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Elecciones norirlandesas, ¿puntilla a un Boris Johnson en caída libre?


Si se confirma la victoria de Sinn Féin, más allá del impulso a la unificación de Irlanda y sea cual sea el desenlace de la crisis política norirlandesa, el primer ministro británico, Boris Johnson, quedará tocado. Y si sufre una debacle en las locales inglesas, quedará hundido.

La candidata de Sinn Féin, Michelle O'Neill, tras votar en Clonoe, Co Tyrone.
La candidata de Sinn Féin, Michelle O'Neill, tras votar en Clonoe, Co Tyrone. (Paul FAITH | AFP)

Los norirlandeses votaron ayer en unas elecciones parlamentarias con los republicanos de Sinn Féin como favoritos en los sondeos, lo que de confirmarse supondría un hito histórico y un giro político sin precedentes y obligaría a reconfigurar los equilibrios de poder tanto en Belfast como en Londres.

Los Acuerdos de Paz de Viernes Santo sentaron en 1998 las bases de un escenario basado en el reparto de poderes, que hasta ahora se había inclinado del lado del unionista Partido Democrático Unionista (DUP).
Sin embargo, los sondeos no otorgan en esta ocasión al DUP una intención de voto superior al 20%, a seis o siete puntos de Sinn Féin, defensor de la unidad de  Irlanda.

Si se confirma, la formación republicana estaría en disposición de presentar a su candidata, Michelle O'Neill, como futura primera ministra norirlandesa.
La onda expansiva de las elecciones norirlandesas amenaza igualmente con llegar a Londres, en la medida en que una de las lecturas que ya se anticipa en caso de victoria de Sinn Féin es que implicaría un rechazo a las tesis defendidas por el Gobierno de Boris Johnson en cuestiones clave como el Brexit.

Johnson reivindica su supuesto derecho a reescribir el acuerdo de divorcio entre Gran Bretaña y la UE y tiene entre sus principales recelos el Protocolo de Irlanda del Norte, establecido para evitar una «frontera dura»  en la linde terrestre con Irlanda pero que obliga a establecer controles en la frontera costera de la isla de Gran Bretaña.

El DUP reclama la retirada del protocolo como condición para volver a compartir el Gobierno, pero para Sinn Féin esto implica «retener a todos para cobrar un rescate», como recordó O'Neill en el último debate televisado. «Por supuesto que estoy comprometido con llevar al DUP al Ejecutivo, pero debemos atajar el tema del protocolo», se enrocó el representante del DUP, Jeffrey Donaldson, para dejar claro que no contempla cambios sobre este tema.

Lo cierto es que el primer ministro británico ha basado gran parte de sus alegatos ante Bruselas en que el rechazo al protocolo sería mayoritario entre la ciudadanía del norte de Irlanda y una derrota del DUP podría dar al traste con este tipo de argumentaciones.

Uno de los principales negociadores británicos para el Brexit, David Frost, ha rogado al electorado que no se cobre en las urnas el descontento general hacia Johnson, lastrado por una serie de escándalos en los últimos meses.

Problemas también en casa
Los resultados en el norte de Irlanda son el gran desafío para el Estado británico, por cuanto podrían suponer la celebración de un referéndum de unificación con Irlanda.

Pero Johnson y su Ejecutivo afrontan un grave riesgo de descalabro también en su propia casa, Inglaterra, sin olvidar los resultados en Gales y Escocia.
Su criticada gestión de la pandemia, el partygate, y las escasas ayudas para que muchos hoogares puedan afrontar una inflación que se asoma al 10% pueden castigarle, como señalan las encuestas, si bien la mayoría de las posiciones en liza son laboristas.

Esta cita electoral es también la primera desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania.


Un recuento largo y complicado

El sistema electoral en Irlanda, norte y sur, exige un cuidadoso recuento, de dos o tres días normalmente. Es el sistema de Representación Proporcional (RP) conocido como Voto Único Transferible (STV).

El RP se basa en listas abiertas en los que los candidatos individuales ganan escaños  más o menos en proporción a los votos emitidos. El STV se refleja en las papeletas de cada una de las 18 circunscripciones, que contiene el nombre de los candidatos que se presentan por esa particular área por los distintos partidos.

Los votantes marcan los candidatos por orden de preferencia. No tienen por qué manifestar su preferencia por todos los candidatos; pueden elegir tantos o tan pocos como deseen. El primer paso del recuento de votos es dividir el número de votos emitidos en cada circunscripción por el número de escaños en ella (5) más uno. Esa será la cuota que un candidato necesita para ser elegido. Si un candidato resulta elegido superando la cuota, los votos que la superan se reparten proporcionalmente entre los candidatos marcados como segunda preferencia. Si ningún candidato supera la cuota, se excluye a los candidatos menos votados y se distribuyen sus votos de forma proporcional entre los candidatos marcados como segunda preferencia.

Una vez que todos los miembros de la Asamblea Legislativa han sido elegidos, se utiliza el sistema d'Hondt para determinar la composición del Ejecutivo. D'Hondt es una fórmula matemática utilizada para asignar los puestos de poder de forma proporcional en función del número de escaños de cada partido en la Asamblea.

Es la «coalición obligatoria», cuya  composición refleja los resultados de las elecciones y el mandato otorgado a los partidos por los votantes. Es un sistema diseñado para garantizar el reparto de poder entre los representantes de los distintos sectores de la comunidad.