
El diputado abertzale Jon Iñarritu ha llevado al Pleno de control al Gobierno de este miércoles en el Congreso una cuestión relacionada con el Sahara. Según se ha conocido recientemente, se van a poner en marcha dos nuevas conexiones aéreas entre el Estado español (Madrid y Lanzarote) y Dajla, en los territorios ocupados, sin haber solicitado previamente la conformidad saharaui, como decretan las sentencias europeas. Y además, se atisba una cesión de soberanía en espacio aéreo por parte del Estado español a Marruecos, pese a que la ONU se la asignó a Madrid tras su abandono de Sahara.
Iñarritu ha puesto ambas cuestiones sobre la mesa y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha respondido de modo contradictorio. Y es que no ha negado ninguna de las dos cuestiones, pero al mismo tiempo ha acusado al diputado de EH Bildu de exponer «teorías extrañas. Déjele los bulos al PP, que ya están todo el día con ellos». Para rizar un poco más al rizo, ha comparado estas interpelaciones con las que le dirigía Jon Iñarritu en el caso del periodista vasco encarcelado en Polonia (ahora libre en Rusia) Pablo González.
Ahondando en esta contradicción, Albares ha pasado después a elogiar fervientemente la colaboración entre el Gobierno español y Marruecos. Ha expuesto para ello datos comerciales, afirmando que la cooperación «es vital para Ceuta y Melilla, para Canarias, para los puertos de Tarifa y Algeciras, también para las empresas vascas». Le ha sumado los beneficios en «la lucha contra el yihadismo». Y ha concluido saludando que «estamos en el mejor momento de la negociación bilateral».
Iñarritu, por su parte, ha afirmado que cabría ver positivamente que haya colaboración entre Madrid y Rabat «pero el precio a pagar no puede ser el Sahara». Ha recordado a Albares las sentencias europeas que establecen que los representantes saharauis deben dar el beneplácito a decisiones como los vuelos a su territorio y también el dictamen de la ONU sobre la gestión del espacio aéreo. Y en paralelo, ha reclamado al Ejecutivo Sánchez «que se informe a esta cámara de cualquier decisión que modifique el statu quo del Sahara».
Ha comenzado su interpelación apuntando que tras el giro inexplicado de Madrid en 2022, cuando pasó a apoyar los planes de Marruecos para el Sahara frente a toda su doctrina anterior, hay motivos de sobra para desconfiar de todo lo que viene sucediendo.

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