Jaime Iglesias
Madrid

Suerte desigual para el cine vasco en una gala que encumbra a ‘As bestas’

Alauda Ruiz de Azúa, Mejor Dirección Novel en los Premios Goya 2023.
Alauda Ruiz de Azúa, Mejor Dirección Novel en los Premios Goya 2023. (EUROPA PRESS)

A principios de 2022, ‘Alcarrás’ y ‘Cinco Lobitos’ parecían las dos grandes películas llamadas a acaparar todos los premios cinematográficos de la temporada. Dos obras dirigidas por mujeres, poseedoras de una mirada singular y de una sensibilidad extrema a la hora de reflejar las contradicciones que anidan en el alma humana a la hora de hacer frente a la incertidumbre. Sin embargo, frente a la autenticidad y verdad que atesoran ambos títulos, dos largometrajes arraigados al territorio, la Academia prefirió el carácter impostado de ‘As Bestas’, un filme brillantemente ejecutado pero artificioso y un tanto discutible en su explotación de una serie de clichés vinculados a la idiosincrasia gallega que ha sido ampliamente cuestionada por los propios gallegos. Una decisión sintomática que denota hasta qué punto la Academia prefiere propuestas de consenso respaldadas por el favor del público que el carácter arriesgado de obras más sutiles y menos epatantes como las dirigidas por Alauda Ruiz de Azúa o Carla Simón. La primera se convirtió en la película vasca más premiada de la noche con los tres Goyas logrados por su directora como realizadora novel y por sus actrices principales, Laia Costa en calidad de protagonista, y Susi Sánchez como actriz de reparto. Peor suerte corrió ‘Alcarrás’, al que su histórico triunfo en el pasado Festival de Berlín no le impidió irse de vacío en una ceremonia que comenzó ágil pero cuyo ritmo terminó por languidecer hasta depararnos el tedio habitual.

Alauda Ruiz de Azúa quiso agradecer su premio como directora novel «a mi familia por educarme en el amor a la cultura, al cine a los libros y a la música». La reivindicación de la cultura como elemento de disidencia y herramienta para el estímulo de un pensamiento crítico fue una de las constantes de la noche ya desde los primeros compases de la gala, dedicados a honrar la figura de Carlos Saura con la concesión, a título póstumo, del Goya de Honor al cineasta aragonés. También las reiteradas llamadas a defender la sanidad pública y a reivindicar el papel de la mujer dentro de la industria cobraron protagonismo durante la ceremonia. Este último aspecto fue destacado en su discurso de agradecimiento por Susi Sánchez: «Necesitamos abrir más puertas pero nosotras solas no podemos. Necesitamos que vosotros, compañeros, os suméis; es importante estar todos juntos en esta lucha».

El cine vasco suma ocho goyas

A los tres Goyas obtenidos por ‘Cinco lobitos’ se sumaron otros cinco logrados por profesionales del audiovisual vasco. El más emotivo, por su significación y por lo inesperado del galardón fue el que recayó en Telmo Irureta como actor revelación por ‘La consagración de la primavera’. El intérprete de Zumaia recalcó, en el escenario del Palacio de Congresos de Sevilla, que David, su personaje en el filme de Fernando Franco, «es un guiño al derecho a la sexualidad de las personas con discapacidad porque notros también existimos y también follamos».

Telmo Irureta, con el Goya al mejor actor revelación. (EUROPA PRESS)

‘Black is beltza II: Ainhoa’ no logró finalmente el galardón como mejor largometraje de animación que, sin embargo, fue a parar a otra producción vasca, ‘Unicorn Wars’, cuyo productor, Iván Miñambres, hizo doblete al obtener también el Goya al mejor corto de animación con ‘Loop’. Con su segundo Goya de la Noche bajo el brazo, Miñambres quiso agradecer a la Academia «su apuesta por un proyecto arriesgado y difícil».

No obstante, el nombre de Fermín Muguruza sí que sonó en el escenario, lo hizo por boca de Raúl de la Fuente, que le quiso dedicar el Goya al mejor cortometraje documental que obtuvo con ‘Maldita: A Love Song to Sarajevo’. El cineasta navarro, que ya ganó el premio en esta misma categoría por ‘Minerita’ en 2014 y que en 2018 obtuvo la estatuilla al Mejor Largometraje de Animación por ‘Un día más con vida’, cedió en esta ocasión el protagonismo a su codirectora, Amaia Remírez quien, a la hora de aceptar del galardón, manifestó «maldita sea la guerra que se libra en el corazón de los que sufren por no ser aceptados».

Otro cineasta vasco reincidente en esto de ganar Goyas es el bilbotarra Gaizka Urresti, cuyo cortometraje ‘Abstenerse agencias’ triunfó en la edición de 2013 y que ayer se hizo con el premio al mejor largometraje documental con ‘Labordeta, un hombre sin más’. Evocando la personalidad del añorado cantautor aragonés, Urresti dijo que «con este Goya estáis premiando la independencia y la libertad de todos los que hacemos documentales en este país, dos términos a los que los políticos, a menudo, se empeñan en dar otro significado».

Entre las películas vascas candidatas, la menos afortunada fue ‘Irati’, que partía con cinco candidaturas y que no ganó ningún Goya. Puede que al filme de Paul Urkijo le penalizase no haber llegado aún a las salas (lo hará a finales de este mes de febrero) pero aun así cuesta entender que se fuera de vacío en categorías donde descollaba sobre el resto de candidatas (como efectos especiales o vestuario), perdiendo en ambos casos frente a un filme como ‘Modelo 77’ que fue el segundo más galardonado de la noche con 5 Goyas tras los 9 logrados por ‘As bestas’. Suerte aciaga también para Estebaliz Urresola, máxima favorita para hacerse con el Goya al mejor corto de ficción por ‘Cuerdas’ que, sin embargo, vio cómo ‘Arquitectura emocional, 1959’ le privaba del galardón.

Poco más de destacar de una ceremonia que nació torcida por el fallecimiento de Carlos Saura la víspera de honrarle con el Goya de honor, y que fue bastante aséptica en su desarrollo. Quizá por el tono optimista que imperaba en el patio de butacas ante un año de éxito del audiovisual estatal o quizá porque en año electoral (fue clamorosa la nutrida presencia de ministros y candidatos en la ceremonia) no toca ser demasiado incendiario.