NAIZ
Donostia

‘Mibu. La luna en un plato’, un viaje a la gastronomía japonesa

La sección Culinary Cinema de Zinemaldia se ha inaugurado sumergiéndose en la gastronomía japonesa. ‘Mibu. La luna en un plato’ es un documental con el que el actor de teatro catalán Roger Zanuy se coloca por primera vez tras la cámara.

Hiroyoshi y Tomiko Ishida, en Donostia.
Hiroyoshi y Tomiko Ishida, en Donostia. (Gorka RUBIO | FOKU)

El documental Mibu. La luna en un plato se adentra en el restaurante regentado por el matrimonio Ishida en Tokio, que se puede considerar como un templo de gastronomía de tan solo dos mesas. Joan Roca, Andoni Luis Aduriz, Massimo Bottura, José Andrés y Ferrán Adriá son algunos de los chefs que participan en esta película.

Aunque el resultado es un documental de 83 minutos, la aventura empezó mucho antes. Adriá cuenta que conoció Mibu en 2002, «cuando en Occidente el arte culinario japonés se conocía poquísimo». Al año siguiente el matrimonio Ishida –Hiroyoshi y Tomiko– viajó por primera vez fuera de su país como invitados del cocinero catalán y organizaron una comida en El Bulli para la que llevaron absolutamente todo de Japón. Cuentan que ese fue el origen de todo.

Viajaron dos veces a Japón para visitar el restaurante del barrio de Ginza, y es entonces cuando Zanuy decidió embarcarse en su ópera prima pese a la advertencia de Adriá de que le parecía una apuesta atrevida: «Buena suerte, Mibu no se puede explicar». En el templo de la gastronomía japonesa ahora están en un periodo de cambio, pues ambos tienen 80 años y van a reducir el número de días de trabajo, pero no así el número de comensales por «sesión», que es de ocho.

Adriá reconoce que mediante este viaje Mibu influyó mucho en los citados chefs, pero también se «rompió un tabú» de la cocina japonesa con un plato que mezclaba comida fría y caliente.

«Nuestra comida es o muy caliente o muy fría. Adrià tenía un plato en el que se mezclaba el frío y el calor. Probarlo fue un shock tremendo, como si la Tierra hubiera cambiado de sitio», explica Tomiko Ishida, que es la encargada de organizar un particular sistema de comidas, que solo ofrecen a clientes que son socios del Mibu.

Una cocina que te puede presentar, como les ocurrió a quienes participaron de la experiencia de El Bulli, un nabo flotando en un caldo, o si se mira de otra manera, la luna en un plato. «En Mibu se come también pensamiento», comenta a Adrià en el filme, para el que ha compuesto la banda sonora Pep Sala, que ha buceado en la música tradicional japonesa y ha incorporado instrumentos como el koto y el samisen.

El director del documental señala que este tipo de propuestas son algo que «no todo el mundo puede entender. Es cierto que tienes que querer jugar y dejar de ver un nabo hervido en el cuenco», señala Zanuy.