Según ha podido saber BDZ Euskal Herria, la empresa AMC Mecanocaucho, con sede en Asteasu, ha puesto fin a sus relaciones comerciales con Elbit Systems, el mayor fabricante de armas de Israel y principal proveedor del Ejército de ocupación (IDF). Según datos del movimiento BDS, Elbit Systems produce cerca del 80% de las armas y equipos militares utilizados por las fuerzas terrestres israelíes.

Tal y como informó el periódico irlandés ‘The Ditch’, el 11 de septiembre de 2025, AMC Mecanocaucho llegó a enviar hasta 485 kilogramos de soportes antivibración, componentes habitualmente utilizados en motores y vehículos, a la planta de guerra electrónica de Elbit Systems en Holon (Israel). 

El cargamento partió en un vuelo de DHL desde el Aeropuerto de Gasteiz hacia Leipzig (Alemania) el 12 de septiembre, desde donde fue trasladado a Tel Aviv.

Respuesta

En su respuesta oficial a ‘The Ditch’, AMC Mecanocaucho ha proporcionado los detalles sobre aquel envío y su postura. Desde la empresa defienden el envío del año pasado clasificado bajo el código TARIC 4016.99.91.90 (artículos de caucho), argumentando que en esa fecha «no existía ningún embargo español sobre las exportaciones a Israel».

Del mismo modo, reconocen que sus productos (soportes antivibración y piezas de caucho-metal) se venden para diversas aplicaciones y que la empresa israelí (Elbit Systems) no les reveló «el uso final específico».

Sin embargo, la compañía ha declarado que, a partir de la entrada en vigor del embargo del Estado español (Real Decreto-ley 10/2025) el 23 de septiembre de 2024, «no tiene envíos pendientes o futuros a Israel».

Al mismo tiempo, AMC Mecanocaucho ha anunciado que han decidido «dejar de vender productos a Israel, sin importar la actividad del potencial cliente».

Tras la denuncia pública, y la confirmación de AMC Mecanocaucho de que cesará sus ventas, desde BDZ Euskal Herria consideran esta decisión «una victoria de la solidaridad internacionalista». Además de ello, BDZ ha subrayado que cada empresa que rompe con el apartheid israelí «demuestra que la presión popular funciona».