«Podemos continuar durante meses, no digo más», ha afirmado el nuevo líder de Hizbulah, Naim Qasem, en su primer discurso tras ser nombrado nuevo secretario general de la formación chií para suceder a Hasan Nasralah, al que Israel mató hace un mes en un bombardeo contra los suburbios meridionales de Beirut conocidos como el Dahye.

Durante su alocución, Qasem ha pedido paciencia a los combatientes y a los libaneses, al tiempo que ha exigido salir del Líbano a los soldados de Israel, que inició una invasión del sur del país a principios de octubre: «Salid de nuestra tierra para reducir vuestras pérdidas, si os quedáis veréis la derrota», ha advertido.

Por otra parte, Qasem ha asegurado que Hizbulah está dispuesto a mantener negociaciones indirectas con Israel para alcanzar una tregua que ponga fin a más de un año de guerra, en las que Israel ha matado a más de 2.700 personas y ha forzado el desplazamiento de otras más de 1,2 millones solo en el Líbano, además de la aniquilación de gran parte de la cúpula de la formación chií.

«Si el enemigo decide (acordar) un alto el fuego, diremos que sí, pero con condiciones. La manera será mantener negociaciones indirectas para este fin», señalado el líder de Hizbulah, que a principios de octubre -cuando ejercía de número dos de formación- dio su apoyo a las conversaciones de tregua mediadas por el presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri.

En este sentido, ha recordado que Berri, que también lidera el grupo chií Amal, es «el pilar de las negociaciones» aunque ha lamentado que «aún no hay un proyecto claro que esté consensuado» para poner fin a las hostilidades.

El gabinete de seguridad del Gobierno israelí ha informado que ha comenzado a discutir las posiblidades de una tregua en Líbano, pero ha señalado que «llevará tiempo».

Continuar el legado de Nasralah

Qasem ha rendido homenaje a Nasralah y a su primo, Hashem Safiedin, favorito para encabezar la formación y muerto igualmente en un segundo bombardeo perpetrado a principios de octubre por Israel contra Beirut.

«Mi programa será una prolongación del de mi predecesor. Mantendremos el programa de guerra que ha sido trazado hasta el presente», ha defendido Qasem, quien ha recordado que sus acciones abrieron un frente de apoyo a la Franja de Gaza en la frontera norte con Israel.

«No se nos debe preguntar por qué apoyamos a Gaza. Debe preguntarse al resto por qué no lo hace», ha sostenido, aunque ha recordado que Israel no necesita una excusa para atacar Líbano como ya lo hizo antes de la creación de Hizbulah para «poner fin a la resistencia palestina y a toda resistencia», en referencia a la invasión entre 1982 y el año 2000.

«Las resoluciones internacionales no expulsaron a Israel de nuestras tierras. Lo hizo la resistencia», ha recalcado Qasem, en referencia a la retirada israelí en el año 2000, si bien ha denunciado que desde la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, aprobada en 2006, se han registrado 39.000 violaciones por tierra y mar  por parte de las tropas israelíes.

A pesar de los golpes israelíes a la dirección del grupo y del desgaste de la invasión, ha asegurado que «Hizbulah es más fuerte cada año debido a que cuenta con más experiencia» y «ha llevado a cabo todos los preparativos ante la posibilidad de que la guerra sea larga». insistiendo en que el grupo «ha logrado encontrar a todos los reemplazos en las posiciones vacante».

Elecciones en EEUU y negociaciones

Precisamente, el Ejército israelí ha anunciado este miércoles la muerte del subcomandante de la fuerza de élite de Hizbulah (Radwan), identificado como Mustafa Ahmad Shahadi, en un bombardeo contra la región de Nabatiyeh, en el sur de Líbano. Israel ya mató al jefe de la fuerza Radwan, Ibrahim Aqil, en un bombardeo contra Beirut el pasado 20 de septiembre, una semana antes del ataque que acabó con la vida de Nasralah.

Por su parte, Israel reconoce la muerte de  33 militares en el sur de Líbano y cerca de una decena más en territorio israelí próximo a la frontera.

El Ejército israelí ha dado por cumplidos prácticamente todos los objetivos de su operación en Líbano con la muerte de buena parte de su dirección y con la eliminación de infraestructura en la zona fronteriza. Asegura haber acabado con el 80% de sus proyectiles. Con ello, prepararía el terreno para una eventual negociación, pero Hizbulah insiste en que antes de negociar debe haber un alto el fuego.

Dos de los principales asesores de la Administración de Joe Biden llegarán a Israel mañana para intentar cerrar un acuerdo que ponga fin a la guerra en Líbano.

Qasem también ha destacado en su discurso la vinculación de la ofensiva israelí con la situación política de su principal aliado, EEUU, en plena campaña electoral, «¿Acaso se alargará la guerra? Parece ser que las elecciones estadounidenses serán un punto de inflexión», ha indicado Qasem, que sugirió que «puede haber alguien que embride a (el primer ministro israelí, Benjamín) Netanyahu» para detener las hostilidades.