100 años de la muerte de Salvador Seguí, el líder obrero víctima de las balas de la patronal

La figura de Salvador Seguí, ‘el Noi del Sucre’, sigue siendo central para entender la historia del movimiento obrero catalán y de todo el Estado. Así lo demuestran los actos en su recuerdo cuando se cumplen 100 años de una muerte orquestada por la burguesía que tanto le temía.

Salvador Seguí i Rubinat, 'el Noi del Sucre'.
Salvador Seguí i Rubinat, 'el Noi del Sucre'. (CNT)

Tal día como este viernes, hace 100 años, fallecía en Barcelona Salvador Seguí i Rubinat, conocido como ‘el Noi del Sucre’ (‘el Chico del Azúcar’), víctima de pistoleros mercenarios al servicio de la burguesía catalana. Seguí fue uno de los más destacados anarcosindicalistas de aquellos años; un compromiso con la clase obrera que pagó con su propia vida en las calles del Raval de Barcelona.

Durante los crudos años 10 del siglo XX, Seguí se convirtió en un referente del anarcosindicalismo, un movimiento que a pesar de su «juventud» (la CNT se fundó en 1910 con la participación del propio anarquista catalán) contaba con decenas de miles de simpatizantes en todo el Estado, siendo Catalunya uno de los territorios donde el pensamiento libertario arraigó con más fuerza.

Una prueba de la fuerza del anarcosindicalismo en general y la CNT en particular es la huelga de la Canadiense, que en 1919 y tras varias semanas de movilización obrera consiguió, entre otros logros, implantar en todo el Estado la jornada laboral de ocho horas. Fruto de la represión desatada al inicio de la huelga, Seguí fue encarcelado, aunque tras su liberación, y haciendo gala de sus dotes oratorias que todavía hoy son recordadas, consiguió que los huelguistas pusieran punto final a la huelgas con destacados beneficios en sus condiciones.

Seguí pasó a lo largo de su vida diversas veces por la cárcel, siendo la última de ellas en el castillo de la Mola, en Maó. En su regreso a la actividad política, ya en 1922, Seguí continuó siendo una de las caras más reconocidas del cada vez más potente sindicalismo obrero. Algo que, finalmente, le costaría la vida.

El pistolerismo venía siendo una constante en las calles barcelonesas desde hacía años. Los empresarios habían encontrado un filón en la contratación de mercenarios para que mataran a líderes sindicalistas y obreristas ante el rápido crecimiento de sindicatos como la CNT. Algunos de esos «matones» provenían de los Sindicatos Libres, organizaciones sindicales de extrema derecha creadas por la propia burguesía. Aunque en menor medida, desde los movimientos obreros también se apostó por armar a los trabajadores, que respondían a la patronal preparando sus propias acciones armadas contra líderes derechistas y burgueses.

En este contexto, el 10 de marzo de 1923 Salvador Seguí fue asaltado junto al también anarquista Francesc Comas por varios pistoleros de los Sindicatos Libres en la calle Cadena del Raval, en Barcelona. Mientras que ‘el Noi del Sucre’ falleció en el acto, su compañero lo hizo dos días después.

Pensamiento

A pesar de que durante los años del pistolerismo cerca de 500 anarquistas fueron asesinados, muchos de ellos compañeros del propio Seguí, y de que él mismo fue objetivo de algún atentado frustrado en cuanto a líder obrero, ‘el Noi del Sucre’ siempre se mostró contrario a la violencia selectiva por parte del anarquismo como respuesta al terrorismo patronal. En alguna ocasión él mismo dijo ser consciente de que su vida corría peligro, como así acabó siendo.

Recreación de la muerte de Seguí en 'la Campana de Gracia'.

No en vano, Seguí, que en algunos puntos de su pensamiento se aproximaba al marxismo, sobre todo en el análisis económico, fue acusado de «posibilista» por sus propios compañeros, favorables a un anarquismo más doctrinario. Este pensamiento puede venir provocado por el fracaso del Levantamiento Espartaquista en Alemania y el triunfo de la Revolución bolchevique, que ‘el Noi del Sucre’ llegó a calificar como una «tiranía en Rusia».

También son sobradamente reconocidas y publicadas sus palabras sobre «los problemas de Catalunya» durante un acto en Madrid organizado por la Escuela Nueva en 1919. Durante su discurso, Seguí se mostró convencido que la independencia sería favorable a los intereses de los trabajadores catalanes: «Nosotros, los trabajadores, como sea que con una Catalunya independiente no perderíamos nada, más bien al contrario, ganaríamos, la independencia de nuestra tierra no nos da miedo».

Por otro lado, Seguí estaba convencido de que ante una eventual independencia, quien más se opondría a ella sería la propia burguesía catalana, encabeza por la Lliga Regionalista. «Estad seguros, amigos madrileños que me escucháis, que si algún día se habla seriamente de independizar Cataluña, los primeros, y quizá los únicos que se opondrían a la libertad de Cataluña, serían los capitalistas de la Liga Regionalista y del Fomento del Trabajo Nacional», predijo el líder libertario.

Relación con su «vecino» Lluís Companys

Nacido en Lleida, Salvador Seguí tenía raíces familiares por parte de su madre en Tornabous, población a escasos 40 kilómetros de la capital ponentina. Aunque en aquel momento eran pueblos independientes, se da la circunstancia que hoy día Tornabous conforma su término municipal con la población del Tarròs, villa natal en la que nació en 1882 el president Lluís Companys, solo cinco años antes que Seguí.

De hecho, la relación entre ambos se extiende en el tiempo, desde los años en que ambos jugaban juntos en su pueblo mientras el padre de Seguí, jornalero, trabajaba en las tierras de la familia Companys. De aquellos tiempos le viene su apodo, 'el Noi del Sucre', quizás por su afición a comerse directamente los tarrones de azúcar, aunque también podría deberse a su carácter afable y dulce.

Más tarde, ya en Barcelona, Companys i Seguí se reencuentran cuando ‘el Noi del Sucre’ estaba detenido en la cárcel Model en 1920. La intención del futuro president de la Generalitat, entonces abogado, era defender a su convecino, sin percatarse de que sobre él también pesaba una orden de detención. Ambos quedarían internos en la prisión barcelonesa y más tarde serían trasladados juntos al castillo de la Mola, en Maó.

Cabría mencionar a un tercer implicado en esta historia, el abogado Francesc Layret, que era amigo tanto de Companys como de Seguí. Su trabajo debería haber sido encargarse de la defensa legal de ambos detenidos, aunque, al igual que Seguí tres años después, miembros de los Sindicatos Libres tiroteaban a Layret justo cuando se dirigía a visitar a los arrestados.

100 años, vivo en el recuerdo

Con motivo de esta efeméride, los homenajes han sido una constante en distintos puntos de Catalunya, como el organizado por la Fundació Salvador Seguí y la CGT, con una ofrenda floral a su tumba en el cementerio de Montjuïc y el estreno de un documental sobre su vida.

También en su pueblo, Tornabous, han organizado una ofrenda floral y una mesa redonda sobre su figura, a la que se sumará el próximo 1 de abril una jornada dedicada a uno de sus vecinos más ilustres, con la presentación de una exposición y del documental ‘El pensament de Salvador Seguí avui’. La huella imborrable de uno de los líderes más importantes y carismáticos del movimiento obrero en Catalunya y en todo el Estado.