Iñaki  Iriondo
Cronista político

El PNV ha perdido 86.431 de los 124.722 votos municipales de menos

Consejeros del PNV siguen con caras de preocupación el recuento en Sabin Etxea.
Consejeros del PNV siguen con caras de preocupación el recuento en Sabin Etxea. (Raul BOGAJO | FOKU)

El pasado domingo votaron en las elecciones municipales 1.361.684 personas en Hego Euskal Herria. Fueron 124.722 menos que las de hace cuatro años. De todas ellas, 86.431, nada menos que el 70%, dejaron de votar al PNV.

En cuanto a los comicios forales, se pasó de los 1.482.502 de 2019 a los 1.349.115 de este 28 de mayo. Son 133.387 papeletas menos. Y de nuevo, de todas ellas, 86.058, esta vez el 64,52%, son personas que hace cuatro años depositaron su confianza en los jeltzales. Las declaraciones de los líderes jeltzales han atribuido su caída a la bajada de participación y el aumento de la abstención. Pero si ello fuera tan sencillo, lo lógico sería que todos los partidos hubieran sufrido pérdidas. Sin embargo, EH Bildu ha sumado casi veinte mil votos más. Y también el PP ha logrado casi nueve mil papeletas más en la CAV esta vez que hace cuatro años.

Por lo tanto, el problema del PNV no ha sido que se haya votado menos esta vez, así en abstracto, sino que concretamente a quienes sobre todo han dejado de votar ha sido a ellos. Y así ha sido como donde la pretensión jeltzale era conseguir la mayoría absoluta, por ejemplo en Bizkaia y en Bilbo, lo que ha ocurrido realmente es que se ha alejado de ella. Allí donde Eider Mendoza pidió a la ciudadanía elegir entre «la inconcreción de Bildu» o «la solvencia de EAJ-PNV» y Andoni Ortuzar mandó impedir que Donostia y Gipuzkoa «caigan en malas manos», y vuelvan «al follón, a vivir con sobresaltos hasta para poder bajar la bolsa de basura, para saber qué impuestos tenías que pagar. A retroceder al cuatrienio negro de 2011 a 2015».

Pues resulta que la ciudadanía guipuzcoana ha preferido las «malas manos» a la «solvencia» jeltzale demostrada, por ejemplo, en la gestión de Osakidetza. Y Maddalen Iriarte le ha sacado quince mil votos y 5 escaños al PNV. Y Juan Karlos Izagirre le tuvo con el corazón en un puño a Eneko Goia.

También hubo una candidata a la Alcaldía de Gasteiz cuyo nombre Andoni Ortuzar fingió no conocer para despreciarla en un mitin. Aquella mujer, Rocío Vitero, ha ganado las elecciones, mientras que su Bea –así se refirió a Artolazabal en aquel acto– ha quedado cuarta. José Antonio Suso, presidente del ABB, ha anunciado que pondrá su cargo hoy a disposición del partido por tan malos resultados. Malos también en todo Araba. En 2019 el PNV le sacó 13.732 y 5 escaños en las Juntas Generales a la segunda fuerza, EH Bildu. Esta vez han sido apenas 1.204 votos y un único escaño.

«Entente vasco-española»

Durante esta campaña, el presidente del EBB advirtió a los suyos de que se estaba gestando una coalición maligna en su contra. Andoni Ortuzar habló del peligro de que «PSE y EH Bildu extiendan su pacto en Eibar e Irun a otros sitios de Gipuzkoa», al mismo tiempo de que avisaba de que «la entente vasco-española» de EH Bildu y Podemos, que recurre a «falsedades» para desalojar a los jeltzales.

Resulta llamativo que el partido que hizo presidente del Gobierno a José María Aznar y pactó presupuestos con Mariano Rajoy, pero sobre todo el partido que no dudó en volver a hacer pactos generales con el PSE, la formación que expulsó de Ajuria Enea a Juan José Ibarretxe, coaliciones que todavía mantiene y gobiernan en coalición, hable de una «entente vasco-española» en su contra.

El PNV, al que EH Bildu cedió la Alcaldía de Gasteiz en 2015 y que ahora parece que no va a dudar en echar mano de los de Javier Maroto contra Maddalen Iriarte en Gipuzkoa y contra Rocío Vitero en Gasteiz. ¿Lo harán en vísperas de nuevas elecciones?