Imanol  Intziarte
Redactor de actualidad, con experiencia en información deportiva y especializado en rugby

De sorteos, payasos, árbitros y otras cuestiones que entretienen al planeta oval

Dicen que hay placas tectónicas que se mueven solo del orden de una centésima de milímetro al año. Bien, pues eso no es nada comparado con World Rugby, el anquilosado ente que dirige los destinos de este deporte. Terminado el Mundial, toca preguntarse «Quo Vadis?».

Aficionadas de los Springboks aguardan abrazadas la llegada de su equipo a casa.
Aficionadas de los Springboks aguardan abrazadas la llegada de su equipo a casa. (Guillem SARTORIO | AFP)

Para sorpresa de nadie, los compartimentos continúan siendo prácticamente estancos, con puntuales excepciones. De los diez grandes –los del Seis Naciones y los cuatro del Championship– siete coparon los ocho puestos de cuartos. Escocia e Italia se quedaron fueran porque no caben todos y son los más débiles, mientras que el único ‘petardazo’ fue el de Australia, que se dejó comer la tostada por una mejorada Fiji. Del resto solo Japón parece en condiciones de dar algún que otro susto.

Por partes. Los finalistas, Nueva Zelanda y Sudáfrica, cumplieron con lo que siempre se espera de ellos, luchar por el título. La moneda salió verde como podía haber salido negra. Suman siete de diez títulos entre ambas. Por detrás, Inglaterra y Argentina llegaban con las expectativas bajas, así que llegar a semifinales es buen botín.

Los cuartos de final marcan el Rubicón, separan el grano de la paja, aunque para Fiji estar ahí ya era un éxito. Batacazo para Gales y sobre todo para Francia e Irlanda. Los anfitriones llevaban todo un ciclo enfocados en este torneo, los del trébol llegaban como número uno del ránking pero siguen sin superar esta ronda tras diez mundiales disputados. Poca broma con este dato. No tuvieron suerte con los cruces y cayeron por poco pero… otra decepción.

El fiasco del próximo anfitrión

Australia es el gran fiasco. Tienen cuatro años para tratar de levantar cabeza, aprovechando que serán los organizadores en 2027. Pero los wallabies tienen más predicamento fuera de casa que dentro, donde deben competir con el rugby a XIII y el footy (fútbol australiano), modalidades de balón ovalado más populares entre la población del país. Poco gancho es poco dinero. Las imágenes de las gradas son elocuentes cuando se ve por TV un partido de estos deportes.

Los doce equipos nombrados tienen garantizada su presencia en el Mundial de Australia 2027. Por detrás, de todo un poco. Aplausos para Portugal y su rugby alegre, sumando una histórica victoria frente a Fiji y un empate ante Georgia. Sudamérica también ofrece aire fresco, con el debut de Chile y la buena imagen de Uruguay. Se nota que Argentina es, de las grandes, la que más apuesta por compartir conocimiento y experiencia en su zona de influencia geográfica… y también lingüística, en la orilla opuesta del Atlántico.

En el otro lado de la balanza, muy floja la otrora pujante Rumanía, mientras que Namibia demuestra que por detrás de Sudáfrica el rugby africano es un páramo.

Demasiado experto arbitral

En este Mundial se ha hablado mucho, demasiado, de los arbitrajes. Contrariamente a lo que buen número de seguidores del fútbol piensa, el hecho de que se pueda escuchar lo que dicen los colegiados y quienes están en la sala de vídeo-arbitraje no es ningún tipo de solución mágica.

Tampoco, como se pregona, el rugby es un deporte en el que se asume sin rechistar lo que marca el colegiado. Sobre todo en cuestiones en las que la diferencia entre una amarilla y una roja son matices subjetivos. El deseable pero imposible punto de equilibrio entre la protección de los jugadores y la dureza física inherente a este juego.

Siempre habrá golpes en la cabeza y discusiones bizantinas sobre si el portador del balón iba más o menos erguido, o sobre si el placador dobló más o menos el lomo. Sobre si ese punto por el que entró al ruck era o no lateral, sobre si el pase fue en línea o ligeramente adelantado, sobre si ese pillier empujó recto en la melé o se cruzó ligeramente…

Sorteo y cuatro equipos más

Otro de los temas estrella ha sido el sorteo de la fase de grupos, que derivó en que los cuatro grandes favoritos se cruzaran entre ellos en cuartos de final, yéndose dos a la calle. El sorteo se hizo con tres años de antelación, en función del ránking vigente entonces. Lo que sucede es que en ese largo periodo de tiempo las situaciones han cambiado, y al llegar a esta cita Irlanda-Sudáfrica y Francia-Nueva Zelanda compartían grupo y se cruzaban entre ellos. Era un problema con una solución muy sencilla, realizar el sorteo más tarde. Así se hará para el próximo torneo.

No será el único cambio, ni siquiera el más relevante. La Copa del Mundo de 2027 tendrá 24 equipos, cuatro más que ahora, lo que abre la puerta a selecciones que se han quedado fuera como EEUU o España… si no la vuelve a pifiar en los despachos. En vez de cuatro grupos de cinco equipos habrá seis grupos de cuatro, con lo que la primera fase será más corta. Los dos mejores de cada grupo y los cuatro mejores terceros pasarán a octavos de final. El torneo reducirá su duración, de siete semanas a seis.

Nueva competición, la Copa de Naciones

La federación internacional, World Rugby, ha anunciado además una nueva competición para incrementar «la competitividad global». La Copa de Naciones se disputará cada dos años a partir de 2026, aprovechando las ventanas internacionales de junio y noviembre. El bacalao se lo repartirán los de siempre, los del Seis Naciones y los cuatro del Championship, y completarán la cifra de 12 equipos probablemente Japón y Fiji. Por debajo habría una segunda división, con doce selecciones que jugarían las Challengers Series. Hasta 2032, como mínimo, estaría cerrada la posibilidad de ascensos-descensos.

Más partidos entre los grandes para seguir repartiéndose la tarta merced a un sistema en el que no todas las federaciones tienen voto y otras tienen más de uno, con lo cual es prácticamente imposible un cambio. De ese selecto grupo solo Argentina aspira a remar en otra dirección, pero su candidato a presidir World Rugby, Agustín Pichot, salió derrotado ante el inglés Bill Beaumont.

Lo expuso con claridad el seleccionador de Chile, Pablo Lemoine, después de que sus chavales amateurs cayeran por 71 a 0 ante la profesionalizada Inglaterra: «De un lado estamos los payasos y desde el otro están los dueños del circo».

Pero a pesar de todas sus imperfecciones seguiremos sufriendo, disfrutando, discutiendo, jugando y amando este deporte, porque viendo las imágenes de Springboks y All Blacks juntos, con sus familias, durante la entrega de medallas; o las de la afición sudafricana celebrando sin importar el color de la piel, continuaremos pensando que el rugby nos ofrece algo especial que debemos cuidar y transmitir.