«Liga F». Con ese nombre echa a rodar la Liga Profesional de Fútbol Femenino, que ha desvelado su identidad de marca en el multitudinario acto de presentación celebrado esta tarde en Madrid. Representantes institucionales, medios de comunicación, agentes de diferentes estamentos implicados en su puesta en marcha, deportistas de otras disciplinas y, por supuesto, las delegaciones de los 16 equipos que tomarán parte en la primera edición de la Liga profesional han participado de su puesta en largo, a cuatro días de que eche a rodar el balón con el partido inaugural entre Real Sociedad y Atlético de Madrid.

«He soñado muchos años con este momento», confesaba Beatriz Álvarez Mesa que, antes de llegar a la presidencia de la LPFF fue futbolista, entrenadora y presidenta del Oviedo Moderno, donde impulsó el trabajo de cantera, para convertirse después en Directora General de Deportes del Principado de Asturias y ponerse ahora al frente de un proyecto que «no es mío sino de todos y todas. Quería tener un reconocimiento hacia las heroínas y héroes que lucharon desde hace décadas para llegar hasta aquí».

«El fútbol femenino merece ser profesional e independiente y que se nos permita intentarlo», ha reivindicado. Ha destacado, en este sentido, que el trabajo de cocina de los últimos meses ya ha dado sus frutos pese a que ha tenido que acometerse contrarreloj, con el desarrollo de cuatro ejes principales: la organización de la competición, que arranca el sábado, la creación de la marca, presentada esta tarde, la explotación comercial y la venta de derechos televisivos. Son estos dos últimos en los que se va a sustentar en gran medida la viabilidad de la competición, que ayer mismo anunció el acuerdo con DAZN, por el que percibirá 35 millones de euros en los próximos cinco años de la operadora, que retransmitirá en directo todos los partidos de Liga –Gol, además, ofrecerá uno en abierto por jornada–.

Antes, en lo referente a la explotación comercial, ya se había confirmado el acuerdo con La Liga, que pagará 42 millones en cinco años por la comercialización en exclusiva de sus activos comerciales. A todo ello hay que añadir los cinco millones que aportará el Consejo Superior de Deportes, que ejercerá de «tutor» de la competición durante las tres primeras temporadas, así como de mediador en sus relaciones con la Federación Española, que siguen distando de ser idílicas.