Maite Ubiria

Borne propone retrasar la edad de jubilación a 64 años en el horizonte de 2030

La primera ministra francesa, Elisabeth Borne, ha presentado una reforma del sistema de pensiones que plantea que la edad de referencia para la jubilación se retrase progresivamente a los 64 años en el horizonte de 2030. Desde 2027 para cobrar el 100% de la pensión habrá que haber cotizado 43 años.

La primera ministra gala, Elisabeth Borne, tras presentar, esta tarde, su proyecto.
La primera ministra gala, Elisabeth Borne, tras presentar, esta tarde, su proyecto. (Bertrand GUAY | AFP)

Importa el cuándo pero también el cómo. Y mirando a esos esas dos referencias la reforma del sistema de pensiones que ha remodelado el Gobierno francés, tras seis meses de diálogo con agentes sociales y grupos parlamentarios, implica cambios evidentes.

Los trabajadores y trabajadoras francesas deberán esperar a la edad de 64 años para poder jubilarse, de acuerdo a un calendario que aspira a «garantizar el equilibrio del sistema» en 2030.

A ese cuándo hay que sumar el cómo. La segunda exigencia es haber cotizado 43 años, lo que permite aspirar al 100% de la pensión.

Se mantiene la edad límita de 67 años como edad máxima a la que deberán esperar quienes no disponen de los años de cotización que da derecho a una pensión.

Como compensación a esos cambios, cuya digestión se anuncia difícil, el Gobierno de Elisabeth Borne promete una pensión mínima de «en torno a 1.200 euros». Ello tendría como primer efecto mejorar la retribución de dos millones de pensiones que cobran pensiones modestas.

La idea sería que un trabajador que haya trabajado toda su vida laboral cobrando un sueldo en base al Smic o salario mínimo cobre, cuando se jubile, al menos el 85% del Smic neto, lo que da esa cifra de «en torno a 1.200 euros».

Fin de los regímenes especiales

El nuevo modelo presentado este martes tarde, que preserva el sistema de repartición, y se proclama «más justo», contempla mantener el llamado sistema de reparto, y acaba con los regímenes especiales.

Un solo sistema de pensiones se implementará, por tanto, para asalariados, trabajadores independientes y empleados de la función pública.

Con todo, 4 de cada 10 trabajadores seguirán, según la propia estimación de Borne, accediendo a los 62 años a la jubilación. Es el caso de trabajadores con incapacidad, que hayan sufrido un accidente en el periodo cercano a esa edad de referencia.

Para quienes empezaron a trabajar antes de los 20 años se plantean otras excepciones. Y una promesa: «En ningún caso aportarán más de 44 años de cotización».

Convocatoria sindical, el 19 de enero

El «maltrato» de la reforma a trabajadores con carreras extremadamente largas o con actividades especialmente duras es uno de las muchas «líneas rojas» que ven en el proyecto presentado por Elisabeth Borne los ocho sindicatos que de inmediato han llamado esta noche a una primera jornada de movilización el próximo 19 de enero.

«Nada justifica una reforma tan brutal», ha aseverado Laurent Berger, líder de la Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT), al comparecer ante la prensa junto a otros líderes sindicales.

El objetivo de las organizaciones de trabajadores será, en palabras de Berger, que el «Gobierno recule».

La movilización del 19 será, anticipan, solo el «comienzo» de las medidas de fuerza decididas entre el conjunto de los sindicatos.

Les Républicains (LR) se deja querer

La primera ministra, que hoy por hoy no tiene mayoría para aprobar esa reforma en el Parlamento, pero que al haber matizado la edad de jubilación -inicialmente Macron evocó el retraso de la edad legal a 65 años- y mejorado las pensiones modestas se ha garantizado el acercamiento con su aliado más plausible, Les Républicains (LR), ha asegurado que esa reforma busca evitar el mal mayor de «una bajada de pensiones en un futuro».

Borne prometido que, a ese fin, «cada euro que se cotice para la jubilación se destinará única y exclusivamente a la caja de pensiones».

Trabajar más tiempo

Con todo, el motor de la reforma es «trabajar durante más tiempo», lo que ha llevado al Gobierno a anunciar que centrará sus esfuerzos en mejorar la tasa de trabajadores «senior» (categoría de trabajadores de más de 55 años).

Con solo un tercio de trabajadores en activo a partir de los 60 años, el Estado francés es uno de los que atesora una tasa más baja de trabajadores «senior», ha lamentado Borne.

Las empresas de más de mil trabajadores deberán presentar planes que llevarán, a priori, a que sean compensadas o penalizadas por la «expulsión precoz» de sus empleados.

Otro de los mecanismos que se barajan es la compatibilización del suelo y la pensión en la recta final de la carrera profesional.