
El presidente de EEUU, Donald Trump, y los jefes de Estado de Egipto, Abdelfatah al-Sisi; de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, firmaron en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij el acuerdo que estipula el alto el fuego en la Franja de Gaza, con una treintena de líderes mundiales que sirvieron como troupe para un homenaje que Trump se dedicó a sí mismo.
«Fue un gran obstáculo. Pero todo salió tan bien que nadie podía creer que estuviéramos aquí, certificando y terminando todo, y todos estuvieran contentos. Nunca antes había visto tanta felicidad», afirmó el presidente de EEUU.
No dejó de lanzarse elogios a sí mismo y al acuerdo alcanzado –«el más grande y complejo en el lugar que podría provocar la Tercera Guerra Mndual».
Su discurso inconexo y lleno de exageraciones también incluyó elogios para sus aliados, que le rindieron pleitesía –con Al Sisi a a la cabeza. en una sucesión de saludos, siempre con Trump comonprotagonista.
«La guerra de Gaza ha terminado», sentenció, un hito que según sus propias palabras parecía «impensable», y fue más allá al augurar que marcará «un nuevo comienzo para todo Oriente Próximo».
Además, sugirió que habrá nuevas adhesiones a los Acuerdos de Abraham de países árabes para normalizar relaciones con Israel, para alejarlo del aislamiento.
Sostuvo que la segunda fase del acuerdo de paz en Gaza «ha comenzado». A su juicio, ahora corresponde «restaurar lo básico» y avanzar en la reconstrucción, para lo cual la Franja debe estar «desmilitarizada», en referencia solo al desarme de la resistencia palestina.
«Quizás lo más fácil», señaló Trump, una bravuconada que contradice la dificultad de una paz real en una situación de ocupación brutal, y en la que se abren grandes incógnitas sobre el gobierno de Gaza, la participación de los palestinos, la presencia de la ocupación o el desarme de la resistencia.
Netanyahu, vetado
La presencia del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, apenas pasó de comparsa de un acto en el que la decisión de los palestinos no fue la prioridad.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, cuya participación se había anunciado, justificó su ausencia con la excusa de una celebración religiosa. En realidad, su presencia fue vetada por numerosos países que presionaron a Egipto para impedir que asistiera a la cumbre, entre ellos Turquía, Irak, Sudáfrica y el Estado español.
Además, grupos egipcios barajaban acudir a los tribunales para buscar la detención del primer ministro israelí por la orden de arresto del Tribunal Penal Internacional.
A pesar de los esfuerzos de Trump, Israel no se deshace de su imagen de Estado paria y muchos líderes rechazan aparecer dando un apretón de manos a Netanyahu.
El primer ministro israelí ya tuvo oportunidad de agradecer a Trump ser «el mejor amigo que ha tenido Israel».
A su vez, el presidente de EEUU aplaudió «la victoria» de Israel en Gaza y se jactó de haber contribuido a ella con la gran cantidad de armas que ha proporcionado.
«Bibi Netanyahu me llamó muchísimas veces pidiéndome armas de las que ni siquiera había oído hablar, pero las trajimos aquí, ¿verdad? Las usaste muy bien», confesó Trump, que consideró el acuerdo sobre Gaza una victoria de Israel.
«Ha ganado todo lo que podía por la fuerza de las armas. Hamas será desarmado y la seguridad de Israel ya no se verá amenazada de ninguna manera», sostuvo.
Trump incluso se permitió pedir el indulto para Netanyahu en las causas judiciales por corrupción.
Expulsados
Dos diputados de la coalición Hadash Taal fueron expulsados del Parlamento israelí al interrumpir a Trump con gritos y pancartas con el texto «¡Reconoced a Palestina!».

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