Baskonia cierra 2022 habiéndose ganado el derecho a soñar a lo grande
No son solo las once victorias consecutivas –seis de ellas en la Euroliga– o el coliderato europeo. El cuadro gasteiztarra ha conseguido hacer un juego reconocible, alegre, peligroso por las rachas que coge en cualquier momento y porque acierta a encontrar recursos cuando vienen mal dadas.

Se acaban los calificativos con Saski Baskonia. Después de la victoria por 92-86 ante el Real Madrid, los de Joan Peñarroya van a terminar el año 2022 en el coliderato de la Euroliga, luego de encadenar seis victorias en la competición continental –y otras cinco en la Liga ACB–, y no precisamente contra rivales de la parte baja de la tabla: Real Madrid, Fenerbahçe y Anadolu Efes ocupan la parte alta de la tabla clasificatoria, y aunque Armani Milano, Virtus Bolonia y Bayern de Múnich languidecen en estos momentos en la segunda mitad de la tabla, nadie dice que en la segunda vuelta no pugnen por jugarse una plaza en el Top 8.
Asimismo, puestos a ponerle pegas, sería fácil decir que en esta racha triunfal, Real Madrid, Bayern, Milano y Virtus han pasado por Zurbano, pero ocultar las enormes victorias logradas en Estambul ante Anadolu Efes –sin Pierriá Henry, en Virginia con permiso del club para solventar un asunto familiar– y Fenerbahçe –con el mentado Henry haciendo frente a los de Itoudis con el «jet lag» a cuestas– sería faltar a los méritos contraídos por los gasteiztarras.
Los gasteiztarras. No pueden faltar los nombres propios, con Markus Howard erigido en el emblema de este ilusionante Baskonia, pero antes hay que hablar de la labor del grupo. Sin ir más lejos, el propio Howard no jugó más que seis minutos ante la Virtus de Bolonia, fruto de un mal golpe en la espalda, y sus compañeros se impusieron con suficiencia, sin echar de menos el talento anotador de su estrella anotadora. En el choque frente al Real Madrid, luego de un increíble parcial de 35-15 en el segundo cuarto, cuando el conjunto merengue reaccionó a base de llevar el partido al barro –con cierta aquiescencia arbitral–, Joan Peñarroya sentó a Markus Howard y fueron los Darius Thompson, Costello, Pierriá Henry y demás los que se arremangaron y frenaron el intento de remontada rival.
En ese sentido, cabe pararse en el parcial de 35-15 del duelo del jueves 29, el último de un diciembre mágico para Saski Baskonia. El Real Madrid anotó seis de sus 15 puntos en el primer minuto del segundo asalto: sendos triples de Yabusele y Hezonja, adelantando a los de Chus Mateo por 26-34, tras un parcial de 2-6. La réplica fue un 33-9 por parte baskonista, de los cuales 13 –para acabar con 21 al descanso y 28 al final–, fueron obra de Markus Howard. Pero lo más impresionante de esos nueve minutos mágicos es que Saski Baskonia concedió nueve puntos; es decir, a punto por minuto.
Y lo de «a punto por minuto» no es una frase hecha, ya que los madridistas no sumaron ni una sola canasta en juego, sino que toda su anotación llegó desde la línea de tiros libres –9 de 12, con varios viajes a la línea por parte de Dzanan Musa algo rigurosos–, con un bien visible y subrayable 0 de 9 en tiros de campo; es decir, a lanzamiento por minuto, sin que el temible poder en el rebote ofensivo del Real Madrid hiciera mella en el Baskonia, siendo Matt Costello –jugando tanto de ala-pívot como de pívot– y Tadas Sedekerkis los encargados de cerrar la persiana. En ese sentido, sacarle la segunda falta de Tavares –pese a que su recambio sea nada menos que Vincent Poirier– fue providencial.
Rachas plurales
El 35-15 del segundo cuarto sobre el Real Madrid es solamente un síntoma del buen momento baskonista, ya que en esta tremenda racha ha encadenado cuartos igual de demoledores: 24-9 ante Armani Milano en el primer cuarto; 23-11 en el cuarto período sobre el Bayern de Múnich; 12-28 en el tercer cuarto frente a Anadolu Efes; 13-21 en el primer cuarto y 20-31 en el segundo ante Fenerbahçe; 28-17 en el segundo parcial frente a la Virtus Bolonia.

En resumen, que aunque los de Joan Peñarroya tienen cierta querencia por romper los partidos en la primera mitad, especialmente en el segundo asalto, estas revoluciones en el marcador pueden darse en cualquier momento.
Y es ahí donde entran los nombres propios. Los 28 puntos de Markus Howard ante el Real Madrid hacen justicia de su talento anotador, pero lo cierto es que son «solo» 15,5 puntos los que promedia después de estos 16 partidos continentales. Obviamente, estos buenos números de hoy llegan después de haber aclimatado su juego a la Euroliga, tras unas primeras jornadas en las que ha habido de todo por su parte: la explosión triplista en la milagrosa victoria ante el Partizan de Belgrado y los apagones frente a AS Mónaco o Panathinaikos. En estos seis partidos de gloria, Howard ha promediado 13,83 puntos, siendo sus 28 tantos al Real Madrid su mejor versión, aunque quizá los 19 tantos ante Anadolu Efes fueran los más importantes, en cuanto que gracias a su anotación se mantuvo Saski Baskonia en una mala primera mitad, para así remontar tras el receso. En Estambul y ante el vigente campeón, Howard no solo demostró que sabe anotar con el viento a favor, sino que cuando vienen mal dadas también merece la confianza de su equipo.
Pero cuando no ha sido Howard, otros han aparecido para resolver esos grandes parciales. Así, Vanja Marinkovic, uno de los jugadores que más ha progresado respecto de la pasada campaña, sumaba 18 puntos ante Anadolu Efes y 22 ante la Virtus de Bolonia; Daulton Hommes ha aparecido en momentos muy puntuales como herramienta anotadora pese a su innegable clase. Pero en los triunfos ante el Real Madrid, encadenando siete puntos en el segundo cuarto antes de la explosión de Howard, o el Bayern ha sido el especialista en abrir la lata; Darius Thompson lleva unos últimos partidos más grises de cara a canasta, pero ante Armani Milano sumó 15 tantos y mantiene una media de 5,7 asistencias, incluyendo varias cruciales en el último partido del día 29, con el Real Madrid amenazando la voltereta y los gasteiztarras sin el toque fino en el tiro exterior como en su momento de despegue del segundo acto.

Perriá Henry, Maik Kotsar o Matt Costello son otros jugadores de una cierta unidad invisible del Baskonia. El único lunar de Henry es su 4 de 21 en triples, pero que alcance los 10 puntos es casi rutinario en su caso, con más de seis asistencias y su siempre latente peligro para el robo como principales apoyos a a su juego; Kotsar, con una media de 9,4 puntos, es el quinto máximo anotador de este Saski Baskonia europeo, a pesar de su horrible 36,6% en tiros libres. El estonio siempre está bien colocado y aunque no es un prodigio técnico ni el más físico ni el más rápido, solo Walter Tavares ha podido dejarlo sin anotar. Listo como él solo, es el contrapunto de un Matt Costello en apariencia más tranquilo, después de haber padecido con estrés su estreno en la capitanía en el Baskonia. Con 9,9 puntos, promedia un 40,3% en triples y un 62,3% en tiros de dos, por lo que aprovecha casi cada balón que pasa por sus manos, haciendo buenos los huecos que crean los exteriores.
Y luego está Tadas Sedekerskis, capaz de hacer buenos sus minutos, sean estos cinco, diez o veinte, es una garantía para el juego del Baskonia porque, en su regreso a la posición de alero, ha dotado a los gasteiztarras de un empaque físico que quizás sea el único debe del talento anotador de Markus Howard, y de una regularidad en el trabajo oscuro que es, por otro lado, la cruz de Rokas Giedraitis, que pese a sus 21 puntos ante el Real Madrid, promedia un escaso 30,7% en triples y, en estos seis partidos de gloria, solo había logrado pasar de la decena de puntos frente a Anadolu Efes.
Un entrenador novato
«Nuestro objetivo debe ser competir cada partido». «Nadie me ha regalado nada». «Hace un mes, en las quinielas de la Euroliga, no apostaba por nosotros ni ‘El Tato’». No es muy amigo de dar titulares altisonantes, pero lo cierto es que Joan Peñarroya está coronándose como una apuesta acertada por parte del Baskonia en su estreno en la Euroliga. Unido al inseparable chicle que rumia en cada partido y quizá con el debe de atemperar su expresividad –sobre todo su gesticulación– ante los árbitros, el de Tarrassa está sabiendo dotar de una amplitud impresionante al cuadro gasteiztarra.
Hay que recordar que, por primera vez, el club gasteiztarra está apostando por una plantilla de 13 jugadores, por lo que debe hacer un descarte en cada partido. Raieste y Arturs Kurucs parece que se han resignado a que el grueso de sus minutos llegarán en la Liga ACB, pero tampoco se puede decir que flaquee el Baskonia en estos últimos partidos. Asimismo, jugadores como Marinkovic o el propio Markus Howard, han tenido descanso en algún partido de la competición doméstica, pero eso no ha restado ni su aportación ni su confianza cuando han vuelto a la cancha. Es decir, que compaginando el descanso con la responsabilidad sobre el parqué, Peñarroya está logrando que sus piezas funcionen sin sobrecargarse en exceso.

Y aunque no siempre se pueda garantizar el éxito, está sabiendo leer los partidos. Volviendo al partido frente al Real Madrid, cuando el conjunto blanco tiró de físico y brega para amenazar, y hacerlo de verdad, con la voltereta, Peñarroya sentó a Markus Howard sin que ello supusiera que el ataque gasteiztarra acabase gripado, o que el jugador se desenganchase del partido para sus puntuales apariciones en la segunda mitad. Por otro lado, un gris Darius Thompson, erigido en muchos momentos como el cuerpo ejecutor de lo que su entrenador piensa y planea, estuvo sobre el parqué en los momentos más candentes, compartiendo pista en mucho rato con Pierriá Henry, sacrificando el poderío en el tiro exterior para ganar en solidez defensiva, reboteadora y en fluidez del ataque, una fluidez basada en el pase, porque Saski Baskonia no solo promedia 86 puntos, sino que añade por partido casi 20 asistencias, 7 robos y una valoración por encima de 96.
«Hasta yo pagaría una entrada para ver a este equipo como en el segundo cuarto», expresó el entrenador baskonista tras el partido ante el Real Madrid, pero añadía que «como equipo le tenemos que dar mucho valor a la segunda parte, porque hemos encontrado a otros jugadores y hemos hecho buenas defensas».
Es decir, frente al adagio que reza que no se ha de tocar lo que funciona, Peñarroya intenta amoldar su juego a la necesidad del momento, bien dando carta blanca a sus tiradores, bien bajando al barro y a la brega, con multitud de soluciones tácticas, como se demuestra en las muchas canastas que se consiguen después de los tiempos muertos o las combinaciones de jugadores que acaban los partidos, alimentando las necesidades del juego con sus dispares características.
Empieza lo bueno
Se acabó un diciembre perfecto pero empieza lo bueno; es decir, el reparto de títulos con la Copa en febrero en Badalona, la Final Four de Kaunas en mayo y los play-offs de la Liga ACB. Por una vez, y quizá con más argumentos que en aquella temporada 2015/16 de los Bourousis, Mike James, Darius Adams, Shengelia, Davis Bertans, Hanga o Causeur, la afición de Saski Baskonia se ha vuelto a ilusionar con que su equipo sea capaz de incrustarse en la punta de la pirámide de la élite europea. Esto es, que pueda disputar la Final Four de la Euroliga con opciones reales de ganarla.
¿Merece la pena lanzar ahora las campanas al vuelo? Nadie escapa a la realidad de que esto es muy largo, los momentos de juego varían y el riesgo de lesiones –no hay que olvidarse del susto que tuvo Howard ante Olympiacos cuando Moustapha Fall le cayó encima– siempre está ahí, ni que los rivales, cuya calidad no hace falta mencionar, no se van a quedar de brazos cruzados cante Saski Baskonia, sobre cuyas capacidades están todos sobre aviso. ¿Pero qué tiene de malo ilusionarse, que no es lo mismo que vender humo?

Lo cierto es que el 29 de diciembre de 2022 el Buesa Arena registraba su segundo lleno absoluto de la campaña, y así como en el estreno liguero frente a Unicaja, los reclamos de conciertos y demás espectáculos tuvieron buena parte de culpa de semejante tirón, lo cierto es que el pabellón de Zurbano ha recuperado alrededor del 30% de su aforo respecto del año pasado. Eso ya de por sí supone un premio para el club gasteiztarra, que ha visto cómo este verano ha atinado de pleno en sus apuestas, aun perdiendo a Simone Fontecchio y sin que nadie se acuerde ahora de Wade Baldwin, por bueno que sea el hoy jugador del Maccabi.
«No voy a poner freno a la ilusión de la gente pero voy a poner criterio en la plantilla porque esto es muy largo», advertía Peñarroya tras el último partido de 2022. «(Diciembre) Ha sido un gran mes, pero en enero hay 11 partidos», apostillaba el técnico catalán.
Habrá que ver lo que trae el futuro, pero si la afición no disfruta del presente, ¿quién lo hará? Si no se disfruta ahora de esta tremenda racha, ¿cuándo? Saski Baskonia se ha ganado pasar de año en el coliderato de la Euroliga, y su afición, el derecho a soñar por todo mientras vive sin pegar ojo el presente más ilusionante en décadas.

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