«Tiene que haber alianzas más colaborativas, representan mejor a la ciudadanía vasca»
Acaba de ser elegida secretaria de Organización en el congreso del Baluarte, un puesto clave para un «momento dulce» de EH Bildu que, sin embargo, se presenta repleto de retos. Conocida públicamente por el «caso Bateragune», Jacinto es una militante de largo recorrido, con gran instinto político.

Al término del congreso en el Baluarte había cierto sentimiento de euforia. ¿Comparte esa sensación?
Creo que había una ambiente de alegría compartida, que entiendo que está justificado porque son muchos los avances que hemos hecho en los últimos años y eso también hay que celebrarlo.
Ese buen ambiente está justificado porque hemos hecho un congreso en el que es evidente que hay cohesión, tanto en los contenidos políticos como en la ratificación de la dirección. A mí, a nivel personal, todo eso me genera una sensación de responsabilidad por las expectativas que se han generado, y para no fallar.
La imagen de las delegaciones internacionales fue muy potente. Desde una perspectiva antineoliberal y de emancipación, ¿Euskal Herria vuelve a ser una referencia?
Yo creo que no ha dejado de serlo. Lo que sí hemos hecho es proyectarlo. EH Bildu ha conseguido, en ese sentido, lo que otros muchos partidos no han podido hacer estos años: invitar y conseguir que venga gente de diferentes espectros políticos y de diferentes países. Es llamativo: invitamos a Junts, ERC, CUP y vienen todos; a Sumar y Podemos, y vienen… No sé si todo el mundo consigue algo así. Eso en el caso de Catalunya y el Estado español, porque vinieron delegados de otros 41 países. Y, encima, conseguir que todas las delegaciones se fueran muy contentas, primero por el trato, y luego, porque vivieron ese ambiente de alegría, que era contagioso.
El contraste con el momento que vive el PNV es llamativo…
A mí, personalmente, no me gusta mucho hablar de la situación de otros. Sobre todo cuando es evidente que pasan por una crisis. No me gustan las comparaciones, aunque es cierto que ambos estábamos en procesos congresuales y en estas semanas se ha visto cómo el PNV estaba dividiéndose en un proceso interno y, comparado con eso, nosotros vivimos un momento dulce.
Aun así, lo que tenemos que hacer es pensar en nuestro camino, no tanto en lo que hace el resto. No porque no tenga importancia, porque obviamente afecta, pero sería un error poner el foco en lo que hacen los demás. Nuestro foco debe estar en lo que estamos haciendo nosotros.
Las resoluciones han acaparado la atención tras el acto de Iruñea. La primera propone a EH Bai abrir un proceso de debate sobre las dinámicas conjuntas. ¿Qué esperan que dé de sí esa propuesta?
Precisamente, en la ponencia política, hemos colocado en el centro la cuestión nacional. Con EH Bai ya alcanzamos un acuerdo estratégico en 2014. En ese sentido, la propuesta no nace de la nada, hemos trabajado juntos durante los últimos años.
Por ejemplo, venimos de realizar una lectura conjunta del Aberri Eguna de todos estos años, y también en el Día del Euskera. Este año hemos dado un paso muy importante porque hemos convocado la conferencia municipalista juntos por primera vez, con electos de toda Euskal Herria. Hay un montón de cosas que estamos trabajando conjuntamente. Por eso, entendemos que esa reflexión la vamos a hacer juntos y que será fructífera.
Parecía que con el PNV tenían bastante avanzado el tema del nuevo estatus. Tras el cambio de interlocutor, ¿en qué punto queda el camino hecho?
Quiero creer que, a pesar de que cambie el presidente del EBB, el proyecto en este terreno no cambia; quiero pensar que se van a mantener en la misma línea. Nosotros al menos seguiremos trabajando en esa línea con ellos.
En principio, no debería de traer cambios, porque [Andoni] Ortuzar y [Aitor] Esteban defienden el mismo proyecto. Según han dicho, la división no responde a una confrontación entre proyectos, sino de personas. Ahora bien, transmiten una crisis seria y eso hay que gestionarlo.
«Para mí es sorprendente que no se hayan sentado siquiera a analizarla en profundidad y darle la importancia y la relevancia que tiene la propuesta»
La segunda resolución convierte en «solemne» la propuesta de conformar candidaturas nacionales conjuntas en elecciones europeas o estatales. Se dirigen a PNV, Geroa Bai y a la izquierda confederal. ¿Ve posible que entren a un planteamiento así?
Es muy llamativo que se hayan apresurado a quitar credibilidad a la propuesta, a descalificarla. Para mí, es sorprendente que no se hayan sentado siquiera a analizarla en profundidad y darle la importancia y la relevancia que tiene.
En realidad la propuesta no es nueva, al menos la izquierda abertzale lleva décadas trabajando este tema. En Nafarroa ya concurrimos con Podemos y con Geroa Bai al Senado; es decir, ya se han hecho cosas en este sentido.
Lo raro es que otras veces nos han echado en cara que lo planteábamos por electoralismo, que era propaganda. Justamente por eso la estamos haciendo ahora y así, sacándola del contexto electoral y dándole credibilidad. Creo que lo tienen que repensar; la han descalificado sin debatirla. También habría que saber qué hay detrás de esa ansiedad.
Pello Otxandiano leyó la resolución dedicada a establecer una nueva gobernanza y «gobiernos colaborativos». ¿Eso implica un cambio en las alianzas actuales?
Debería. Con esta propuesta demostramos, una vez más, que no somos un partido convencional; demuestra un poco cuál es nuestro ADN.
Entendemos que este país tiene que ser gobernado con gobiernos colaborativos. Eso también se tiene que hacer en los municipios; nosotros gobernamos en un montón de ayuntamientos y tenemos que ser ejemplo de ello, sin duda. Esa ha sido siempre nuestra política, ese es el ADN del que hablaba.
Claro que tiene que haber un cambio en las alianzas. Tienen que ser alianzas más compartidas, más abiertas, más colaborativas. Y creemos que eso, además, representa mejor a la ciudadanía vasca, en general.
«Hay que colaborar sí o sí en políticas sociales; no puede ser que cada gobierno cambie todo y no haya una estabilidad en ámbitos como el sistema educativo o la sanidad»
En política, ¿cómo se decide en qué terreno se compite y en cuáles se coopera?
Más allá de las elecciones, donde habrá que competir, deberíamos lograr el mayor nivel de acuerdo posible para dar estabilidad al país. Por ejemplo, hay que colaborar sí o sí en políticas sociales; no puede ser que cada gobierno cambie todo en ámbitos como el sistema educativo o la sanidad... En temas estructurales tendríamos que ir a lograr acuerdos de país, porque son muy importantes para la ciudadanía.
Hay que hacer juntos parte del camino, pero eso no quiere decir que no vayamos a pelear para ser la alternativa. Nuestro proyecto es transformador y no vamos a renunciar a desarrollarlo, porque para eso nos vota la gente y por eso militamos. Ahí, competiremos. Además, creo que en eso hemos ganado credibilidad, porque todo el tiempo estamos con el pueblo y eso nos da pistas a la hora de tomar decisiones.
Junto con el liderazgo de Arnaldo Otegi, su generación adquiere peso en la nueva estructura. ¿Son el puente entre los líderes históricos y las generaciones más jóvenes? ¿Es su hora?
Es una generación intermedia, que puede ser un puente entre una y otra, pero que no es nueva. Es una generación que tiene mucha experiencia, mucho recorrido. Personalmente, como militante me siento de la misma generación que Arnaldo, porque aunque me lleva 20 años, comparto espacios con él desde los 19. Quizás por eso, no lo he vivido como un cambio generacional.
Pero sí es cierto que ha sido un congreso de consolidación, y hay gente que ha adquirido otro peso. No solo de otra edad, sino gente que viene de otras tradiciones militantes, de otras culturas y perspectivas políticas. Esa es la fortaleza que tiene EH Bildu en este momento, empezando por la dirección y terminando por la gente que está trabajando en los ayuntamientos, en los pueblos, en áreas concretas. Hay un cambio, pero ese cambio está siendo muy natural.
«Nos parece prioritaria la dinámica local. Electoralmente, puedes estar mejor o peor, pero es fundamental tener la base consolidada y teniendo claro a dónde vamos»
Dicen que EH Bildu se está preparando para gobernar en más instituciones, y para eso serán necesarios cuadros políticos, pero en la izquierda independentista siempre han sido importantes también los militantes de base, estar organizados en los pueblos. En ese camino, ¿cómo se equilibran las dos partes para que no cojee ninguna?
Creo que EH Bildu ha demostrado capacidad estos años para desarrollar ambas: a nivel local hemos crecido y también nos preparamos para gobernar. Gobernar requiere una capacidad, una responsabilidad y una visión que nos obliga a ser muy autoexigentes. Queremos acertar en todas las decisiones que tomemos.
Cuando lleguemos a gobernar en esos otros ámbitos, que entiendo que será más pronto que tarde, tenemos que tener cuadros políticos para ese trabajo, pero sobre todo tenemos que tener muy claro que gobernar nos va a suponer tomar decisiones complicadas, gestionar contradicciones y eso requiere un trabajo que empieza ya con nuestra militancia.
Nos parece prioritario el trabajo de cara a la estructura local; las dinámicas locales son una prioridad. A lo mejor otras fuerzas políticas no lo han priorizado lo suficiente y cuando les ha ido bien a nivel electoral no tienen tantos problemas, pero cuando empiezan a venir las vacas flacas esa base es lo que de alguna manera te salva. Es estratégico. Electoralmente, puedes estar mejor o peor, pero es fundamental tener la base consolidada y teniendo claro a dónde vamos.

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