Pello Guerra

Arretxe lleva al detective Touré a Canarias en la décima novela de la saga: ‘Mañas de Lagarto’

Su destino, su sino, ha hecho que el detective Touré viva su décima aventura en las Canarias. Hasta ese lugar le ha llevado Jon Arretxe en ‘Mañas de Lagarto’ para homenajear al también escritor de novela negra Alexis Ravelo, fallecido el año pasado de forma repentina.

Jon Arretxe posa con su última novela de la saga del detective Touré.
Jon Arretxe posa con su última novela de la saga del detective Touré. (Andoni CANELLADA/FOKU)

Hasta en un lugar tan paradisíaco como las islas Canarias existen esos rincones oscuros en los que se mueve el superviviente detective Touré. Así que Jon Arretxe le ha llevado hasta Las Palmas de Gran Canaria para que viva una nueva experiencia al límite en la décima novela de la saga, titulada «Mañas de Lagarto» y que publica la editorial Erein.

En la presentación de su nueva obra ante los medios, Arretxe ha explicado que el siempre errante Touré ha terminado en esta ocasión en Canarias, porque de esa manera ha querido homenajear a otro escritor de novela negra con el que le unía una estrecha amistad, Alexis Ravelo, que falleció el año pasado de manera repentina.

Su detective ha acabado en ese lugar como suele ser habitual, «de casualidad, porque siempre termina huyendo». Touré se esconde en un barco que le lleva a Las Palmas de Gran Canaria.

En un primer momento se cuela en un centro de acogida donde se atiende a los inmigrantes que llegan a la isla en patera, hasta que «le pillan y le echan».

Una vez en la calle, mientras está robando algo de comer en un huerto urbano, se topa con un hombre fuerte «que también está mangando y que es el Lagarto de Escaleritas». Este le explica que organiza peleas amañadas de lucha canaria, un deporte que en las islas cuenta con «una afición tremenda», ha detallado Arretxe, que ha viajado a las islas para ambientar su nueva obra. Por su complexión física, le parece que Touré puede manejarse bien en ese mundo y le plantea convertirse en luchador.

El Lagarto le promete dinero fácil y «como Touré siempre tiene el lema de ‘Todo por la pasta’», termina entrando en el juego y «luego se lía todo y pasan mil cosas», como no podía ser de otra manera tratándose del detective burkinés.

La Isleta y sus contrastes

La historia «no se sitúa en una zona turística», algo francamente complicado tratándose de las Canarias. Pero, siguiendo el consejo de gente de las islas, Arretxe ha encontrado el barrio de La Isleta, un lugar «muy castizo y de gente muy humilde, pobre, muy solidaria con los extranjeros. Llevan siglos acogiendo a gente de todas partes y es un ambiente más fácil para los inmigrantes».

Además, es un lugar de contrastes, como ha podido comprobar el propio escritor basauritarra en las fiestas que celebran julio. Unas celebraciones en las que se ha encontrado procesiones y misas, «lo más rancio y conservador», junto «con lo más progre, como fiestas con drag queens. Los dos contrastes con una mentalidad superabierta».

También se ha adentrado en otro espacio peculiar de esa zona, como son unos viejos búnkeres en los que viven unos okupas. Dos de ellos pasan a formar parte de la banda de Touré, junto al peculiar dueño de un restaurante coreano y el personaje Eladio Monroy, creación de Alexis Ravelo que ha querido que participara de las aventuras de su detective.

Ravelo es una sombra que planea en esta décima entrega de la saga de Touré y, por un momento, Arretxe pensó que esa circunstancia, la muerte de su amigo, podría impregnar de tristeza a la obra, pero «como era un tío muy alegre y positivo, creo que me ha salido la novela con más humor, con muchos toques de surrealismo basado en hechos reales». Y, por supuesto, con la denuncia social que siempre está presente en las novelas del detective burkinés.

Un mundo «que no queremos ver»

Esa parte es la que ha quedado en segundo plano en la serie televisiva que se ha realizado a partir de sus novelas, pero que no va a condicionar la manera en la que las escribe. Arretxe ha asegurado que «voy a seguir fiel a mi Touré y no pensando en la serie», recogiendo «ese mundo que no queremos ver, la cruda realidad de los inmigrantes, de las prostitutas...». Eso sí, con su habitual toque de humor.

Con la presentación de la décima entrega de la saga, surge la pregunta de si habrá otra más. Y Arretxe ha reconocido que tiene «dos posibilidades en la cabeza: que se acabe aquí y la otra posibilidad es Barcelona, una ciudad que sería bastante apropiada, con el Rabal. Le veo allí a Touré, pero necesito algo más». Ya se verá si al final lo encuentra y si su particular detective termina en la ciudad condal llevado por su destino, por su sino.