Asier Robles

EH Bildu recuerda en Bilbo la Rebelión de la Sal del 1634 y homenajea a los seis ejecutados

EH Bildu ha rendido homenaje a las víctimas de la Rebelión de la Sal, que comenzó en 1631 y terminó en 1634 con seis líderes populares ejecutados. Asimismo, ha ratificado su lucha por la justicia social y ha destacado la importancia de rebelarse ante las injusticias.

Acto de EH Bildu en recuerdo de la Rebelión de la Sal.
Acto de EH Bildu en recuerdo de la Rebelión de la Sal. (Monika DEL VALLE | FOKU)

Como cada año, EH Bildu ha homenajeado este miércoles a las seis personas que fueron ejecutadas en 1634 por la Corona española para poner fin a la Rebelión de la Sal. El acto ha tenido lugar frente a la placa colocada en el exterior de la Iglesia San Anton, a cuya fachada estaba adosada la casa consistorial y donde fueron ahorcados los cabecillas de la matxinada.

«Supuso una rebelión popular contra las pretensiones centralizadoras del Reino de España y a favor de los derechos forales que no consiguieron sus objetivos porque el pueblo se rebeló. Recordamos la lucha, pero también que pagaron un precio muy alto por defender la libertad. Es necesario corresponderlo con un ejercicio de memoria», ha comenzado señalando la candidata a la Alcaldía de Bilbo, María del Rio.

Ha destacado que «el mejor homenaje» que se les puede hacer es «seguir luchando por los derechos de la gente y por la justicia social». En esa línea, ha asegurado que hoy las mayorías populares «también sufren los abusos de una minoría acomodada». «La carestía de los precios, la subida insostenible de hipoteca y alquileres, y la precariedad laboral se ceban con quienes menos tienen y enriquecen a los responsables de esta situación».

La candidata a la alcaldía María del Rio durante el acto en homenaje a la Rebelión de la Sal. (Monika DEL VALLE | FOKU)

Por ello, Del Rio ha subrayado que desde EH Bildu consideran que sigue siendo necesario rebelarse: «Rebelarse contra los fondos buitre que se enriquecen por convertir la vivienda en un objeto de especulación. Rebelarse contra los recortes en sanidad y los planes de desmantelarla. Rebelarse contra quienes atentan contra los servicios públicos. Rebelarse contra los ataques a los derechos lingüísticos. Rebelarse para reivindicar los derechos de las mujeres y a favor de políticas feministas que avancen hacia una igualdad real. Rebelarse para instaurar políticas efectivas por los derechos LGTBI. Rebelarse contra la exclusión social y trabajar por los derechos de aquellas personas que peor lo están pasando, para que puedan tener una vida digna. Y rebelarse para saldar las deudas históricas que Bilbao tiene con sus barrios».

Asimismo, ha recordado que EH Bildu defiende por un modelo que «defiende los intereses de los y las trabajadoras, que pone en el centro a los barrios, y que da respuestas a las necesidades de los y las vecinas, teniendo en cuenta sus opiniones y siempre, a través del refuerzo de los servicios y las políticas públicas».

Juan María Eskubi Arroyo

Más allá de aquella lucha de hace casi 400 años, EH Bildu también ha querido homenajear al hombre que empezó, casi en solitario, a conmemorar esta jornada, y que murió en febrero: Juan María Eskubi Arroyo.

«Con un ramo de flores en la mano, él solo se puso a hacer este ejercicio de memoria. Al año siguiente se le unieron otras tantas personas y hoy es el día que celebramos juntos. Por eso, este año también queremos homenajearle», ha recordado.

La revuelta de las clases populares

El conflicto comenzó en 1631, cuando el monarca español Felipe IV impuso un impuesto sobre la sal para financiar sus guerras en el norte de Europa, vulnerando así los derechos que otorgaban los fueros vizcainos. La medida supuso el incremento del precio de la sal, fundamental para la conservación de los alimentos en aquella época, hasta un 44%. La Corona española también ordenó la requisa de toda la sal almacenada, que a partir de ese momento solo podría ser vendida por la Real Hacienda.

El pueblo llano vizcaino venía sufriendo una gran pobreza, y esa medida fue la gota que colmó el vaso. Las clases populares no tardaron en levantarse contra los privilegios de los jauntxos y las imposiciones de la Corona española. La revuelta comenzó por el precio de la sal, pero acabó en una insurrección para reclamar que se revocasen todos los impuestos abusivos y se volviese a la exención fiscal recogida en los Fueros.

Placa en la Iglesia San Anton de Bilbo en recuerdo a los líderes de la Rebelión de la Sal ejecutados en 1634. (Oskar MATXIN/FOKU)

La rebelión duró algo más de tres años y fue sofocada definitivamente en la primavera de 1634, cuando los principales cabecillas fueron detenidos y ejecutados: Martin Otxoa de Aiorabide, Licenciado Morga y Sarabia, el escribano Juan de Larrabazter, los hermanos Juan y Domingo de Bizkaigana, y Juan de la Puente Urtusaustegui.

Sin embargo, el rey, para calmar los ánimos, perdonó al resto de los rebeldes y suspendió el impuesto a la sal.