Dabid Lazkanoiturburu
Nazioartean espezializatutako erredaktorea / Redactor especializado en internacional

Claves en el conflicto entre el Ejército y las paramilitares de Sudán

Estas son algunas claves para entender el conflicto entre el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y el Ejército sudanés.

El jefe del Ejército, Abdelfatah al Burhan,y el líder paramilitar, Mohamed Hamdan Dagalo.
El jefe del Ejército, Abdelfatah al Burhan,y el líder paramilitar, Mohamed Hamdan Dagalo. (AFP)

Las Fuerzas de Apoyo Rápido son una fuerza paramilitar creada por el expresidente islamista Omar al Bashir y que depende de la Inteligencia sudanesa. Desde su reconversión en 2013 está liderada por Mohamed Hamdan Dagalo, alias «Hemedti».

Las FAR nacieron de las milicias Yanyauid (Janjaweed), acusadas de cometer matanzas y violaciones masivas en el conflicto de Darfur (2003-2008).

Esta agrupación también fue acusada de matar y secuestrar a cientos de manifestantes prodemocráticos que acamparon frente a la sede del Ejército durante la revolución sudanesa, que acabó en abril de 2019 con el derrocamiento del régimen de Al Bashir tras tres décadas en el poder.

Precisamente, se remontan a entonces las desavenencias entre el Ejército sudanés y las RSF.

La cúpula militar, liderada por el general Abdelfatah al Burhan, aceptó sacrificar a Al-Bashir para mantenerse en el poder.

La plataforma Fuerzas de la Libertad y el Cambio, que había liderado las protestas, pidió la disolución de los paramilitares de las RSF y recordó que este grupo cometió crímenes contra la humanidad en Darfur.

Su líder, «Hemedti», advirtió al Ejército que no lo toleraría y acusó a oficiales del Ejército de aprovechar la revuelta popular para tenderles una trampa.

Al Burhan trató de desactivar las amenazas reconvirtiendo a las milicias en una fuerza militar regular en abril de 1919.

Fue la primera de toda una serie de medidas, manu militari, que apartaron a los partidos civiles del poder y generaron una nueva ola de protestas reprimidas a sangre y fuego.

En plena crisis, el Ejército dio un golpe de Estado en 2021 concentrando todo el poder y nombrando a «Hemedti» vicepresidente del auroproclamado Consejo Soberano y número dos del Ejército.

El pasado 5 de diciembre de 2022, y con la mediación de la Unión Africana, el Ejército y parte del movimiento opositor alcanzaron un acuerdo de transición a un gobierno civil que sustituya al actual militar golpista.

Uno de los puntos del acuerdo pasa por la unificación del Ejército en un mando único y «subordinado a una autoridad civil», lo que es rechazado de plano por «Hemedti» y sus temidas milicias.