NAIZ

Las obras de artistas vivos, sustitutas del oro como activo refugio en épocas de alta inflación

Tienden a revalorizarse más que las de los artistas consagrados –cuyo valor de partida ya es mucho más alto, claro está–, pero también requieren un mayor nivel de conocimiento que otros activos, como el oro, y una estrategia clara. Así que son una combinación de refugio y riesgo.

La inversión en arte puede resultar más atractiva en tiempos de incertidumbre económica.
La inversión en arte puede resultar más atractiva en tiempos de incertidumbre económica. (Juanan RUIZ/FOKU)

La producción de los artistas en activo se está convirtiendo en sustitutas del oro como refugio en épocas de alta inflación. Así lo explica el consejero delegado de Saisho, Carlos Suárez, en una entrevista con Europa Press, en la que señala que la mayor parte de los inversores «no son conscientes» de la capacidad de actuar como activo refugio que tienen las obras de arte y «los que son conscientes desconocen su funcionamiento».

Para comprar arte, el inversor debe tener clara su estrategia y saber lo que está comprando, además de pensar en cómo se va a liquidar. Suárez añade que invertir en oro es más sencillo, pero apostar por arte requiere muchos más conocimientos: «Si tienes el asesoramiento adecuado, sí tiene sentido meterse».

Por otro lado, la subida de tipos no afecta a los artistas vivos en crecimiento, que sí se ven influidos por otros factores como la validación por parte de comisarios.

Puntualiza que el problema del arte es que hay un mayor riesgo de iliquidez, de dificultad para venderlo, que con otros activos, por eso el rendimiento es mayor, ya que el universo de compradores es limitado.

No es el caso de los artistas consagrados o blue chips, que tienen una liquidez mayor en escenarios de inflación baja, aunque se trata de un desembolso «que no es para todos los bolsillos», ya que suelen ser inversiones a partir de los 30.000 euros, apunta.

Ante tasas de inflación altas, este tipo de obras consagradas no es la mejor opción porque «es mucho más difícil comprar barato y vender caro». Así, es mejor apostar por obras de artistas vivos, que tengan aún capacidad de crecimiento.

«Parece que tienen más riesgo, pero también tienen un mayor potencial de retorno. Suelen tener además una mayor demanda que los consagrados», indica.

No obstante, los ciudadanos de países que sufren altas tasas de inflación desde hace años están más abiertos a invertir en arte. Suárez señala que en Saisho están a punto de cerrar tratos con varios inversores latinoamericanos de países como Argentina, entre otros.

Buena inversión en tiempos de guerra

El consejero delegado de Saisho califica el arte como «acíclico», ya que no se ve afectado por los eventos macroeconómicos como sucede con otras clases de activos, como la renta fija o la renta variable.

En una entrevista previa, Suárez señalaba que esta clase de activo también funciona bien en tiempos de guerra: «El arte se comporta ante las guerras o crisis como cualquier activo refugio. Ante mayor incertidumbre, resulta una protección contra la inflación muy buena y que, en función del artista, puede resultar relativamente líquida».

En ese escenario, los artistas consagrados suelen verse beneficiados, como ocurrió con las obras renacentistas en la década de los noventa del siglo pasado.