​La crítica especializada ha dicho sí a la nueva entrega de la franquicia creada por Kevin Williamson y Wes Craven, que con su paródico planteamiento metagenérico revolucionó el ‘slasher’ en los años 90. Luego está el sector fandom, entre quienes en nombre del purismo y la fidelidad al original ven traiciones cometidas por la actual pareja responsable de la saga, compuesta por los realizadores Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillet.

Sin embargo, tras el relanzamiento que supuso ‘Scream’ (2022), película en la que pagaban el peaje de la nostalgia, no les queda otra que intentar innovar y salirse en lo posible del camino más trillado. Bastó la imagen de Ghostface en un avance empuñando un arma de fuego, para que una gran cantidad de fans se llevaran las manos a la cabeza, porque se supone que todos sus crímenes los comete con un cuchillo bien afilado. Pero en realidad Bettinelli-Olpin y Gillet ya estaban consiguiendo su primer y principal objetivo, que es el de sorprender.

Por encima de ese detalle puntual, el mayor cambio que introduce ‘Scream VI’ (2022) es el radical desplazamiento de la localización, que hasta ahora siempre había sido el de la localidad de Woodsboro. El traslado a Nueva York permite muchas más posibilidades escénicas, que bien aprovechadas potencian la clara intención renovadora, y así la secuencia más celebrada es la que tiene lugar en el metro durante la festividad de Halloween, con lo que resulta difícil reconocer al verdadero Ghostface entre tanta gente disfrazada con la máscara del asesino que se inspira en el cuadro expresionista de Edward Munch ‘El grito’.

Otra baza importante en la nueva propuesta es la del rejuvenecimiento del reparto, ya que de la anterior generación solamente queda haciendo de puente Courtney Cox. Melissa Barrera se ha convertido en la actual reina del grito, secundada por Jenna Ortega, que también cumple con ‘final girl’ en una entrega más sangrientamente urbana.