Mucho más que pasión: River, Boca y los clubes argentinos
En cada partido de River Plate o Boca Juniors miles de hinchas convierten el fútbol en una celebración colectiva, también en el Mundial de Clubes. Pero lo que late tras la pasión es mucho más: en Argentina, los clubes son tejido social, identidad barrial y, a veces, hasta red de contención estatal.

Ocurrió en el pasado Mundial de Qatar y en este Mundial de clubes la escena se repetirá cada vez que jueguen River o Boca. Miles y miles de aficionados llenando los estadios o reunidos en esos encuentros que llaman 'banderazo' y que reflejan la dimensión colectiva que tiene el fútbol argentino. Y sí, por supuesto que hay mucha pasión en la manera que tienen sus aficionados de vivir el fútbol, pero es un fenómeno que va más allá y que tiene que ver con la importancia social que históricamente han tenido los clubes de fútbol en Argentina.
Con más de 300.000 socios, River y Boca son dos de los clubes que mayor masa social mueven en el mundo, doblando a Real Madrid o Barcelona. Pero es que San Lorenzo –hasta ahora equipo de Iker Muniain– se acerca a los 90.000 socios y Newell’s tiene más de 80.000. Athletic, Real u Osasuna no estarían entre los diez clubes con más socios de Argentina.
Pertenencia
No es que todos esos socios vayan a ver cada uno de los partidos de su equipo; en algunos casos no ven uno solo a lo largo de la temporada. Sin embargo, pueden ir todos los días al club a jugar a tenis, a la piscina o dar clases de baile. Porque, en Argentina, los clubes de fútbol son punto de encuentro de familias y amigos; también vertebradores de la vida social de un barrio y eso contribuye a aumentar el sentimiento de pertenencia al club. Así se entiende que, en Buenos Aires, Parque Patricios esté repleto de grafitis y banderas de Huracán, igual que ocurre en Caballito con Ferrocarril Oeste o en Liniers con Vélez Sarsfield. Lo mismo ocurre en Córdoba con Talleres, Instituto o Belgrano, en Rosario con Newell’s y Central o en Santa Fe con Unión y Colón. Y ocurre también con los clubes más pequeños, esos que no tienen equipo en la élite del fútbol argentino.
El pasado mes de marzo, ese sentimiento de pertenencia tuvo su reflejo en las protestas que iniciaron los jubilados después de que el gobierno rechazara una subida del 8% para actualizar las jubilaciones a la inflación. Durante meses se concentraron semanalmente, en protestas con una participación moderada, que solían terminar con cargas policiales. Hasta que esa represión tuvo como victima a Carlos Dawlowfki, jubilado que vestía la camiseta de Chacarita. Las imágenes de la policía agrediendo al hincha del 'Funebrero' generaron una movilización solidaria entre sus hinchas, primero y del resto de clubes, después. En dos semanas, la asistencia a la concentración semanal se multiplicó, repleta de hinchas que vestían la camiseta de su respectivo club y la noticia dio la vuelta al mundo. En esa protesta, el fotógrafo Pablo Grillo quedó en coma después de que una bomba de gas lacrimógeno lanzada por la policía le impactara en la cabeza y hoy en día sigue recuperándose de las graves lesiones sufridas.
De lo que sí están exentos es de la conversión en Sociedades Anónimas Deportivas, porque desde su nacimiento, en muchos casos hace más de cien años, funcionan como asociaciones civiles sin ánimo de lucro
También durante la pandemia se puso en valor el componente social de los clubes. Muchos de ellos ofrecieron sus instalaciones como centros de vacunación y en el peor momento de la crisis sanitaria, abrieron sus puertas para instalar hospitales de campaña que sirvieron de refuerzo al sistema nacional de salud. También funcionaron como comedores populares, en un momento en el que había dificultades para conseguir un plato de comida. No es exagerado decir que, en ocasiones, los clubes de fútbol han cubierto un espacio que le correspondía al Estado argentino.
Asociaciones civiles
Este fuerte componente social de los clubes, sin embargo, no los ha excluido de ser vaciados económicamente. Ahí están los casos de Colón, Newell’s o los más conocidos de River e Independiente y los ejemplos son innumerables a lo largo de todo el país. De lo que sí están exentos es de la conversión en Sociedades Anónimas Deportivas, porque desde su nacimiento, en muchos casos hace más de cien años, funcionan como asociaciones civiles sin ánimo de lucro. Eso garantiza que los socios puedan elegir a las personas que van a dirigir el club. Y si en las últimas elecciones a la presidencia del Athletic, 23.000 socios ejercieron su derecho al voto, en 2023 Riquelme alcanzó la presidencia de Boca Juniors gracias al apoyo de 46.000 socios.

A lo largo de la historia ha habido intentos de introducir el modelo de las Sociedades Anónimas, pero, hasta ahora, todas han fracasado. Ocurrió en tiempos de Menem, en una maniobra liderada por el entonces presidente de Boca Juniors, Mauricio Macri, pero la AFA (Asociación del Fútbol Argentino) rechazó la propuesta. Ocurrió de nuevo siendo Macri presidente del país y la propuesta volvió a fracasar. Y la iniciativa se ha recuperado con el gobierno de Milei, rechazada, una vez más, por la AFA, aunque dejando una vía abierta para que los clubes se financien a través de inversores externos al fútbol.
Estudiantes, presidido por la 'Bruja' Verón, ha sido el más interesado en explorar esta vía y llegó a un acuerdo con el empresario estadounidense Foster Gillett, que a principios de año invirtió 10 millones de dólares para reforzar la plantilla. Sin embargo, los desencuentros con el empresario fueron en aumento y a día de hoy, no hay relación entre ambas partes, mientras que Gillett ha sido denunciado por estafa por River Plate.
En el Mundial de clubes volverán a verse imágenes de hinchas de Boca o de River llenando estadios, cantando y ondeando banderas. Detrás de toda esa pasión también hay un modelo de organización deportiva; porque la Argentina campeona del mundo en Qatar tenía a jugadores del Manchester United, Paris Saint Germain o Juventus, pero todos ellos habían salido de un club de barrio, sea el Grandoli de Rosario, Liniers de Bahía Blanca o el Club Atlético Calchín.
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