelto a hacer. Perdía 0-1 en el minuto 89 y estaba eliminado, pero dos goles de Rodrygo sobre la bocina y uno más de penalti de Benzema en la prorróga han obrado el enésimo milagro blanco.

Rodrygo ha sido el revulsivo blanco. Así ha marcado el 2-1.
Rodrygo ha sido el revulsivo blanco. Así ha marcado el 2-1. (Philippe MARCOU | AFP PHOTO)

Lo hizo ante el PSG, repitió contra el Chelsea y lo ha vuelto a realizar ante el City. El Real Madrid de los milagros de última hora ha logrado el pase a su decimosexta final, gracias a dos goles de Rodrygo prácticamente en el tiempo de descuento y un tercero de Benzema en la prórroga.

En un partido en el que el cuadro inglés ha llevado el control durante su mayor parte y los anfitriones han jugado a ráfagas, los de Pep Guardiola se han dejado birlar un pase que lo tenían prácticamente hecho con la diana de Mahrez en el 73 y que han podido sentenciar en otras dos jugadas con un 0-2 que hubiera resultado definitivo.

Pero el conjunto blanco, al que nunca se le puede dar por muerto, ha renacido de su enésima situación al límite, jugando a la desesperada y logrando una eficacia final de la que no ha dispuesto durante el resto del encuentro.

La remontada in extremis alarga la leyenda del idilio de este equipo con la máxima competición continental de clubes, que optará a su decimocuarto título si el Liverpoool, al que ya derrotó en el último partido de la edición de 2018, no lo remedia.

En esta ocasión, el Real Madrid ha llevado a los corazones de sus aficionados al límite. En el minuto 89 estaba con pie y medio fuera de la final y el City disfrutando de sendas oportunidades inmejorables para decantar la eliminatoria de su lado, pero Mendy bajo palos y Courtois con el pie lo han evitado.

A partir de ahí, los citizens no han sabido gestionar unos minutos decisivos. Han retrasado líneas y han cedido el cuero a los anfitriones que, a esas alturas, ya habían retirado a su medular titular y se centraban en protagonizar la heróica.

Lo han logrado una vez más, en esta ocasión gracias al revulsivo de un Rodrygo que se ha anticipado a Rubén Días y Ederson para firmar el empate, y posteriormente rematar de cabeza en un centro de Carvajal desde la derecha que no ha logrado despejar una defensa inglesa desarbolada.

Con los locales con la flecha para arriba y los de Guardiola hundidos ante una situación que no se esperaban, Benzema ha provocado y posteriormente materializado una pena máxima que le ha dado la puntilla al bloque visitante ante el delirio de un Bernabéu que no se lo podía creer.

Más de una hora de falta de pegada

Lo cierto es que hasta ese final vertiginoso, la eliminatoria ha transcurrido por diferentes fases que dejaban en el aire de qué lado podía caer el pase. El City ha focalizado su juego en llevar el control de la pelota, aguardando el hueco con el que finiquitar, mientras que el Real Madrid se ha manejado a rachas, pero sin precisión en los metros finales.

A diferencia del encuentro de ida, en el feudo merengue no se ha vivido el mismo acierto durante más de una hora. Benzema ha sido claro ejemplo de ello, errando remates que el delantero francés esta temporada no suele fallar, mientras el árbitro ha sido excesivamente tolerante con algunas entradas iniciales, sobre todo con un tempestuoso Casemiro.

De hecho, ha sido Courtois quien se ha tenido que emplear a fondo para evitar el 0-1 en la primera mitad, con sendas meritorias intervenciones a chut con toda la intención de Bernardo Silva –el mejor de los citizens– y un empalme de Foden.

Las tornas han cambiado al inicio de la segunda parte, cuando Vinicius ha comenzado a crearle serios problemas a un Walker que ha acabado retirándose lesionado. Por contra, el brasileño ha dejado patente que en estos momentos tiene el punto de mira desviado.

Poco a poco, el City ha comenzado a domar ese arreón inicial blanco y se ha hecho de nuevo con el dominio del esférico, acumulando Guardiola centrocampistas a medida que avanzaba el choque y, sobre todo, tras el gol de Mahrez. Nada de ello le serviría por todo lo que ha sucedido a continuación.