Es un recurso bastante eficaz y muy visitado: partir de un personaje que demuestra su aparente incapacidad para entender el mundo, o al menos algunas de sus circunstancias más habituales. Idoia López Callejas presenta su espectáculo mitad circense, mitad teatral partiendo de esa circunstancia, apoyándose en la construcción de un personaje que transita por la actriz soñadora, la clown, la artista malabarista o la vedette. Parte en su original dramaturgia del sueño de una joven actriz que espera actuar en un gran teatro, pero las circunstancias se van decantando para llevar lo que sucede a otros puntos menos enjundiosos. Sucede que, en este caso, en la Muestra extremeña, las circunstancias acompañaron para hacer real lo que era un hilo conductor y se convirtiera en una aplastante realidad: convocada para actuar en un teatro, la organización le pide trasladarse a un espacio historiado, en la calle. Las inclemencias del tiempo recomiendan abandonar ese lugar y plantarse en los soportales del ayuntamiento de Cáceres, done todo hacia que lo que era un motivo de inspiración se volvió un ejercicio de superación. Una suerte de prueba al límite.

Superadas y con creces esas circunstancias adversas, con una lluvia racheada, lo que traía un frío sobrevenido e incomodidad, fue desgranando su espectáculo, que estuvo cargado de incidentes, lógicos unos, bien asimilados e integrados, pero todo contribuyó a que asistiéramos a una función repleta de pequeños fallos que acumulados distorsionaron lo que a todas luces parece un unipersonal con mucha energía, con un buen discurso, pero que no pudimos visualizar de manera objetiva debido a todo lo sucedido.

Tiene capacidad poética, debe depurar las técnicas circenses que usa, su puesta en escena parece tener características de perfeccionamiento que no pudimos certificar. Narramos una función hecha contra los elementos, para dejar constancia de la capacidad de la actriz para superarlo, sobreponerse y ofrecer un digno espectáculo. Con mucha profesionalidad y poder comunicativo.