«Organismos de zonas tropicales van a proliferar aquí enormemente»
Invisible pero temida, la microalga tóxica Ostreopsis, síntoma del cambio global en nuestros océanos, centra la investigación científica en la costa vasca en el marco del proyecto Ostreobila. Uno de sus coordinadores, Rodolphe Lemée, ha pasado por Lapurdi y hecho balance para ‘Mediabask’.

Con motivo de la conferencia impartida en Hendaia este jueves, ‘Mediabask’ ha entrevistado a Rodolphe Lemée, investigador en el laboratorio de oceanografía de Villefranche-sur-Mer (Alpes-Maritimes), para comprender los mecanismos de expansión de la microalga Ostreopsis, que se ha hecho notar en la costa vasca (tanto en Lapurdi como en Donostia) en los últimos meses, generando inquietud.
¿Puede rastrear el recorrido de Ostreopsis hasta la costa vasca?
Hace 30 años solo existía en los trópicos. Pero desde hace poco más de 20 años, estas especies –unas diez en total– han ampliado su área de distribución en los hemisferios Norte y Sur. Se trata de una expansión vinculada especialmente al aumento de la temperatura de las aguas. En 2019, Ostreopsis Siamensis, la menos nociva, ya es detectada en las costas del País Vasco. Dos años después, aparecen intoxicaciones relacionadas con la presencia de Ostreopsis Ovata. Su presencia en la costa es entonces demostrada por investigadores.
¿Qué papel desempeña usted en el proyecto europeo transfronterizo Ostreobila, llevado a cabo por el Grupo de Interés Científico (GIS) del litoral vasco?
Intentamos determinar los parámetros ambientales que permiten el desarrollo de estas dos especies, de modo particularizado. Este año, varios investigadores, estudiantes de doctorado e ingenieros del laboratorio de oceanografía se están turnando de junio a septiembre en Erromardie (Biarritz), donde realizan muestreos durante la marea baja. En comparación con el año anterior, intentamos limitar nuestra exposición ya que no sabemos cuál será el impacto a medio o largo plazo de Ostreopsis. Las toxinas en las células, el agua y los aerosoles también se están estudiando para analizar los efectos en la salud humana.
Además del aumento de las temperaturas, ¿qué factores ambientales favorecen la proliferación de Ostreopsis?
Hay muchas cosas en proceso de análisis en el marco del proyecto Ostreobila. Hemos empezado hace año y medio, pero el tiempo de la ciencia es largo. Estamos tratando de entender qué factores –nitrógeno u otros nutrientes– pueden tener un efecto en el desarrollo de Ostreopsis. No se ha establecido ninguna correlación directa con las llegadas de aguas residuales, por ejemplo. Lo único que se puede decir es que este microorganismo prolifera en mayor cantidad cuando está cerca de las grandes aglomeraciones. En cuanto a las corrientes marinas, la marea juega un papel que aún no hemos comprendido del todo. Entre las horas cambiantes y los diferentes coeficientes, todo se complica. Lo que es seguro es que le gusta proliferar a poca profundidad, y donde hay rocas.
¿Puede detallar las consecuencias sobre los ecosistemas marinos?
En el Mediterráneo, en varios lugares ha habido una gran mortalidad de invertebrados marinos donde había proliferaciones de Ostreopsis. Este es un hallazgo del que no somos responsables, pero que está confirmado también en la costa vasca. Se han planteado dos hipótesis: o bien las toxinas de Ostreopsis se acumulan en la cadena alimentaria y afectan directamente a los organismos, o bien la falta de oxígeno provocada es la causa de su mortalidad. Pruebas de laboratorio también han mostrado el efecto nocivo en las larvas de ostra.
¿Podemos considerar a Ostreopsis como una señal de alerta de los cambios ecológicos venideros?
En un máximo de 20 años, veremos llegar otra especie de microalga, llamada Gambierdiscus. Es la causa de la intoxicación alimentaria no bacteriana más común en la Tierra: la ciguatera. Sus toxinas se acumulan a medida que avanzan en la cadena alimentaria. Sensaciones de calor y frío, temblores o picor son algunos de los síntomas, que pueden durar varios días. Llegaron a las Canarias hace más de diez años y su presencia ha sido observada recientemente en el Mediterráneo. En el futuro, una gran cantidad de organismos de las zonas tropicales van a proliferar en las zonas templadas.

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