
Recortes en la sanidad pública, no sustituir a un tercio de los funcionarios que se jubilen y una congelación de los sueldos públicos y jubilaciones son tres de las medidas que el primer ministro francés, François Bayrou, ha presentado hoy en París como solución al sobreendeudamiento del Estado francés, que ha calificado como «una maldición» que ha llevado incluso a convertirlos en «un país pesimista». Según ha subrayado, cada segundo la deuda francesa se incrementa en 5.000 euros y llevan 50 años con un presupuesto deficitario.
Actualmente, el Estado francés tiene una deuda equivalente al 114% del PIB (3,35 billones de euros), que se incrementa de año en año. El objetivo de Bayrou es frenar ese ascenso continuo y lograr un escenario cercano al equilibrio. Para ello, el primer paso es reducir el gasto del Estado en 43.800 millones de euros para el año 2026. Y continuar por la misma senda los siguientes años.
El Ejército no se toca
El primer ministro francés ha dejado claro que los recortes presupuestarios no afectarán al Ejército «para poder garantizar nuestra soberanía y seguridad» en un contexto mundial marcado por guerras y tensiones económicas.
Para reducir el gasto del Estado, Bayrou, que ha proclamado que «todo el mundo debe participar en el esfuerzo», ha propuesto medidas como la no sustitución de un tercio de los trabajadores públicos que se jubilen este año, haciendo mención especial al profesorado.
Junto a ello, también ha planteado vender «patrimonio improductivo del Estado» y participaciones en empresas sin perder su influencia en las mismas.
«Gastamos el doble de medicamentos que Alemania y no creo que tengamos mejor salud», ha ironizado el primer ministro
Uno de los ámbitos a los que más tiempo ha dedicado Bayrou en su discurso ha sido a los recortes en sanidad, cifrados en unos 5.000 millones de euros para el año que viene. «Es responsabilidad de todos bajar el gasto sanitario», ha subrayado. Así, ha anunciado que se ahorrará en medicamentos. «Gastamos el doble de medicamentos que Alemania y no creo que tengamos mejor salud», ha señalado.
En este sentido, ha avanzado que se bajará a cien euros la franquicia de los medicamentos, que se controlarán las radiografías y los escáneres, que habrá un mayor rigor a la hora de aceptar bajas y que se reforzará la prevención y la vacunación. «Tres cuartos de los hospitalizados por gripe estaban sin vacunar», ha señalado.
«Año en blanco»
Bayrou quiere ahorrar otros 7.000 millones de euros con la medida del «año en blanco», que básicamente es una manera de llamar a una congelación de los salarios públicos y las jubilaciones. «En 2026 se cobrará lo mismo que en 2025. Ni más ni menos», ha explicado, por si había dudas.
El primer ministro ha enmarcado este recorte en la «necesidad de que todos contribuyamos al esfuerzo nacional» y ha añadido que la congelación no será tan dolorosa, ya que la inflación prevista en el Estado francés es del 1%.
Junto a ello, Bayrou ha añadido que serán «intransigentes» con el fraude y que eliminarán las ventajas fiscales de las jubilaciones de profesionales cualificados. También ha avanzado que se exigirá una mayor contribución a las grandes fortunas.
Dos días menos de fiesta
El plan de Bayrou para reducir la deuda ha venido acompañado de otro complementario para aumentar la producción francesa. Si se aumenta la base, el porcentaje de la deuda sobre el PIB, sería más bajo. Estadística pura.
La idea de Bayrou es que «hay que trabajar más». Para ello, su plan incluye la idea de eliminar dos días festivos del calendario laboral. Concretamente, serían el Lunes de Pascua y el 8 de mayo, la celebración de la victoria ante los nazis.
Junto a ello, Bayrou quiere que más personas trabajan, considerando que «no es lógico» que en la situación actual en el Estado francés haya un paro del 8%. Con este objetivo, ha propuesto simplicación burocrática y ayudas en materia energética y financiera a las empresas.
Sin mayoría suficiente
Bayrou ha comparecido presentando al Estado francés en una encrucijada histórica en la que se está jugando su futuro. «El momento de la verdad», rezaba el lema colocado a su espalda.
A continuación, ha tenido que reconocer que no fue elegido en las urnas para ser primer ministro «sino por el azar o el destino». O por el dedo de Emmanuel Macron para bloquear a la izquierda.
También ha reconocido que no tiene en la Asamblea Nacional mayoría suficiente «para afrontar» este plan. Ante ello, ha insistido en que «estamos en un momento crítico y aunque vamos tarde, aún estamos a tiempo de actuar».
Rechazo de la oposición
«Bayrou lleva al máximo absurdo la política macronista: destruir el Estado y los servicios públicos para dejar paso al mercado», ha denunciado Jean-Luc Mélenchon, el líder de La France Insoumise.
Por ello, Mélénchon llamó a echar a Bayrou del Gobierno porque es «urgente terminar con el macronismo».
El líder de los diputados del PS, Boris Vallaud, ha calificado las medidas de Bayrou de «brutales e inaceptables».
Marine Le Pen, la líder de la formación ultraderechista Rassemblement National, ha apuntado incluso la posibilidad de presentar una moción de censura contra Bayrou y le ha acusado de «no incluir el coste de la inmigración» en sus cuentas.

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