Se acabó la temporada para Bibi Schulze, que se ha roto el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. La central alemana, que se lesionó durante el entrenamiento del sábado, pasará en breve por el quirófano para afrontar después una larga recuperación.

Un cierre inesperadamente aciago para el gran año que ha vivido la futbolista, que se había confirmado como una de las jugadoras de confianza de David Aznar y que en verano regresó de París con el bronce olímpico colgado al cuello, dando continuidad a la saga familiar.

Bibi, que cumplirá 26 años en noviembre, llegó a Lezama en 2019 envuelta en una gran polémica. Y es que pese a sus innegables lazos con Euskal Herria y con el propio Athletic –nieta de Patxo Belauste, su madre es de Lekeitio–, nació y se crió en Alemania. «Encaja su familia, su trayectoria, su conocimiento del Athletic, su deseo de jugar con esta camiseta, el respeto a este escudo» zanjó el entonces presidente rojiblanco Aitor Elizegi. Sus palabras no convencieron a buena parte de la afición pero el tiempo ha enviado el asunto, incómodo como todos los que afectan a la filosofía del club, a un cajón.

En el plano deportivo, Bibi arrancó su andadura en Lezama en el filial y, sin sitio en el primer equipo, en 2021 se marchó cedida al Valencia. Le sentó bien el cambio de aires y a su regreso se hizo un hueco en los planes de Iraia Iturregi aunque los problemas físicos le restaron continuidad. También resultaron inesperadamente fundamentales en otro aspecto. En febrero de 2023, Jorge Vilda citaba a la central para disputar la Copa de Naciones con la selección española. Pero una pubalgia le impidió viajar, el técnico español no volvió a acordarse de ella para un equipo que conquistó el Mundial pocos meses después y el no haber debutado con la camiseta rojigualda, le ha acabado permitiendo debutar con Alemania.

Antes, esa misma pubalgia, complicada con una lesión muscular, le mantuvo seis meses en el dique seco. La temporada pasada arrancó en el Athletic con un nuevo entrenador en el banquillo y Bibi en la enfermería. Regresó en noviembre y no tardó en convencer a David Aznar, para el que se convirtió en una pieza fundamental. Desde su recuperación, lo jugó prácticamente todo. La recompensa añadida llegó con su debut con la selección alemana el pasado mes de abril. Allí no se ganó la etiqueta de titular pero convenció a Horst Hrubesch lo suficiente para formar parte de la convocatoria teutona para los Juegos de París, en los que Bibi y sus paisanas se colgaron el bronce.

La temporada había empezado con la misma dinámica, con Bibi disputando completos los dos primeros partidos de Liga. Se preveía lo mismo en el tercero pero la futbolista ni siquiera pudo viajar y afronta ahora un largo camino hasta poder volver a hacerlo.