
Adolescentes millonarios con padres apenas visibles, villas mastodónticas, transgresiones y sobre todo droga, excesos: los Estados Unidos de la década de los 80, riquísima, exagerada, sin ningún tipo de preocupación.
Y uno de aquellos representantes como narrador: jovencísimo (pero mayor de edad), trangresor, exagerado, con un estilo personal en todos los sentidos, en la escritura por supuesto, pero también porque muchas de aquellas aventuras las había vivido él mismo.
Bret Easton Ellis, el «malote» de la literatura americana contemporánea, debutaba el 1 de mayo de 1985 con su primera novela, ‘Less than zero’ (‘Menos que cero’), creando un modelo todavía en auge.
«Tocar fondo»
Políticamente incorrectísimo, Bret Easton Ellis, su última obra, ‘The shards’ (‘Los destrozos’), ha sido una especie de vuelta a los orígenes de aquel periodo, con un toque de novela policiaca y mucha autoficción.
Orígenes que fueron definidos como «el retrato de la última generación perdida». Por lo menos así se sentía entonces. En estas cuatro décadas, varias generaciones han sido añadidas y, quizás, también perdidas a su manera. Easton Ellis no ha sido muy pacífico en general con la «modernidad»: leer para creer, puede constatarse en el ensayo ‘White’ (‘Blanco’), de 2019.
La generación de Ellis, que tenía 21 años cuando publicó su novela de estreno y estaba trabajando en ella desde hace mucho tiempo, parece haber sido marcada por un cinismo terrible. El autor de ‘Menos que cero’ es también narrador, v describe su entorno entre estudios (pocos) y fiestas (muchas) sin enseñar casi sentimientos. Es un amontonamiento continuo de futilidades, consumismo emocional que puede provocar hasta molestias físicas al lector.
La generación de Ellis parece haber sido marcada por un cinismo terrible: en ‘Menos que cero’ hay muchas fiestas pero casi nada de sentimientos
Si no es la droga es el sexo, de todo tipo, los personajes mecánicos y sin alma. Jóvenes guapos que no tienen ninguna preocupación porque vienen de familias californianas acomodadas y en algún caso divorciadas. Conducen coches de lujo, ven la recién nacida MTV, se prostituyen, todo en una Los Angeles fría a pesar del calor que se percibe en las paginas. El futuro es algo que no forma parte de sus vidas.
Clay, el protagonista, para pagar una deuda de drogas se vende a adultos para sexo ocasional. Es un curioso tipo que tendría también una novia, Blair, y cuyo máximo objetivo, lo anuncia él mismo, es tan simple como espeluznante: «Tocar fondo». Aniquilarse, desaparecer, como indica en la novela un cartel en la inmensa Sunset Boulevard.
Un protagonista replicable
El modelo creado por Bret Easton Ellis a través de ‘Menos que cero’ ha ido reproduciéndose bastante en sus obras posteriores. Siempre hay una especie de anti-héroe que, con el paso del tiempo, se sitúa cada vez más duramente contra su entorno.
Máxima expresión de esta filosofía será, en ‘American psycho’, el personaje de Patrick Bateman, fanático de la moda y de la forma física, de día operador en Bolsa y de noche asesino. Ahí también habrá cómo una sensación agobiante de amontonamiento, cuando Patrick anota detalladamente las marcas de los vestidos y de los perfumes que se ponen él o la gente que lo rodea.
Máxima expresión de esta filosofía será, en ‘American psycho’, el personaje de Patrick Bateman, de día operador en Bolsa y de noche asesino
Bateman es, desde el punto de vista literario, una versión renovada del Clay de ‘Menos que cero’. Más mayor, ya con un trabajo, pero con la misma superficialidad para con los seres humanos y la vida en general.
No es casualidad que, para crear el personaje del joven y cínico estudiante/prostituto, Bret Easton Ellis se hubiese inspirado en el protagonista de ‘American gigoló’. En esta película de 1980, Julian, interpretado por Richard Gere, en una escena icónica, coloca sobre una cama unas cuantas camisas para elegir la que utilizará en su próxima cita romántica. A él le interesa solamente salir con chicas y mujeres ricas, en una versión no tan falsamente rebelde como la de Clay.
El cine también ha utilizado en varias ocasiones novelas de Bret Easton Ellis para realizar películas, aunque no siempre han salido bien. Por ejemplo, ‘Menos que cero’ fue trasladada a la gran pantalla con Robert Downey, entre otros, en 1987.
Y ‘American psycho’ también fue adaptada al cine. Esta vez sí fue todo un éxito con la interpretación alucinada de Christian Bale como protagonista.
‘Less than zero’ tendría su «segunda parte» en 2005, titulada ‘Imperial bedrooms’, aún más autobiográfica, con el protagonista menos joven y ejerciendo como guionista en Hollywood.
En cualquier caso, el mismo modelo, la misma matriz del personaje que vuelve en diferentes contextos, la misma filosofía «maldita» de fondo. Un modelo que, es evidente, representaba y representa a un cierto milieu social.

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