La Real no está en su mejor momento. Ni deportivo, con dos derrotas consecutivas que le han apeado de la Copa y le dejan si no matemáticamente sí virtualmente fuera de la batalla europea, ni futbolístico ni anímico. Pero no tiene tiempo ni de lamentarse porque ya está en Mérida, donde ha entrenado esta tarde y donde mañana mércoles se enfrentará al Sporting de Huelva (18.30, Teledeporte) en busca de la tercera final de su historia, tras la de Copa que ganó en 2019 y la de Supercopa que perdió un año después.

Es de nuevo la Supercopa la que le ofrece la posibilidad de engordar su palmarés y, de paso, abrillantar una temporada que está siendo muy diferente a la anterior. Para eso, primero tiene que llegar a la final, que le enfrentaría el domingo al ganador del duelo que disputarán el jueves Barcelona –defensor del título que ha ganado en dos ocasiones– y Real Madrid. Y el billete sólo se lo dará una victoria frente al Sporting de Huelva, que se ganó su derecho a disputar este torneo gracias a su subcampeonato en la pasada edición de Copa.

Ese resultado de las onubenses, que se plantaron en la final tras derrotar a un Granadilla que venía de firmar su mejor temporada, da buena cuenta del peligro que encierra un rival con poco nombre pero mucha experiencia y que es especialmente peligroso en competiciones a un partido por su capacidad de adaptación y resistencia a los escenarios más complicados, que le lleva a desesperar a sus rivales. «En este tipo de partidos no sólo se necesitan argumentos futbolísticos, sino saber jugarlos y el Huelva se ha visto en muchas de estas –coincide Natalia Arroyo–. Sabe llevar los partidos a minutos clave, generar tensión en el contrario... Es un rival muy fuerte y especialmente peligroso en este tipo de escenario por ese saber sufrir, saber defender, jugarte directo, tensionarte... Creo que lo vamos a jugar bien pero enfrente tenemos un equipo especialmente peligroso en este tipo de partidos». ha insistido la entrenadora txuriurdin en la rueda de prensa que ha ofrecido en el Estadio Romano de Mérida tras el entrenamiento que ha dirigido en el mismo escenario.

Frente a un rival que aguanta como ninguno, «creo que nuestra principal fortaleza es llevar nosotras los tiempos del partido sabiendo que no es sencillo porque es una habilidad que tiene el rival también –ha explicado–. Vamos a intentar tener una buena fase ofensiva, tener ese posicionamiento que nos da ventajas en balón, ese dinamismo, esa capacidad de poner un ritmo alto al juego y conseguir nuestras ventajas y estar cerca de una versión buena nuestra, que querrá decir que generamos ocasiones y estamos apretando y angustiando al Huelva, que es un equipo que resiste bien y de muchas maneras. Y que tiene una transición peligrosa, así que si somos capaces de atacar mucho, tendremos que vigilar también mucho sus contragolpes», advierte.

De lo que está convencida la entrenadora catalana es que los problemas tendrá que plantearlos el rival sobre el césped y no llevárselos a rastras su equipo desde el vestuario pese a que llega a la cita en un momento delicado. «Veo al equipo con ganas, rabioso por lo que ocurrió el domingo, con ganas de dejarlo lejos y cambiar de página», asegura Arroyo, multiplicando así la motivación que ya propicia la posibilidad de conquistar un título esta misma semana. «Éste no es un partido cualquiera. No tenemos demasiadas finales en nuestra historia y queremos añadir más. Nos apetece, también porque no estamos en ese momento de resultados en el que todo fluye fácil. Tenemos que apretar los dientes y ésta es una buena oportunidad para cambiar el chip y dar un empujón», asegura.

Como en los últimos partidos, la técnica no podrá contar con Andreia, Allegra y Santana que, como Ceci, siguen lesionadas. Tampoco ha viajado esta vez la futbolista del filial Nora Sarriegi con lo que la convocatoria está conformada por apenas 19 futbolistas, que no dan excesivas opciones de rotación a su entrenadora.

El Sporting de Huelva, por su parte, llega más descansado que las donostiarras. El sábado cayó ante el Barcelona pero la semana previa la tuvo limpia, al haber caído en Copa en la ronda anterior, eliminado precisamente por Osasuna. Las andaluzas, además, afrontan la cita con la tranquilidad de su buena situación en la clasificación, donde ocupan la novena plaza con cinco puntos de ventaja sobre el descenso.