Joseba Salbador Goikoetxea

Encuentran restos de la actividad metalúrgica del Leitzaran previa a la llegada de los romanos

La asociación Burdina Taldea de Andoain, en colaboración con Aranzadi, ha encontrado los restos más antiguos de la actividad metalúrgica del valle del Leitzaran, que según las dataciones de Carbono 14, se remontan a los siglos IV y III a.C., en la Edad del Hierro.

Miembros de Burdina Taldea, junto al arqueólogo Alfredo Moraza, muestran las escorias encontradas.
Miembros de Burdina Taldea, junto al arqueólogo Alfredo Moraza, muestran las escorias encontradas. (NAIZ)

El valle del Leitzaran, que une Gipuzkoa con Nafarroa, es conocido por la actividad metalúrgica que se ha desarrollado tradicionalmente en sus minas y ferrerías, y que llevaron a la construcción del ferrocarril del Plazaola a comienzos del siglo XX. Hasta la fecha, solo había constancia de que dicha actividad se llevó a cabo a partir de la llegada de los romanos y, sobre todo, desde la Edad Media, con la construcción de las conocidas ferrerías hidráulicas.

Sin embargo, los trabajos de investigación llevados a cabo por Burdina Taldea de Andoain, asociación por la recuperación del patrimonio histórico del valle, en colaboración con el arqueólogo de Aranzadi Alfredo Moraza, han permitido desvelar que dicha actividad se remonta al periodo entre los siglos IV y III a.C., es decir, a la Segunda Edad de Hierro y, por tanto, anterior a la llegada de los romanos.

La datación mediante Carbono 14 ha sido realizada por la Universidad de Uppsala (Suecia) y el resultado ha sido dado a conocer hoy por el arqueólogo Alfredo Moraza y por los miembros de Burdina Taldea Xabier Arruti, Joxe Ramón Berrondo y Xabier Cabezón, autor este último del sitio web www.leitzaran.net.

Tal y como ha explicado Alfredo Moraza, se trata de escorias pertenecientes a una de las «haizeola» o «ferrería de monte» que se utilizaban en la antigüedad para obtener el hierro y que eran las precursoras de las ferrerías hidráulicas, más conocidas en la actualidad. La datación se ha podido realizar gracias a los fragmentos de carbón vegetal aparecidos entre las escorias.

Los restos hallados son escorias de sangrado, procedentes de la reducción de mineral de hierro en las haizeolak, y presentan una alta concentración de mineral, lo que demuestra una técnica de elaboración muy primitiva.

Escorias de las haizeolak del Leitzaran, junto a algunos clavos fabricados a partir del hierro obtenido en las ferrerías del valle en fechas posteriores.


Estas escorias se han encontrado en el paraje conocido como Urlio, ubicado en los montes que rodean la ferrería de Olloki y perteneciente al municipio de Elduain. En palabras de Joxe Ramón Berrondo, «habitualmente se ha pensado que los conocimientos para la obtención del hierro los trajeron los romanos, pero lo cierto es que esa actividad ya existía aquí antes y los romanos lo que hicieron fue instalarse allí donde sabían que podían obtener recursos. En este caso, en esta extensa 'zona industrial' que ha sido el valle del Leitzaran».

En el caso de Urlio, de momento solo ha aparecido el escorial o «zepadi», por lo que Burdina Taldea seguirá estudiando la zona hasta dar con la estructura de las haizeolas en las que se formaron esas escorias, así como con los posibles restos de los asentamientos humanos utilizados por las comunidades que trabajaban en dichos hornos.

La importancia de este hallazgo radica en que se trata de los restos más antiguos encontrados en el valle del Leitzaran, y que vendrían a ser de la misma época que los hornos hallados junto al poblado de Basagain, en Anoeta, en Aizegain (Oiartzun) o en Larla (Iparralde).

Alfredo Moraza ha destacado que «la presente datación supone un paso muy destacado en el proceso de conocimiento de la arqueometalurgia en nuestro territorio, a pesar de que los datos aún no son sino el comienzo del proceso de estudio. En próximas campañas –ha añadido– se proseguirán los trabajos con nuevas actuaciones a fin de obtener un dibujo más completo, para lo cual esperamos contar con la ayuda tanto del Ayuntamiento de Elduain como de la Diputación de Gipuzkoa».

Recreación de una ferrería de monte o «haizeola», con dos sencillos hornos de reducción. (Museo de la Minería de Euskal Herria)


Funcionamiento de las «haizeolak»

Xabier Cabezón ha explicado que las «haizeolak» o «ferrerías de monte» eran ferrerías primitivas, formadas por uno o varios hornos de reducción muy sencillos. Se situaban en la proximidad de los yacimientos mineros y de alguna pequeña corriente de agua. Como combustible para los hornos se usaba carbón vegetal producido en los bosques de la zona.

En los hornos se colocaban capas de carbón y de mineral, y para alcanzar la temperatura necesaria para reducir el mineral (por encima de 1.100-1.200º) se insuflaba aire a presión mediante fuelles movidos por el hombre. Posteriormente, era necesario trabajar la masa de hierro obtenida mediante martillos manuales, para quitarle escorias e impurezas, antes de elaborar con ese hierro utensilios de uso habitual como herramientas, clavos o armas.

Históricamente, el periodo principal de funcionamiento de las haizeolak se sitúa en plena Edad Media (siglos X-XIV), un periodo al que se asocian la mayor parte de los restos localizados y estudiados hasta la fecha, como los de Legazpi, Zerain, Mutiloa, Zegama... A partir del siglo XIV, las haizeolak cedieron el paso a las ferrerías hidráulicas, en las que tanto fuelles como martillos se movían mediante la fuerza del agua.