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Un estudio subraya la necesidad de un periodismo que defienda los derechos de las mujeres

Un estudio realizado por la investigadora de la UPV/EHU María Gorosarri ha puesto en evidencia la necesidad de un periodismo que defienda los derechos de las mujeres y concluye que la figura de la directora de género no garantiza un periodismo feminista.

María Gorosarri, investigadora de la UPV/EHU que ha analizado las prácticas periodísticas en relación a la mujer.
María Gorosarri, investigadora de la UPV/EHU que ha analizado las prácticas periodísticas en relación a la mujer. (Fernando CASABELLA/UPV/EHU)

La necesidad de un periodismo que defienda los derechos de las mujeres ha sido puesta en evidencia por un estudio de la UPV/EHU realizado por la investigadora María Gorosarri.

Para realizar su trabajo, ha analizado las publicaciones en medios escritos y audiovisuales relevantes en el Estado español en los últimos cinco años, con el objetivo de señalar las prácticas periodísticas que perpetúan el machismo y formular una definición del periodismo feminista.

El análisis ha detectado que el periodismo profesional objetivo reproduce malas prácticas periodísticas, tales como, la sobrerrepresentación de hombres como protagonistas y fuentes principales (hasta alcanzar el 74% en los medios españoles, según el monitoreo de 2020 GMMP) y la falta de aplicación de documentos deontológicos sobre violencia de género.

Gorosarri define el periodismo feminista basándose en la superación de cada uno de los nueve privilegios masculinos definidos por la filósofa Kate Manne.

Entre las resistencias a la igualdad en la práctica periodística, destaca el tratamiento de la violencia contra las mujeres. En titulares como ‘Dos años por mantener relaciones sexuales con una menor inconsciente’, por ejemplo, la investigadora pone de relieve que se erotiza la violencia sexual, ya que no se diferencia entre sexo y agresión.

Además, se ha constatado que el término «presunto» aparece hasta el triple de veces cuando quien denuncia a su pareja es una mujer. Asimismo, en informaciones sobre violencia de género, «se hacen noticias a partir de fuentes vecinales, cuestión que no sucede con otros delitos».

A esto se añade «la sexualización del cuerpo de las mujeres en la mayoría de las imágenes», que la autora relaciona con el privilegio del «control corporal», con especial incidencia en el caso de las deportistas.

La investigación también concluye que la sobrerrepresentación de hombres en las noticias y como fuentes de información reproduce «el privilegio del ‘conocimiento’, ya que son ellos quienes explican el mundo, y el del ‘poder’, porque naturaliza que sean ellos quienes lo ostentan».

«Hacer mejor periodismo»

Gorosarri destaca la necesidad de «hacer un mejor periodismo, más riguroso, para superar la cobertura sexista sobre las mujeres y que incluya una ‘responsabilidad de la crítica’, es decir, no únicamente señalar los obstáculos que impiden la igualdad real de hombres y mujeres, sino atender también al deber constructivo de acercar la visión de una sociedad igualitaria, donde se garanticen efectivamente los derechos legales de las mujeres».

Apunta que algunos medios, como ‘El País’, Eldiario.es, ‘El Correo’ o RTVE han incorporado la figura de la directora de género, responsable de evitar el lenguaje sexista y promover la paridad de protagonistas y fuentes. En opinión de Gorosarri, esta estrategia «no ha resultado suficiente para introducir la perspectiva feminista en la producción periodística, porque deja en manos de una única persona la responsabilidad de toda la redacción».

Además, «se prioriza el criterio personal, en lugar de revisar las prácticas periodísticas del propio medio». De hecho, noticias sobre denuncias por agresión sexual, redactadas incluso por las responsables de género de los medios, «incumplen a veces normas básicas como evitar la identificación de la denunciante y los detalles morbosos, porque precisamente se prioriza apelar a la empatía de la audiencia».

Para la investigadora de la UPV/EHU, «el periodismo feminista no es una lista cerrada de buenas prácticas a seguir, sino una brújula para la redacción y para los medios». Gorosarri propone un periodismo centrado en superar los privilegios de género, de clase y de raza o etnia. «Los y las periodistas feministas tienen el deber de hacer periodismo feminista, es decir, periodismo de calidad que no mire a las mujeres basándose en esquemas sexistas, que asuma como propios los objetivos y estrategias del movimiento feminista, y que desarrolle una visión alternativa de la sociedad», concluye.