Pello Guerra

Eclosión del sentimiento vasco en el asociacionismo de la Nafarroa de los años 30

Aunque en las décadas anteriores ya había empezado a hacerse presente, en los años 30 del pasado siglo, Nafarroa vivió una eclosión del sentimiento vasco que se plasmó en la creación de diversas asociaciones. Así queda en evidencia en la documentación que ofrece en internet el Archivo de Nafarroa.

Imagen de Bittori Etxeberria, una de las responsables de Emakume Abertzale Batza en Nafarroa.
Imagen de Bittori Etxeberria, una de las responsables de Emakume Abertzale Batza en Nafarroa.

En los años 30 del pasado siglo, Nafarroa vivió una auténtica eclosión del sentimiento vasco que se plasmó en el asociacionismo en el herrialde. Así se puede apreciar en la documentación que el Archivo General de Nafarroa ha publicado en el buscador web Archivo Abierto en relación a la constitución de  asociaciones. En concreto, ofrece los registros descriptivos de 3.093 expedientes de control administrativo del Gobierno Civil datados entre 1883 y 1986.

La documentación muestra que, en esa época, las peticiones se presentaban en el Gobierno Civil de Nafarroa en virtud del artículo 4 de la Ley de Asociaciones de 30 de junio de 1887. Y una de las pioneras en este ámbito fue el Centro Vasco de Iruñea, constituido en 1910.

Entre sus objetivos, figuraba «fomentar la cultura vasca que ha de multiplicar el amor a nuestra tierra, a sus derechos y tradiciones y proporcionar honesto recreo y entretenimiento a los asociados». Para ello, iba a organizar «excursiones artísticas o recreativas, veladas literarias, musicales, certámenes y conferencias instructivas, estimulando cuanto contribuya a los fines escritos».

En virtud de sus estatus, se prohibían los «bailes llamados de sociedad» y las discusiones y conversaciones «que no se conformen con las enseñanzas de la Religión Católica».

Información de ‘Novedades’ sobre el Centro Vasco de Iruñea. (GRAN ENCICLOPEDIA DE NAVARRA)



Tenía su sede en la calle Zapatería, número 50 y como presidente llegó a figurar el abogado Manuel Aranzadi y en el cargo de secretario, el periodista y más adelante director de ‘La Voz de Navarra’, José Aguerre. Entre sus socios se encontraban el político Arturo Campión, el pintor Javier Giga y Eladio Cilveti, uno de los fundadores de Osasuna.

En 1929, el gobernador civil requirió al centro, del que señalaba que era «de significación separatista», la entrega de sus libros de actas para su examen, pero la junta solo entregó uno de ellos, el que recogía las realizadas desde 1924.

Ante la ausencia de parte de la documentación requerida y escudándose en la suspensión de las garantías constitucionales desde 1923 por la implantación de la dictadura de Primo de Rivera, el gobernador civil ordenó la suspensión de la sociedad y la clausura de sus locales en noviembre de 1929. La medida afectaba también al club deportivo Euzcotarra y al Centro Navarro de Lizarra, vinculados al primero. Esa suspensión se levantó el 23 de abril de 1930 al señalar el gobernador que «habían desaparecido» las causas de la misma.

En junio de ese mismo año se celebró una junta general ordinaria, en la que Eladio Cilveti pasó a ser el presidente del centro. Pero dos años más tarde ya no ocupaba ese cargo, cuando el Centro Vasco pasó a denominarse Euzko Etxea tras un cambio de estatutos. A raíz de ese modificación, se estableció que «dado el carácter nacionalista de esta sociedad, sus socios deberán ser afiliados del Partido Nacionalista Vasco».

Firma de Eladio Cilveti como presidente del centro, junto al sello del mismo. (ARCHIVO GENERAL DE NAFARROA)



El Batzoki de Urroz

El Centro Vasco de Iruñea fue el primero con ese nombre creado en Nafarroa, aunque tan solo dos años más tarde se creaba en Urroz un batzoki. Según se recogía en sus estatutos, «la Sociedad Círculo Católico de Obreros» existente en la villa se transformaba «en una nueva sociedad denominada Batzoki Urroztarra».

Y como objetivos, se proponía «propagar el nacionalismo vasco, aspirando, dentro de la esfera de su acción, a que los vascos y por tanto los navarros que construyeron una parte principal de la raza vasca y especialmente los urroztarras, sigan fervorosamente las enseñanzas de la Iglesia Católica Apostólica Romana».

También se comprometía a trabajar por «la reintegración foral absoluta y completa de Navarra y de todo el País Vasco y la derogación de todas las leyes anteriores y posteriores a la de 25 de octubre de 1839, singularmente de esta, que han mermado, desconocido y coartado los legítimos e imprescindibles derechos del País Vasco a restaurar los buenos usos, costumbres e instituciones propias del pueblo vasco y singularmente del pueblo navarro».

Además, apostaba por «defender el euskera, fomentar la cultura vasca, que ha de acrecentar el amor a nuestra tierra, a sus derechos y tradiciones».

Y para lograr esos fines, iba a organizar «excursiones, veladas certámenes, conferencias políticas, literarias, musicales, instructivas».

Portada de los estatutos del Batzoki Urroztarra. (ARCHIVO GENERAL DE NAFARROA)




A estas dos asociaciones pioneras, siguieron los centros vascos constituidos en Lizarra (1917), Agoitz (1931), Erriberri (1931), Desoio (1932), Sesma (1932),  Irurozki (1932), Zangoza (1932), Martzilla (1933), Meano (1933), Bargota (1933) y Abartzuza (1934).

Seguían la línea del centro de la capital y su filosofía quedaba recogida en los estatutos del de Zangoza, en los que se detallaba que su objetivo era «reunir bajo la bandera de Jaun Goikoa eta Lege Zarra a todos los vascos amantes de dicho lema para difundirlo por el País Vasco, valiéndose de cuantos medios de propaganda estén a su alcance».

Lo mismo se puede decir de las Euzko Etxea que fueron surgiendo en suelo navarro por esos años, que buscaban reunir «a los afiliados del PNV» y que contemplaban la realización de conferencias y mítines.

En total, se constituyeron doce en los años 30 y se crearon en Tafalla (1931), Etxauri (1932), Erriberri (1933), Etxarri Aranatz (1933), Zarrakaztelu (1933), Bioitzari (Bigüezal) (1934), Cárcar (1934), Irurtzun (1934), Olatzagutia (1934), Ledea (1934), Urroz (1934) y Elizondo (1935).

El deber de «hablar el euzkera»

Otra asociación pionera en este ámbito fue Juventud Vasca, constituida en Iruñea en 1919. Vinculada al Centro Vasco, en sus estatutos se especificaba que «es deber de los socios euzkeldunes hablar el euzkera en los locales de la sociedad».

«Como distintivo propio», adoptó «la bandera de Euzkadi llevando en uno de sus ángulos el escudo de Pamplona». Entre sus integrantes aparecen nombres ya habituales como el de Javier Ciga y Eladio Cilveti.

Cuño de Iruñako Euzko Gaztedia. (ARCHIVO GENERAL DE NAFARROA)




Se disolvió el 27 de febrero de 1929, aunque sus planteamientos tuvieron continuidad en Iruñako Euzko Gaztedia, creada en 1932 y con sede en la calle San Nicolas, número 14, aunque posteriormente estuvo ubicada en la plaza de la República (actual plaza del Castillo) y el paseo de Sarasate, número 14.

Ese mismo año se fundaba la Agrupación de Estudiantes Vascos de Navarra como filial de la Federación Vasca de Estudiantes. En sus estatutos señalaba que «se ajustará a los principios tradicionales del país y estará sometida en todo momento a las normas de la moral católica. Es apolítica y meramente profesional con tendencia a la orientación vasca». En lo que respecta a su ámbito más específico, añadía que «trabajará ante los poderes para la consecución de la autonomía cultural del País Vasco y la Universidad Vasca».

En 1932 también se constituía en Iruñea la Agrupación de Cultura Vasca de Navarra-Nafarroko Euzko Ikasbatza, que buscaba «reunir las actividades intelectuales que puedan contribuir al conocimiento y difusión de la cultura del País Vasco». Su sede estaba en la calle Eslava, número 1, y entre sus actividades, figuraban la creación de bibliotecas, la organización de cursillos, clases de idiomas, conferencias, excursiones científicas, etcétera.

Dos años más tarde se creaba en la capital navarra la asociación Amigos del Euskera-Euskeraren Adiskideak, con el objetivo de «enseñar, sostener, fomentar y extender en Navarra el euskera», además de procurar «el resurgimiento de las costumbres, deportes tradicionales y especialmente bailes, juego de pelota, canciones y música vascas».

Sello de la asociación Amigos del Euskera-Euskeraren Adiskideak. (ARCHIVO GENERAL DE NAFARROA)




Fundación de ANV en Nafarroa

Algunos de los objetivos que se marcaban estas asociaciones estaban presentes en la fundación del partido Acción Nacionalista Vasca en Nafarroa, que se constituyó en 1933 con el fin de «recoger en el país el anhelo de libertad individual y colectiva característico de las actuales democracias, ya defendido y mantenido en el resto de Euzkadi por Acción Nacionalista Vasca».

Además de defender la República como forma de gobierno en el Estado, en lo que respecta al herrialde, promovía «en todo momento el conseguir para Navarra, unida al resto del País Vasco, el Estatuto Único».

En el orden religioso, apostaba por «la aconfesionalidad como medio más seguro de respeto a las ideas de todos» y respecto a «los problemas económico-sociales, alentar y defender siempre los derechos que el proletariado vaya conquistando en su justa y progresiva emancipación».

Y en el aspecto cultural, apoyaba «tender constantemente a su difusión y al abaratamiento de la enseñanza hasta hacerla gratuita en sus grados superiores, propugnando en este aspecto la fundación inmediata de la Universidad Vasca».

Cuño de Emakume Abertzale Batza de Iruñea. (ARCHIVO GENERAL DE NAFARROA)




La expansión de Emakume Abertzale Batza

Una de las entidades que tuvo mayor proyección en estos años en Nafarroa fue Emakume Abertzale Batza. Se creó siguiendo el ejemplo irlandés, aunque la dictadura de Primo de Rivera impidió su expansión. Con el advenimiento de la Segunda República, llegó al herrialde, donde se formaron asociaciones en Iruñea y Lizarra en 1931, y en 1932 en Arbizu, Martzilla, Uharte-Arakil, Etxauri, Ituren, Tafalla, Obanos, Auritz, Leitza, Agoitz, Irurtzun, Zangoza, Goizueta y Atarrabia. En total, llegó a contar con 2.000 afiliadas en toda Nafarroa.

En sus estatutos se indicaba que su objetivo pasaba por «la unión de todas las mujeres vascas amantes de Jaungoikua eta Lagi-Zara para difundir por Euzkadi, valiéndose de cuantos medios estén a su alcance y en consonancia con su sexo y condición, la doctrina que en el lema se encierra, desarrollando sus actividades e iniciativas principales orientadas al aspecto social vasco y de carácter cultural y benéfico». Entre otras cuestiones, se establecía que «es deber de las asociadas euzkeldunes hablar el euzkera en los locales de la sociedad y de las que no lo sean, aprenderlo».

A raíz del golpe militar y el estallido de la guerra en 1936, todas estas asociaciones fueron ilegalizadas, aunque Emakume Abertzale Batza siguió funcionando de forma clandestina, dando continuidad a su actividad en favor de los presos, llevándoles ropa, comida y ayuda a sus familias.

Muchos de los integrantes de estas entidades sufrieron la represión franquista e incluso varios de ellos terminaron siendo fusilados.

De esta manera sufrió un abrupto y dramático corte la eclosión que el sentimiento vasco había vivido en Nafarroa en los años 30.