Por segundo año consecutivo, un largometraje vasco dirigido por una mujer se ha alzado con el triunfo en el certamen malagueño, principal escaparate estatal del cine hispanoamericano.

Si el año pasado fue Alauda Ruiz de Azúa la que se llevó el gato al agua con ‘Cinco lobitos’ (dando así inicio al exitoso recorrido de la película, culminado con los tres premio Goya que obtuvo hace apenas un mes), este año ha sido Estibaliz Urresola la que se ha hecho con la Biznaga de Oro con un largometraje que llegaba avalado por la repercusión que había alcanzado en el pasado Festival de Berlín donde su protagonista, Sofía Otero, se hizo con el premio de interpretación.

En declaraciones exclusivas para NAIZ, Urresola ha valorado este galardón como muy importante de cara a que «la película tenga recorrido, llegue a las personas, mueva conciencias, transforme miradas y cree posiciones que son los objetivos que nos planteamos al hacer ‘20.000 especies de abejas’».

Visiblemente feliz, la directora nos confiesa que «lo que está ocurriendo con esta película, está superando todas mis expectativas y desde este punto de vista estoy muy agradecida al público, a la prensa y al jurado, pero también a todas esas personas que durante estos días se han acercado a nosotros para hablarnos de la emoción que la película les ha generado».

Urresola atribuye este hecho a que «si bien ‘20.000 especies de abejas’ habla del viaje interior de un niño a la hora de presentarse ante su familia como una niña, yo tuve claro que quería conferir una dimensión coral a ese viaje, mostrar la transformación que se va dando entre quienes rodean al personaje. Eso hace que el espectador pueda entrar en la historia desde lugares diversos».

Respecto a la pujanza del cine vasco, la cineasta alavesa nos ha comentado que «el momento que vivimos actualmente es el resultado de muchas medidas que se han ido adoptando para favorecer la inclusión de miradas diversas que estaban ahí pero que necesitaban de apoyos para emerger».

Esa apuesta por la diversidad, que es la razón de ser de su película, no solo está favoreciendo el auge del cine vasco sino también de las películas realizadas por mujeres: «Como sociedad es enriquecedor esa pluralidad de miradas que también se da en el cine realizado por mujeres, porque no existe una única mirada femenina sino que también entre nosotras hay enfoques muy diversos».

De ahí que, aunque se sienta halagada por los comentarios que estos días ha suscitado su trabajo colocándolo en la estela de los de Carla Simón o Alauda Ruiz de Azúa, Estibaliz Urresola defienda la necesidad de que «cada película tenga su propio recorrido, hay que celebrar la diversidad y no meternos a todas las cineastas en el mismo saco con etiquetas reduccionistas».

La Biznaga de Oro a la Mejor Película ha venido acompañada también por el Premio a la Mejor Actriz de Reparto para Patricia López Arnaiz y por el Premio Feroz-Amanecer en Puerta Oscura que la Asociación de Informadores Cinematográficos ha concedido a ‘20.000 especies de abejas’ como Mejor Película de entre todos los títulos que han podido verse en la Sección Oficial del Festival de Málaga.

Un certamen en el que también han concurrido otras producciones vascas como «Una vida no tan simple’ de Félix Viscarret o ‘Upon Entry’. Este último filme, una co-producción de Basque Films y la catalana Zabriskie Films, le ha valido a su protagonista masculino, Alberto Ammánn, la Biznaga de Plata al Mejor Actor.

Por su parte el premio a la mejor actriz ha sido para María Vázquez por la producción galega ‘Matria’. Unos galardones que ponen en valor eso que, durante años y no sin cierta malicia, muchos llamaron «cinematografías periféricas» y que hoy, sin embargo, son la medular de la producción audiovisual estatal.