Oihane Larretxea
Irun

La caravana solidaria por los derechos de las personas migrantes parte hacia Bruselas

Un autobús donde viajan alrededor de 60 personas ha partido esta mañana de lunes desde Irun dentro de una acción solidaria que se extiende por Europa. Su meta está en Bruselas, adonde prevén llegar el sábado día 1 de octubre para pedir menos muertes y más derechos para las personas migrantes.

Antes de partir desde Irun hacia Bruselas, activistas han comparecido ante los medios para ofrecer detalles sobre el recorrido.
Antes de partir desde Irun hacia Bruselas, activistas han comparecido ante los medios para ofrecer detalles sobre el recorrido. (Gorka RUBIO | FOKU)

No se sabe cuántos autobuses se han organizado en total, ni cuántas personas acudirán por sus propios medios, pero lo cierto es que se ha activado toda una maquinaria solidaria para alcanzar este sábado 1 de octubre Bruselas, el corazón político de Europa. Y será ahí donde las decenas de caravanas que han partido desde distintos puntos se reecontrarán para reivindicar una vida digna para las personas migrantes.

Bajo el lema ‘Derechos. No muertes’ organizaciones y grupos de activistas se han organizado y puesto en carretera este mismo lunes dia 26. Tras una breve comparecencia ante los medios, Ongi Etorri Errefuxiatuak, la red de acogida de Irun (Irungo Harrera Sarea) y la red Etorkinekin, junto a personas en tránsito, se han dirigido al parque del Puente de Santiago para rendir un sencillo homenaje en el monolito instalado allí durante la anterior caravana Pirineos Alpes, en julio, en memoria de las personmas muertas y desaparecidas en las fronteras.

Según ha explicado Cristina García de Andoin a NAIZ desde el interior del autobús ya una vez en carretera, a bordo viajan unas 60 personas, llegadas desde distintos puntos de Euskal Herria, así como de Catalunya, Aragón y Valencia. El objetivo de esta primera etapa es llegar a Poitiers sobre las 18.30.

En París se unirá alguna persona llegada desde Italia. Preguntada sobre cuántos activistas esperan congregarse, la miembro de Ongi Etorri Errefuxiatuak lo desconoce, porque es una movilización a nivel europeo. En cualquier caso, de cara al fin de semana, esperan que sean cientos.

Encuentros en París, Calais y Lieja

Antes de esa cita final fijada para las tres de la tarde de este sábado, el recorrido estará nutrido de encuentos con asociaciones locales que trabajan por los derechos de las personas migrantes. Por ejemplo, el jueves se reunirán con europarlamentarios de la Comisión de Inmigración, ha avanzado García de Andoin.

Tambien se reunirán con colectivos de personas «sin papeles», y tienen previsto recalar en París, Calais y Lieja.

«El programa de acciones incluye un encuentro con asociaciones y colectivos de personas sin papeles y apoyo a personas migrantes de Bélgica que el año pasado mantuvieron una dura huelga de hambre para reivindicar la regularización. En articulación con la movilización de la Marcha a Bruselas –han explicado–, se desarrollará la Cumbre de los Pueblos como un espacio de intercambio entre diversos movimientos y organizaciones comprometidas con los derechos de las personas exiliadas, con el fin de construir colectivamente propuestas concretas de incidencia y movilizaciones a nivel transnacional».

Desprotección institucional

El objetivo final no es más que reclamar el cumplimiento del derecho internacional de los derechos humanos en las fronteras y la regularización administrativa de las personas que viven y trabajan en Europa, recuerdan.

Segun los datos que manejan, desde 1993 han perdido la vida más de 50.000 personas huyendo de sus países a consecuencia de guerras, conflictos, hambruna y pobreza. Citan el caso reciente de una joven subsahariana tiroteada por la gendarmería marroquí cuando se disponía a viajar en patera hasta las Islas Canarias desde la playa de Akhfennir en Tarfaya, o las 37 que perecieron asfixiadas y plastadas hace dos meses en la valla de Melilla.

Denuncian la desprotección institucional y la falta de un marco que atienda a la dimensión trasnacional. «Esto ocasiona vulneraciones de derechos esenciales que afectan a la dignidad humana, los derechos ‘post mortem’ y el derecho a la verdad que ampara a las familias».