Iker Fidalgo
Crítico de arte

Aquello que no se ve

Decía Georges Braque, pintor y escultor y uno de los nombres más importantes del cubismo, que no creía en las cosas sino solamente en las relaciones que se generan entre ellas. Esta cita es muy reveladora en cuanto a la manera de entender el arte y su lugar en el mundo. La creación artística está ligada al desarrollo de lo plástico o lo matérico y también a su capacidad de crear contenido, significado o discurso. Sin embargo, todo esto no tiene ningún recorrido si no se provocan ciertos mecanismos capaces de activar formas de lectura e interpretación. Las obras de arte funcionan, en tanto en cuanto se sitúan en un espacio concreto, en una localización específica o en diálogo con otros elementos de alrededor. Una de las grandezas de lo artístico es experimentar cómo un mismo trabajo adquiere diferentes tonos y matices según cuál sea el contexto en el que se presenta. Es por eso que lo que realmente nos interpela como público es aquello que no se ve, aquellas sensaciones o hilos invisibles que la pieza lanza y recibe, creando así una maraña de estímulos que nuestra mirada completa a través de la experiencia de la visita. A fin de cuentas, en el arte, como en la vida, formamos parte de un todo compuesto por muchos mundos diferentes.

El Centro Cultural Montehermoso de Gasteiz inauguró el pasado 24 de junio una muestra individual a cargo de José Ibarrola (Bilbo, 1955). Hasta el 11 de septiembre podremos acercarnos al centro situado en lo alto de la colina de la parte vieja de la capital alavesa para recorrer todo lo que ofrece ‘Mirar alrededor’. El lugar elegido para la exposición es el siempre característico depósito de aguas. Un espacio diáfano marcado por una arquitectura muy particular, al que se accede tras un serpenteo por un camino de rampas que nos lleva del palacio a la localización subterránea. Una exposición en este lugar siempre asume muchos riesgos pues el propio lugar marca en gran medida el carácter de lo que se expone y es capaz de competir por el protagonismo de lo que nos encontramos. Puede que precisamente por eso Ibarrola haya optado por una muestra cargada de trabajos, principalmente pintura y escultura, que se disponen de manera muy contundente, ocupando paredes y suelos de la sala sin ningún complejo. Divididas a través de seis temáticas –‘El valor de la memoria’, ‘Las miradas ciegas’, ‘Paraguas y ausencias’, ‘Horizontes devastados’, ‘Europa a la intemperie’ y ‘El Árbol de las tentaciones’–, que se hacen presentes a través de casi 60 piezas, nos enfrentamos a un despliegue que en ocasiones puede apabullarnos durante nuestro paseo. Pinturas de gran formato en las que encontramos imágenes renacentistas reinterpretadas o seres inertes que parecen sacados de un universo imaginado. Una instalación central compuesta de varios paraguas se yergue como anfitriona ante nuestra entrada en el lugar, antes de dar comienzo a una propuesta tan laberíntica como cargada de puntos de interés.

El pasado 9 de junio el Museo Guggenheim de Bilbo inauguró una de sus exposiciones de verano que podremos visitar hasta la primera semana de septiembre. ‘Serra/Seurat. Dibujos’ plantea una conversación entre dos autores aparentemente lejanos en su práctica. Por un lado Georges Seurat (París, 1859-1891), una de las figuras más relevantes del Neoimpresionismo y el movimiento puntillista, por otro, Richard Serra (EEUU, 1939), escultor minimalista. Entre ambos encontramos un lugar común que no es otro que su forma de entender la práctica del dibujo. A través de esta muestra se pone en valor el trabajo de cada uno de ellos en torno a esta disciplina y las confluencias entre dos contextos tan aparentemente dispares.

Sin salir del museo, conviene acercarse a la muestra ‘Programa de artistas vascos 2015-2019’. Hasta el 6 de septiembre podremos conocer el trabajo de Raquel Asensi, Nora Aurrekoetxea Etxebarria, Helena Goñi, Jon Gorospe, Gala Knörr, Maite Pinto, Karla Tobar Abarca, Alain Urrutia, Cristian Villavicencio y Diego Vivanco, cuyo punto en común es el haber formado parte del programa que el museo realiza en colaboración con su sede en Nueva York. Una oportunidad para conocer algunos de los nombres más relevantes del presente artístico de nuestro territorio y cuya carrera está alcanzando un grado de madurez que no debemos perder de vista.