En todas sus visitas a Zaragoza había perdido el Eibar y, probablemente, en ninguna lo había tenido más difícil para sumar que hoy, cuando precisamente ha logrado el primer punto de su historia en La Romareda. Lo ha hecho gracias al pundonor y al esfuerzo defensivo, y también a la miopía de los maños –cuatro goles han marcado en ocho jornadas, sólo dos en su estadio–, en un partido en el que ha habido poco juego y muchísimos incidentes, casi todos en contra de los armeros, que regresan con un lesionado y dos sancionados para el partido de la próxima semana contra el Mirandés. Y nuevamente obligados a ganar en casa lo que, por un motivo u otro, se les resiste fuera.

Motivos ha habido unos cuantos. Los primeros a cargo del propio Eibar, que ha comenzado el encuentro con la pinta tan poco prometedora como es habitual cuando se aleja de Ipurua. Tampoco es que el Zaragoza fuese el Brasil de los setenta pero al menos se ha hecho con el control del juego y se ha acercado en un par de ocasiones con cierto peligro.

La noche ha empezado a torcerse con un mal salto de Berrocal, que le ha acabado obligando a abandonar el campo lesionado justo antes de la media hora. Ha entrado Venancio –no había muchas más posibilidades porque Chema, sin explicación, se había quedado finalmente fuera de la convocatoria–, que apenas ha pisado el césped once minutos.  En una acción en el área local ha intentado quitarse de encima a Vada de un manotazo. El argentino se ha revolcado en el suelo como si le hubiera arreado con un bate, el árbitro ha acabado acudiendo al VAR y Venancio se ha ido de vuelta a vestuarios con la roja.

Faltaban cinco minutos para el descanso pero Gaizka Garitano no ha esperado. Ha retirado a Corpas y un enfadado Stoichkov y ha metido en el campo a Correa y Nolaskoain para dibujar un 5-3-1 con el que el Eibar se ha dispuesto a sufrir todo lo que hiciera falta. Que ha sido mucho porque, con las eternas prolongaciones, el partido se ha ido a los 107 minutos.

De partido, que no de juego. Porque los azulgranas han hecho lo que les tocaba, protegerse e intentar que no pasara absolutamente nada, lo que además de concentración y pundonor, también ha requerido dureza, en algún momento excesiva, y algo del otro fútbol. No por nada ha acabado viendo el Eibar ocho amarillas y dos rojas. Lo cierto es que el Zaragoza también ha tenido más éxito en provocar las sanciones a su rival que en acercarse al gol.

Lo ha logrado en el 63, con una preciosa acción de Bermejo. Pero el listón estaba alto y haber rozado con la mano a Arbilla en el inicio de la jugada le ha condenado a ver su gol anulado. Cosas del karma.

Se ha calentado aún más el partido, que el Eibar ha acabado con nueve tras ver Javi Muñoz la roja directa por una dura entrada. Faltaban trece minutos para el final y otros ocho de prolongación pero los armeros han logrado que el esfuerzo y la factura merecieran mínimamente la pena.

FICHA DEL PARTIDO:

Zaragoza: Álvarez; Fran Gámez (Larra, min.46), Lluís López, Jair, Gabi; Francho (Molina, min.83), Jaume; Bermejo (Gueye, min.66), Vada (Puche, min.83), Giuliano; e Iván Azón (Mollejo, min.66).

Eibar: Yoel; Tejero, Berrocal (Venancio, min.29), Arbilla, Imanol (Quique, min.87); Sergio, Matheus; Corpas (Nolaskoain, min.41), Javi Muñoz, Stoichkov (Correa, min.41); y Bautista (Leschuk, min.46).

Árbitro: Trujillo Suárez (Tenerife). Amarillas a Fran Gámez (35’), Jair (93’); Berrocal (24’), Tejero (27’), Arbilla (40’), Correa (52’), Matheus (69’), Leschuk (75’), Imanol (86’), Yoel (93’). Además, ha expulsado a Venancio (40’) y Javi Muñoz (77’), ambos con cartulina roja directa.

Incidencias: Partido de la 8ª jornada de Liga en Segunda, disputado en La Romareda ante 18.523 espectadores. Chema se ha quedado fuera de la convocatoria armera. El Eibar ha vestido de verde y blanco.