
Rusos y ucranianos ya celebraron entre febrero y abril de 2022, poco después del inicio de la guerra, negociaciones en la capital turca para poner fin al conflicto. Con todo, esas conversaciones fueron fallidas, ya que Kiev se negó a aceptar las demandas del Kremlin, al considerarlas una capitulación.
Previamente, ambos bandos celebraron cinco rondas de contactos en territorio de Bielorrusia, en la frontera ucraniano-bielorrusa, y en la ciudad turca de Antalya.
Los contactos previos arrancaron el 28 de febrero de 2022, cuatro días después del inicio de la invasión rusa y versaron sin éxito sobre sobre treguas humanitarias pero lograron breves altos el fuego en algunas zonas del frente con el fin de crear corredores para evacuar civiles.
Los ministros de Exteriores de Rusia y Ucrania, Serguei Lavrov y Dmytro Kuleba, se reunieron por primera vez el 10 de marzo en Antalya, Turquía. Las conversaciones duraron dos horas sin que hubiera acuerdo sobre el cese de los bombardeos aéreos sobre el puerto de Mariupol.
Seguidamente, el presidente ruso, Vladimir Putin, se mostró dispuesto a reunirse con su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, aunque solo si era para llegar a un acuerdo.
«Intocables» para Rusia
En vísperas de la primera ronda en Estambul, el negociador jefe ruso, Vladimir Medinski, advertía a Ucrania de que los estatus de la anexionada península de Crimea y de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, cuya independencia fue reconocida por Moscú, eran intocables para Rusia.
El 29 de marzo de 2022, el Palacio de Dolmabahçe de Estambul acogió las negociaciones presenciales entre las delegaciones rusa y ucraniana.
Putin anunció el repliegue de las tropas rusas que se encontraban al norte de Kiev, «un gesto de buena voluntad», algo que Ucrania consideró una derrota en toda regla de Moscú.
Al día siguiente, Lavrov anunció un «progreso significativo» al asegurar que negociadores ucranianos confirmaron «la necesidad de garantizar un estatus no nuclear y al margen de bloques de Ucrania, y su seguridad fuera de los marcos de la Alianza Atlántica». «Ayer, por vez primera en muchos años, las autoridades de Kiev expresaron su voluntad de llegar a un acuerdo con Rusia», añadió Medinski.
Zelenski también calificó de «positivas» las negociaciones, pero subrayó que «no puede haber ni habrá ningún compromiso sobre la soberanía e integridad territorial» de Ucrania. Entre otras cosas, Kiev propuso a Moscú un plazo de 15 años para negociar el estatus de Crimea.
En las siguientes rondas por videoconferencia, rusos y ucranianos acordaron que Ucrania, a cambio de garantías de seguridad de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, aceptaría ser un país neutral, al margen de bloques y sin armas nucleares.
Las negociaciones encallaron cuando, según Ucrania, Rusia presentó nuevas demandas y Kiev denunció matanzas de civiles a manos de soldados rusos en la localidad de Bucha.
Según fuentes ucranianas, el primer ministro británico, Boris Jonhson,habría conminado a Zelenski a levantarse de la mesa.
Kiev aseguró luego que Rusia exigió finalmente lo que, a su juicio, era una práctica capitulación de Ucrania, ya que demandaba reducir el tamaño de su Ejército hasta los 85.000 efectivos; renunciar a ingresar en la OTAN; reconocer la anexión de la península de Crimea y conceder estatus oficial a la lengua rusa.
A cambio, Kiev recibiría garantías de seguridad internacionales, mientras el futuro del Donbass lo abordarían ambos presidentes en negociaciones bilaterales.

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