Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

Rebecca Solnit aborda el feminismo actual y la lucha por el relato en su nueva obra

Rebecca Solnit presentó en una rueda de prensa telemática ‘¿De quién es esta historia?’ (Lumen). Una reflexión sobre movimientos como #MeToo y el estado actual del feminismo. Para la autora, «durante mucho tiempo, los hombres que agredían a las mujeres y sus cómplices controlaban el relato».

La historiadora y activista estadounidense Rebecca Solnit.
La historiadora y activista estadounidense Rebecca Solnit. (TRENT DAVIS BAILEY)

Nacida en Bridgeport (Connecticut) en 1961, Rebecca Solnit es escritora, historiadora y autora de veinte libros sobre feminismo, la historia de la cultura occidental y los indígenas de Estados Unidos, el poder popular, los cambios sociales, los movimientos de insurrección y los desastres naturales, entre otros temas. Sus obras la han hecho merecedora de la beca Guggenheim, el National Book Critics Circle Award y el Lannan Literary Award y entre ellas figuran ‘Los hombres me explican cosas’, ‘Esperanza en la oscuridad’, ‘Una guía sobre el arte de perderse’, ‘Un paraíso en el infierno’ y ‘La madre de todas las preguntas’.

Lumen –editorial con la que la estadounidense ha publicado ‘Recuerdos de mi inexistencia’, elegido por la revista ‘Time’ como uno de los mejores libros de 2020–, ha publicado nueva obra, ‘¿De quién es esta historia?’, una reflexión en torno a movimientos como #MeToo y el estado actual del feminismo que la autora estadounidense presentó a través de una rueda de prensa telemática que fue iniciada con una rememoración del pasado que tuvo como protagonista a la propia Solnit. A la edad de dieciocho años y mientras trabajaba como camarera «un cocinero tenía por costumbre tocarme el culo, era una violación de mi dignidad. No sabía cómo reaccionar, hasta que un día me aseguré de llevar una bandeja de vasos y los dejé caer cuando volvió a tocarme el culo. A mi jefe, a quien no le importaba mi autonomía física, sí le importaban las bandejas llenas de vasos, y por eso le dijo al cocinero que no volviera a hacerlo. Pasados los años, vi a otra joven camarera a la que también le tocaban el culo y ella, que era experta en artes marciales, tumbó al cliente en el suelo. Lo novedoso es que su jefe la apoyó por completo, llamaron a la policía, al cliente le cayeron cargos. No es que todo vaya perfecto, los hombres le siguen tocando el culo a las camareras, pero ver esa reacción fue emocionante», dijo.

En su exposición, añadió «está claro que en estos tiempos actuales cada vez hay más hombres sensibilizados ante la situación que padece la mujer pero, no es menos cierto que todavía hay muchísimos hombres que no aceptan los cambios. Se aferran a ese terrible concepto del poder para ejercerlo de manera muy virulenta contra las mujeres. Con demasiada frecuencia, hombres que creen que las mujeres carecen de voz se indignan al descubrir que alguien las escucha. Es una batalla por la posesión del relato».

Estructuras de poder

Una de las cuestiones que aborda su nuevo ensayo se centra en la irrupción de #MeToo. Solnit no lo considera un movimiento nuevo, «sino algo inherente al feminismo actual. El feminismo, a partir de 2012-2013, se encontraba en esa fase y gente como Bill Cosby ya estaba siendo señalada. Lo que realmente resulta sobrecogedor es que depredadores sexuales como Cosby, Harvey Weinstein, Jimmy Saville en la BBC y tantos otros, se mantuvieran impunes durante décadas. Su poder era inmenso y te das cuenta de esa enorme armadura que es la propia sociedad, los abogados, las amenazas y toda su maquinaria destinada a silenciar la verdad. Siempre tiendo a recordar que desde el feminismo estamos intentando cambiar algo que tiene miles de años, un concepto patriarcal que se expande a la política y la religión, a cualquier estructura de poder que tiene su eco en los ámbitos laborales y cotidianos».

A la hora de valorar el poder político en Estados Unidos, recordó que «vivo a poca distancia de Silicon Valley, territorio de personajes tan terribles y poderosos como Mark Zuckerberg. Las redes sociales se han convertido en territorio de acoso y manipulación. En 2020, los hombres blancos, pese a representar una pequeña minoría del electorado demócrata, poseyeron un control muy desproporcionado del dinero y los medios de comunicación y esperaron tener una influencia excesiva en la carrera por la candidatura. Esta es una de las numerosas maneras en que se impide que se cumpla lo de ‘una persona, un voto’. Políticamente, tengo plena confianza en gente como Alexandria Ocasio-Cortez».