Amaia Ereñaga
Erredaktorea, kulturan espezializatua
Elkarrizketa
Alessandra García
Actriz y dramaturga

«Hago politiqueo desde el banco del parque, no desde el banco del Congreso»

Texto, dirección e interpretación, todo lo hace la malagueña Alessandra García. Ella es ‘Mujer en la cinta de correr sobre fondo negro’, un espectáculo teatral que, «como un plato combinado», incluye humor, reflexión y reivindicación sobre los habitantes de los barrios más humildes.

Un personaje femenino, una mezcla entre clown y una estrella del rap, describe a toda velocidad a las personas que pueblan su barrio, y que podrían ser las que viven en cualquier barrio de cualquier ciudad. Gente invisibilizada, pero que tiene su vida, sus historias.

Esta ‘Mujer en la cinta de correr sobre fondo negro’ está realmente subida sobre una cinta, parte de la escenografía con la que Alessandra García se enfrenta en solitario al público en el espectáculo ganador del premio Max al Mejor Espectáculo Revelación en 2021, y que recala hoy en la sala BBK de Bilbo.

Volverá el 19 de abril a la casa de cultura de Zizur Nagusia, el 20 y 21 de ese mismo mes a la Fundición de Bilbo, y el 23 de mayo al Teatro Jesús Ibáñez de Matauco de Gasteiz.

«Aquí se habla de lo cotidiano, de la intrahistoria», apunta esta actriz y dramaturga sobre esta obra que le surgió «como último cartucho: Parte de una necesidad como artista de querer salir de Málaga –reconoce–. Sentía que hasta ahora todos los trabajos que había hecho no conseguían proyectarse».

Para salir, nada como para mirar hacia adentro: «Quería homenajear al barrio que ya no existe, que es mi barrio de El Bulto, al que se lo han comido el centro y lo turístico porque el Ayuntamiento considera que no son tan importantes». Dicen de este montaje que disecciona la vida cotidiana de un barrio humilde desde la perspectiva del feminismo y la conciencia de clase.

Pero con humor: «Este es un plato combinado al que no le falta de nada», añade.

Dicen también que es teatro político, ¿está de acuerdo? «Ponme el hashtag que quieras, mientras que me lleves a tu teatro –se ríe–. Para mí los políticos no son los políticos: me siento cómoda cuando pienso que lo político forma parte del lugar donde estás viva y ahí donde, como ciudadana, te mueves, te comunicas y expresas. Por supuesto que la obra es política, porque no deja títere con cabeza, pero es un politiqueo desde el banco del parque, no del banco del Congreso. Estamos todos muy cansados de contar historias que no se pringuen».